The Equalizer/ El
protector (Fuera de concurso)
El
que fuera el film encargado de inaugurar la sección oficial del Zinemaldia también
resultó ser, desgraciadamente, uno de los más decepcionantes. Ni el charme de
Denzel Washington es capaz de rescatar un film plagadito de tópicos y de
personajes nulamente desarrollados, hipertestosteróneo,
excesivamente largo, y (para que lo vamos a negar) con cierto aroma a rancio. Los
80 han pasado y ver a un Chuck Norris más “repartiendo estopa a diestro y
siniestro”, simplemente porque si, ya no entusiasma ni convence a (casi) nadie.
Autómata
Si
la película de Gabe Ibañez fuera el estudiado producto de marketing de un grupo
de “tíos Gilito” retorciéndose el bigote, no resultaría difícil admitir que se
trata de un trabajo fallido. Pero nos encontramos ante una película escrita y
hecha con pasión quijotesca, un producto realizado con “sangre, sudor y
lágrimas”, por lo tanto, las fobias e iras encendidas que ha despertado, además
de desproporcionadas, parecen casi un acto de deslealtad. Y es que no todo es
malo en Autómata. Su primera
parte resiste con dignidad ante sus múltiples influencias y comparaciones
negativas, y tiene sus momentos, además de una parte técnica y artística
notable. No es un buen film, pero a menudo la cartelera nos ofrece películas
mucho peores que, sin embargo, cosechan muchos menos silbidos. Mención aparte merece el momento Melanie Girffith. Impagable.
The Casanova variations
¿Qué
es The
Casanova Variatons? Sus propios responsables no están seguros y el
público lo tiene menos claro aún. Aunque nos aseguran que se trata de un film,
estas variaciones casanoviles más bien parecen un pomposo y pseudointelectual
ejercicio de estilo. A veces entretiene,
divierte o sorprende, pero la mayor parte de su metraje resulta pesado, vacío y
aburrido. Siempre es un placer reencontrarse con John Malkovich, y más aún si
el personaje que interpreta le va como anillo al dedo, pero a la hora de
metraje, ya nos habíamos cansado de su aparentemente original representación
dentro de una representación, de sus mutantes personajes y de sus cambios de
tiempos, escenarios y estilos. Agradecemos el esfuerzo, Casanova, pero no nos
ha conquistado en esta ocasión.
La voz en off
La
tercera película del director chileno Cristián Jiménez rebosa frescura,
franqueza y sencillez. Posee algo, cierto encanto cotidiano que logra que se le
perdonen, incluso, las no pocas veces que el público tuvo que recurrir a los
subtítulos en inglés. Sus personajes están bien definidos y consigue, por
momentos emocionar y divertir al espectador, pero, en conjunto, resulta
demasiado pequeñita, demasiado simple, como si todo lo que tuviera que decir
(que no es poco) lo pronunciara con la boca pequeña. Aunque, eso sí, posee el
final más bonito y redondo de todos los films presentados en competición. Más
que correcta.
Félix et Meira
Había
un material interesante y potente en esta love story entre una oprimida judía
ortodoxa, casada y madre de una niña pequeña y un desorientado
franco-canadiense. Explora temas como las expectativas románticas vs realidad,
y la disyuntiva entre la (asfixiante) comodidad de la zona de confort y la
inquietud del riesgo, todo desde una óptica pretendidamente feminista. En
Toronto gustó bastante (se llevó el premio a la mejor película canadiense),
pero en Donosti no pudimos evitar sentirnos frustrados ante su falta de
personalidad y garra, su vocación telefilmera y su abuso de subrayados y
lugares demasiado comunes.
Tigers
Danis
Tanović, director de películas tan notables como No man’s land o Cirkus
Columbia, cae en el panfletismo telefilmil más descarado y descafeinado
en su particular denuncia contra el mal uso de la leche de fórmula en los
países subdesarrollados. Aunque el leitmotif sea desconocido y necesario (y,
por consecuente, muy cinematográfico), la forma, además de nada creíble y
plagadita de tópicos, resulta muy poco atractiva. Tigers es populista hasta
el coma diabético. Un buen material desperdiciado. Una pena.
Murieron por encima de
sus posibilidades (Fuera de concurso)
Comienza
bien lo último de Isaki Lacuesta. Arranque prometedor y unos títulos de crédito
a ritmo de la genialmente escogida Hay un
hombre en España. Sin embargo, tras la icónica canción de Astrud todo cae
irremediablemente en picado. Ni la impresionante colección de cameos ni la
complicidad que, a priori, podría despertar un film centrado en nuestra actual
crisis galopante, salvan los muebles de un film desagradable, demagogo, chillón,
sin un atisbo de gracia, originalidad, rabia o chispa. Murieron pretende ser
provocador por encima de todo, pero sólo consigue acabar resultando
dolorosamente intragable.
En chance til /A second chance
Érase
una vez una película flageladora, de esas en los que los personajes no sólo
sufren muchísimo y en crescendo una serie de calamidades que empujarían al
suicidio al más zen, sino que incluso puedes ver la mano del director/a, látigo
en mano, mientras grita: ¡más, más, máaaaaas! A Susanne Bier le encantan las
familias disfuncionales que lo pasan fatal. Madre, padre, tierno infante, tío
abuelo segundo, lo mismo da; en sus películas, lloran hasta las flores de
plástico. Si, como yo, no soportas el sadismo efectista y las vueltas de tuerca
tan forzadas que chirrían, no disfrutarás este film. Sin embargo, contiene
elementos destacables (e, incluso, salvables). Por ejemplo, un entregado Jaime
Lannister… (perdón, Nikolaj Coster-Waldau), que demuestra algo que pocas veces
se ve en pantalla, bien sea grande o pequeña: que el amor paternal XXL existe y
que no sólo las madres tienen la exclusiva del “todo por mi hijo”.
Vie sauvage
Un
padre y sus dos hijos pequeños rompen con todo y todos y deciden vivir en plena
naturaleza, alimentarse de sus esclavos animales (o lo que cacen) y dormir bajo
las estrellas. Basada en hechos reales, esta fantasía “hippie” (¡ja!), aunque
digna y sólida, nos plantea, una vez más, la disyuntiva entre nuestro “yo
animal” y nuestro “yo civilizado” (además de la de “incomoda libertad-cómoda
dependencia”). Definido por algún crítico como “cuento moralizante sobre la
sociedad capitalista”, esta supuesta vida salvaje, en realidad, ni deja arañazos
ni nos obliga a “limpiar telarañas”. Correcta.
Samba (Fuera de concurso)
El
tándem Nakache-Toledano ha intentado aprovechar descara y miserablemente el
éxito de Intocable y, de la mano de Omar Sy, su carismático protagonista
(again), se han sacado de la manga Samba. El desaguisado, tristemente,
fracasa lo mires por donde lo mires: no se sostiene ni como fabula social, ni
como historia de amistad-solidaridad, ni como love story (ni como película prozac o buenrrollista). El espectador
observa, atónito, que su trama resulta tan artificiosa (y poco creíble), tan
alargada e insultantemente manipuladora, que su única esperanza es que el
suplicio acabe lo antes posible, sin éxito (dura 115 min). Si te gustó Intocable
es bastante posible que odies Samba.
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