31 March 2015

La rescatadora de frases: 20,000 days on Earth



“Songwriting is about counterpoint. Counterpoint is the key. Putting two disparate images beside each other and seeing which way the sparks fly. Like letting a small child in the same room as… I don’t know… a Mongolian psychopath or something. And just sitting back and seeing what happens.Then you send in a clown, say on a tricycle. And again you wait, and you watch. And if that doesn’t do it… You shoot the clown”.




“The first time I saw Susie was at the Victoria and Albert museum in London, and when she came walking in, all the things I had obsessed over for all the years, pictures of movie stars, Jenny Agutter in the billabong, Anita Ekberg in the fountain, Ali MacGrow in her black tights, images from the TV when I was a kid, Barbara Eden and Elizabeth Montgomery and Abigail, Miss World competitions, Marilyn Monroe and Jennifer Jones and Bo Derek and Angie Dickinson as police woman, Maria Falconetti and Suzi Quatro, Bolshoi ballerinas and Russian gymnasts, Wonder Woman and Barbarella and supermodels and page 3 girls. All the endless impossible fantasies, the young girls at the Wangaratta pool lying on the hot concrete, Courbet’s Origin of the World, Bataille’s bowl of milk, Jean Simmons’ nose ring, all the stuff I had heard and seen and read. Advertising and TV commercials, billboards and fashion spreads and Playmate of the month, Caroline Jones dying in Elvis’ arms, Jackie O in mourning, Tinker Bell trapped in the drawer. All the continuing, never-ending drip-feed erotic data came together at that moment in one great big crash-bang. And I was lost to her, and that was that.”




“It’s your limitations that make you the wonderful disaster you most probably are.”




“All of our days are numbered. We cannot afford to be idle. To act on a bad idea is better than to not act at all, because the worth of an idea never becomes apparent until you do it.
Sometimes this idea can be the smallest thing in the world – a little flame that you hunch over, and cup with your hand, and pray will not be extinguished by all the storm that howls about it. If you can hold on to that flame, great things can be constructed around it that are massive, and powerful, and world changing. All held up by the tiniest of ideas”.





“In the end, I'm not interested in that which I fully understand. The words I have written over the years are just a veneer. There are truths that lie beneath the surface of the words...Truths that rise up without warning, like the humps of a sea monster... and then disappear. What performance and song is to me is finding a way to tempt the monster to the surface, To create a space...Where the creature can break through what is real and what is known to us. This shimmering space, where imagination and reality intersect... this is where all love and tears and joy exist. This is the place.This is where we live”.




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24 March 2015

El año más violento (A most violent year): El camino del hombre recto




La temporada premiable yankee ha terminado, ninguneando, incomprensiblemente, algunas de las mejores películas que hemos visto en lo que va de 2015 en favor de otras cintas bastante más cuestionables (o directamente mediocres). Resulta dolorosamente injusto que Foxcatcher  y, sobre todo, la estupenda Nightcrawler no hayan recibido más reconocimiento (¿cuántas personas las conocen y/o las han visto?). La tercera película de J.C. Chandor, nos confirma, tristemente, que aún caben algunos títulos en esa lista.




Ambientada en el New York de 1981, el año el que todo parecía posible y los fanfarrones triunfadores reaganescos “coexistían” con los florecientes gangsters, los índices de criminalidad alcanzaron una cota que ningún otro año del siglo conseguiría superar. Sin embargo, A most violent year en ningún momento nos muestra esa violencia explícita y descarnada que suele abundar en films del mismo género. Lo suyo es una violencia soterrada, sutil, implosionada.




J.C.Chandor nos cuenta la historia de un self-made man latino (Oscar Isaac bordando otro papelón y convirtiéndose, poco a poco, en uno de los mejores actores de su generación), un empresario honesto que quiere seguir siéndolo. Sin embargo, está jugando a un nivel en el que, para triunfar, ya no puede elegir las reglas. A su mujer, y contrapunto perfecto, sin embargo, no le tiembla el pulso adentrarse en la moralidad gris. Ya resultaría estimulante (y esperanzador) encontrar una esposa cinematográfica que tenga entidad propia en lugar de limitarse a definir y ampliar el arco dramático de su partenaire masculino (a años luz del personaje de Sienna Miller en El francotirador, por poner un ejemplo reciente), pero es que esa freak of nature que es Jessica Chastain lo convierte, directamente, en el personaje más complejo y fascinante de la cinta.  




