13 November 2013

10 motivos de peso para ver Blackfish



1- En este interesantísimo y reflexivo documental de Gabriela Cowperthwaite se narra con mimo, honestidad y un toque de suspense la historia más escalofriante, dolorosa y cruda del año: la de Tilikum, una orca macho separada brutalmente de su familia a los dos años, convertida, contra su voluntad, en prisionera y payaso de acuario en SeaWorld, sufridora de todos los traumas que pueden ocasionar 30 años de prisión (en una “caja de zapatos”), y asesina de 3 humanos (accidentes fatales que, tras ver el documental, y teniendo en cuenta las circunstancias, incluso resultan pocos).
 
2- Blackfish no es un documental orientado a antiespecistas, ecologistas o personas sensibilizadas con el sufrimiento/abuso animal, sino que está narrado desde el punto de vista de una no experta en la materia y dirigido a toda clase de públicos. La propia directora era una asidua asistente a SeaWorld (junto a sus hijos), hasta que la muerte de la entrenadora de orcas Dawn Brancheau, la última víctima de Tilikum, unida a las sospechosas y muy dudosas explicaciones por parte del famoso parque acuático (aseguraban que la ballena atacó a su entrenadora, supuestamente, porque llevaba una coleta en lugar del pelo recogido), sobrecogieron e intrigaron hasta tal punto a la directora, que sintió la necesidad de investigar qué se cocía realmente en el famoso delfinario de Florida. El resultado de sus investigaciones creció y creció hasta convertirse en Blackfish.
 

 
 
3- Este imprescindible documental no es sólo una denuncia contra SeaWorld o contra los parques acuáticos y el uso y abuso de los cetáceos en cautividad, sino que es un contundente y muy persuasivo alegato contra el maltrato, cautiverio y explotación circense de TODOS LOS ANIMALES (salvajes o no) para frívolo e innecesario entretenimiento humano.
 
4- Blackfish es tan potente y reivindicativo como instructivo. Puede que no resulte excesivamente original en su forma, pero tanto sus (algunas durérrimas) imágenes como la información que en él se maneja, se quedarán grabados a fuego en la mente del/a espectador/a, que saldrá del cine, no sólo indignadx y conmovidx, sino con la sensación de haberse convertido en casi un expertx en las orcas y su vida en cautividad.
 

 
 
5- No es posible tacharlo de sensiblero, maniqueo o partidista, los hechos que narra son objetivos y fácilmente contrastables. Tanto biólogxs marinos y activistas, como antiguxs entrenadores y cazadores de orcas (casi todxs arrepentidos y reconvertidxs en activistas) tienen hueco y voz en Blackfish. La única voz que falta, por deseo propio, es la que no tiene argumentos para defenderse: SeaWorld.
 
6- Tu visión sobre las orcas cambiará por completo. Olvidarás todas las películas y documentales sobre terribilis orcas asesinas, y descubrirás, por ejemplo, que la única forma de “entrenarlas” es a base de dietas insuficientes y crueles castigos (haciéndoles pasar hambre); el porqué de que todas las orcas en cautividad viven menos (y los machos tengan la aleta dorsal torcida), o el motivo por el que no atacan a los humanos cuando están en libertad.
 
 
 

7-  Es una invitación al activismo, la acción y la lucha contra el especismo*. Nunca volverás a pisar un parque acuático y si, como en mi caso, hace tiempo que los boicoteas, te asegurarás de que todo tu microcosmos, no sólo también lo haga, sino de que vea este documental.
 
8-  ¿Por qué un animal tan sumamente frustrado y potencialmente agresivo como Tilikum es mantenido en cautividad a pesar del posible daño que puede causarse, tanto a sí mismo como a los humanos con los que interactúa? Básicamente, porque sirve como gran máquina de esperma (las imágenes grotescas en las que se muestra “la extracción” me acompañarán durante mucho tiempo en mis pesadillas). Además, el historial de agresividad de todos los animales del parque se esconde miserablemente a sus entrenadorxs, convirtiéndolos en la otra víctima. Por lo tanto, resulta imprescindible (y obligatorio) ser consciente de que cada muerte (humana o no humana) y sufrimiento cruel e innecesario en un parque acuático, es un daño colateral de un negocio muy lucrativo.
 

 

9- Blackfish es tan irrebatible e impactante que, tras su visionado y posterior charla con su directora, John Lasseter y Andrew Stanton, directores del estudio Pixar, alteraron la descripción de parque marino que aparecerá en Finding Dory (Buscando a Dory).  ¿Quién dijo que este tipo de cine no era efectivo o que solo convertía a los ya conversos?
 
10- Posiblemente, su necesario contenido y su planteamiento David-contra-Goliat en la lucha de los derechos de los animales ya haya hecho historia. Si el magnífico The Cove ha conseguido reducir la matanza de delfines en Japón, y debido a presiones ciudadanas, se ha conseguido que en países como Eslovenia, Chipre, Croacia, Costa Rica, Uruguay o Chile ya estén prohibidos los delfinarios (España, vergonzosa y tristemente, ocupa el primer puesto del ranking europeo con más orcas en cautividad, y el tercero a nivel mundial), en un alarde de (exagerado) optimismo, tal vez Blackfish encienda definitivamente la mecha de la conciencia y suponga, a medio o largo plazo, no sólo el fin de negocios abyectos e injustificables como los parques acuáticos, sino de las cárceles de animales y la forma en la que vemos a los otros animales, en general. Sin embargo, aunque sólo supusiera la libertad para Tilikum, su sufrido y malogrado protagonista/víctima, ya habría valido la pena.

¿Hay alguna posibilidad, por pequeña que sea, de que reestrenen Earthlings o el mundo aún no está preparado para semejante chute de antiespecismo*?

 
 
 
*Especismo: según Peter Singer “un prejuicio o actitud parcial favorable a los intereses de los miembros de nuestra propia especie y en contra de los de otras”, esto es, la discriminación de otras especies por no ser humanas, obviando su capacidad de sentir y su consciencia.
 


 
Una llamada a la acción:




 
 
 



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