20 February 2015

Especial Zinemadia 62 (Sección Oficial): El cine correcto y/o regulero que vendrá




The Equalizer/ El protector (Fuera de concurso)

El que fuera el film encargado de inaugurar la sección oficial del Zinemaldia también resultó ser, desgraciadamente, uno de los más decepcionantes. Ni el charme de Denzel Washington es capaz de rescatar un film plagadito de tópicos y de personajes nulamente desarrollados,  hipertestosteróneo, excesivamente largo, y (para que lo vamos a negar) con cierto aroma a rancio. Los 80 han pasado y ver a un Chuck Norris más “repartiendo estopa a diestro y siniestro”, simplemente porque si, ya no entusiasma ni convence a (casi) nadie.




Autómata

Si la película de Gabe Ibañez fuera el estudiado producto de marketing de un grupo de “tíos Gilito” retorciéndose el bigote, no resultaría difícil admitir que se trata de un trabajo fallido. Pero nos encontramos ante una película escrita y hecha con pasión quijotesca, un producto realizado con “sangre, sudor y lágrimas”, por lo tanto, las fobias e iras encendidas que ha despertado, además de desproporcionadas, parecen casi un acto de deslealtad. Y es que no todo es malo en Autómata.  Su primera parte resiste con dignidad ante sus múltiples influencias y comparaciones negativas, y tiene sus momentos, además de una parte técnica y artística notable. No es un buen film, pero a menudo la cartelera nos ofrece películas mucho peores que, sin embargo, cosechan muchos menos silbidos. Mención aparte merece el momento Melanie Girffith. Impagable. 




The Casanova variations

¿Qué es The Casanova Variatons? Sus propios responsables no están seguros y el público lo tiene menos claro aún. Aunque nos aseguran que se trata de un film, estas variaciones casanoviles más bien parecen un pomposo y pseudointelectual ejercicio de estilo.  A veces entretiene, divierte o sorprende, pero la mayor parte de su metraje resulta pesado, vacío y aburrido. Siempre es un placer reencontrarse con John Malkovich, y más aún si el personaje que interpreta le va como anillo al dedo, pero a la hora de metraje, ya nos habíamos cansado de su aparentemente original representación dentro de una representación, de sus mutantes personajes y de sus cambios de tiempos, escenarios y estilos. Agradecemos el esfuerzo, Casanova, pero no nos ha conquistado en esta ocasión. 




La voz en off

La tercera película del director chileno Cristián Jiménez rebosa frescura, franqueza y sencillez. Posee algo, cierto encanto cotidiano que logra que se le perdonen, incluso, las no pocas veces que el público tuvo que recurrir a los subtítulos en inglés. Sus personajes están bien definidos y consigue, por momentos emocionar y divertir al espectador, pero, en conjunto, resulta demasiado pequeñita, demasiado simple, como si todo lo que tuviera que decir (que no es poco) lo pronunciara con la boca pequeña. Aunque, eso sí, posee el final más bonito y redondo de todos los films presentados en competición. Más que correcta.




Félix et Meira

Había un material interesante y potente en esta love story entre una oprimida judía ortodoxa, casada y madre de una niña pequeña y un desorientado franco-canadiense. Explora temas como las expectativas románticas vs realidad, y la disyuntiva entre la (asfixiante) comodidad de la zona de confort y la inquietud del riesgo, todo desde una óptica pretendidamente feminista. En Toronto gustó bastante (se llevó el premio a la mejor película canadiense), pero en Donosti no pudimos evitar sentirnos frustrados ante su falta de personalidad y garra, su vocación telefilmera y su abuso de subrayados y lugares demasiado comunes.




Tigers

Danis Tanović, director de películas tan notables como No man’s land o Cirkus Columbia, cae en el panfletismo telefilmil más descarado y descafeinado en su particular denuncia contra el mal uso de la leche de fórmula en los países subdesarrollados. Aunque el leitmotif sea desconocido y necesario (y, por consecuente, muy cinematográfico), la forma, además de nada creíble y plagadita de tópicos, resulta muy poco atractiva. Tigers es populista hasta el coma diabético. Un buen material desperdiciado. Una pena.




Murieron por encima de sus posibilidades (Fuera de concurso)

Comienza bien lo último de Isaki Lacuesta. Arranque prometedor y unos títulos de crédito a ritmo de la genialmente escogida Hay un hombre en España. Sin embargo, tras la icónica canción de Astrud todo cae irremediablemente en picado. Ni la impresionante colección de cameos ni la complicidad que, a priori, podría despertar un film centrado en nuestra actual crisis galopante, salvan los muebles de un film desagradable, demagogo, chillón, sin un atisbo de gracia, originalidad, rabia o chispa. Murieron pretende ser provocador por encima de todo, pero sólo consigue acabar resultando dolorosamente intragable. 




En chance til /A second chance

Érase una vez una película flageladora, de esas en los que los personajes no sólo sufren muchísimo y en crescendo una serie de calamidades que empujarían al suicidio al más zen, sino que incluso puedes ver la mano del director/a, látigo en mano, mientras grita: ¡más, más, máaaaaas! A Susanne Bier le encantan las familias disfuncionales que lo pasan fatal. Madre, padre, tierno infante, tío abuelo segundo, lo mismo da; en sus películas, lloran hasta las flores de plástico. Si, como yo, no soportas el sadismo efectista y las vueltas de tuerca tan forzadas que chirrían, no disfrutarás este film. Sin embargo, contiene elementos destacables (e, incluso, salvables). Por ejemplo, un entregado Jaime Lannister… (perdón, Nikolaj Coster-Waldau), que demuestra algo que pocas veces se ve en pantalla, bien sea grande o pequeña: que el amor paternal XXL existe y que no sólo las madres tienen la exclusiva del “todo por mi hijo”.




Vie sauvage

Un padre y sus dos hijos pequeños rompen con todo y todos y deciden vivir en plena naturaleza, alimentarse de sus esclavos animales (o lo que cacen) y dormir bajo las estrellas. Basada en hechos reales, esta fantasía “hippie” (¡ja!), aunque digna y sólida, nos plantea, una vez más, la disyuntiva entre nuestro “yo animal” y nuestro “yo civilizado” (además de la de “incomoda libertad-cómoda dependencia”). Definido por algún crítico como “cuento moralizante sobre la sociedad capitalista”, esta supuesta vida salvaje, en realidad, ni deja arañazos ni nos obliga a “limpiar telarañas”. Correcta.




Samba (Fuera de concurso)

El tándem Nakache-Toledano ha intentado aprovechar descara y miserablemente el éxito de Intocable y, de la mano de Omar Sy, su carismático protagonista (again), se han sacado de la manga Samba. El desaguisado, tristemente, fracasa lo mires por donde lo mires: no se sostiene ni como fabula social, ni como historia de amistad-solidaridad, ni como love story (ni como película prozac o buenrrollista). El espectador observa, atónito, que su trama resulta tan artificiosa (y poco creíble), tan alargada e insultantemente manipuladora, que su única esperanza es que el suplicio acabe lo antes posible, sin éxito (dura 115 min). Si te gustó Intocable es bastante posible que odies Samba.



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