Una atmósfera tensa, viciada y opresiva, fotografiada en tonos beige, envuelve esta crónica de la degradación moral que se ve con esa inquietud y malrollismo de las tragedias, en las que el bad ending resulta inevitable. ¿Es Lumet? ¿Es Coppola? Nope, es J.C. Chandor. Muy recomendable.





Desearía olvidar: La escena del ciervo; la falta de definición de los personajes secundarios; ciertos déjà vu; el peinado "viejunil" de Oscar Isaac.

Guardo en mi baúl cinéfilo: la confirmación de Oscar Isaac como uno de mis actores favoritos; el aterrador carnivorismo de Jessica Chastain; la química entre sus dos protagonistas; su elegancia; su sutileza; la escena de la persecución; lo tristemente extrapolable que resulta a nuestros días; el precioso cartel.

Test de Bechdel: Suspendido.

Especismómetro: 60/100





La frase: "When it feels scary to jump, that is exactly when you jump, otherwise you end up staying in the same place your whole life, and that I can't do".





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16 March 2015

7 motivos para amar/odiar Kingsman. Servicio secreto



1-  Kingsman es uno de los mejores ejemplos de que el cine de entretenimiento o escapista no necesariamente implica un mal guión, chapuceros déjà vu, y/o insultar continuamente la inteligencia del espectador. El simpático film no sólo resulta sanamente entretenido y divertido a lo largo de todo su metraje, sino que ha contribuido a dignificar el denostado género blockbuster.





2-  Colin Firth justifica, por sí sólo, el precio de la entrada. Encarnación perfecta de la clase y distinción puramente British, y con un porte y físico envidiables, Mr Firth se había guardado en su almidonada manga un as que no nos había mostrado hasta la fecha: el de héroe de acción o repartidor de plumcakes. El elegante británico no sólo ha logrado reciclarse a sus 54 años, sino que ha pasado la prueba with flying colors. God bless him!





3-    Esta no es de esa clase de películas” es una de las frases que más se repiten a lo largo de todo el metraje y el espectador recibe muchos ejemplos que efectivamente lo confirman. Kingsman es tan enérgica, fresca, ultraviolenta, gamberra y paródica que prácticamente no deja títere del género espías con cabeza (haciendo las delicias, especialmente, de los fans de las películas de espionaje clásicas) y le añade unas agradecidas gotas de humor y de sutil crítica social. Ladies & gentlemen, James Bond ha sido oficialmente homenajeado y reformulado, al mismo tiempo. 





4-   Ni los tópicos y planos personajes ni la previsibilidad de la trama consiguen que nos aburramos o decepcionemos en prácticamente ningún momento. A ello contribuye, en gran parte, un inspirado casting en el que todos sus actores encajan a la perfección. Mención especial para el super carismático “Zamuel L.Jackzon”, el sobrio y elegante Mark Strong y el prometedor Taron Egerton.




5-    Hay una escena del film que está destinada a pasar a la posteridad por su ultraviolencia, espectacularidad e inteligente planificación (pongamos que hablo de una iglesia), sin embargo, aunque menos sangrientas y tarantinianas, bien merecen el mismo reconocimiento la genial clase de etiqueta en el pub del kingsman más kingsman ever (oséase Colin Firth) y la adrenalínica prueba del paracaídas.




6-   Aunque no caiga en la bochornosa (y asquerosa) misoginia de las clásicas pelis del género, el film deja muy claro que no tiene ninguna intención de que el Kingsman de su título se escriba en genérico. Puede que su ritmo frenético y algunos elementos de la trama nos despisten, pero la de Matthew Vaughn es una película hecha para que ellos y no ellas se luzcan y sean los absolutos protagonistas. [Spoiler] Si repasamos a las mujeres que aparecen tenemos: una viuda depresiva muy White trash que es incapaz de superar la muerte de su marido, ser autosuficiente o no depender de un hombre; una villana muy letal y muy badass que pasará a la historia como “la cuchillas” (y a la que en ningún momento llegamos a conocer); una aspirante a Kingsman que no sólo nunca nos demuestra porqué es apta para el puesto, sino que acaba siendo rescatada, cual damisela en apuros en casi todas sus escenas (para más inri, en la clave escena final, la mandan lejos, muy lejos); y una princesa muy rubia y muy nórdica que pasa de ser una mujer con principios a un frutón verbenero en 3’2 segundos.





7-   La recuperación del galáctico Mark Hamill meses antes de que vuelva a reencarnar al personaje que lo catapultó y encasilló para siempre. ¿Resulta una alegría o un toque de agria nostalgia comprobar cuánto ha pasado el tiempo?






Desearía olvidar: Su imperdonable sexismo; la escena de la hamburguesa; sus continuos derroches de violencia; el demasiado sutil toque de denuncia social; tener que verla doblada; que no haya versión femenina de sus letales gadgets; la vergonzosa escena del “polvo real”.  

Guardo en mi baúl cinéfilo: A Colin Firth; ciertos toques de humor; algunos de sus diálogos; el sanísimo feeling de escapismo durante 2 horas.  

Test de Bechdel: Suspendidísimo.

Especismómetro: Alto.  [Spoiler] No tiene ningún sentido que los Kingsmen valoren la lealtad por encima de todo y posteriormente pidan a sus potenciales agentes que se carguen a su compañero más fiel. ¿A que nunca les pedirían que atentaran contra otro ser humano? Otro triste ejemplo de especismo asqueroso





Las frases:

“Manners maketh man”.





“There is nothing noble in being superior to your fellow man. True nobility is being superior to your former self”





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09 March 2015

Semana Sci-Fi: Ex_Machina o La ex novia de Frankenstein



Un megalómano programador multimillonario (Oscar Isaac) selecciona a Caleb (Domhnall Gleeson), un joven empleado de su empresa, para que pase una semana en un lugar remoto con el objetivo de que ponga a prueba, mediante el test de Turing, a su última y espectacular creación: un robot-mujer inteligente destinada a revolucionar el mundo (Alicia Vikander).


Los amantes de la ciencia ficción estamos de enhorabuena. Ex_Machina es elegante, reflexiva, tensa, claustrofóbica y cerebral. Desde la primera y sobria escena, en la que nos presentan al personaje de Domhnall Gleeson, intuímos que su viaje a la casa de esa suerte de hipervitaminado y ermitaño Steve Jobs resultará una experiencia de lo más estimulante. 





And so it is! El paso a la dirección del guionista Alex Garland (Sunshine, 28 días después) ha pasado su particular test con nota. Puede que esta inquietante mezcla de ciencia ficción, thriller psicológico y drama, a priori, parezca no ofrecer nada nuevo, pero a medida que avanza su trama, se van hilvanando algunas ideas y reflexiones de forma inteligente y fresca, de tal forma que logra que nos enfrentemos al conocido conflicto hombre vs máquina con una luz nueva.

Como a Caleb, su protagonista, poco a poco nos vamos enredando en una densa, desasosegante y a ratos espeluznante telaraña de la que no se puede huir con facilidad. Ex_Machina es uno de esos films cuyo “malrollismo” no desaparece a los minutos u horas de su visionado, sino que permanece en tu memoria, como el regusto amargo de esa pesadilla que, aunque no recuerdas con exactitud, tampoco puedes olvidar.

 


Gran parte de ese logro lo tienen sus 4 intérpretes (sorry, revelar la identidad del cuarto sería un spoiler). Oscar Isaac crea un estupendo genio/villano, alguien que fácilmente podría haber caído en la caricatura, pero que él convierte en único y tridimensional. El últimamente omnipresente Domhnall Gleeson, encasillado en buenazos/pardillos/losers, aporta a su compasivo personaje una naturalidad y unos matices que no le habíamos visto hasta la fecha. Sin embargo, la que más deslumbra es una ambigua, magnética y genial Alicia Vikander. Su muy inteligente y “microexpresiva” Ava resulta inolvidable.

Puede que la potente carga filosófica y ética de Ex_Machina nos haga salir del cine con el corazón encogido en lugar de con la reconfortante y despreocupada sonrisa típicamente “palomiteril”, pero su inteligente, satírica y reflexiva guerra de sexos bien vale un ticket hacia el país de las pesadillas.





Desearía olvidar: Algún giro final algo artificial; su pesimismo.

Guardo en mi baúl cinéfilo: Su espíritu feminista; la cuidadísima atmosfera y fotografía; sus diálogos sobre la programación humana; sus genialmente escritos personajes y, especialmente, Ava y el hostiable/admirable Oscar Isaac; la super eco-casa; el hecho de seguir reescribiéndola a partir de su final no cerrado.

Test de Bechdel: ¿Suspendido?

Especismómetro: Apagado (no aparece ni se menciona a ningún animal no humano).






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06 March 2015

Semana Sci-Fi: The signal (La señal) o atractiva intermitencia





Nic (Brenton Thwaites), Haley (Olivia Cooke) y Jonah (Beau Knapp) son tres estudiantes del MIT (“Massachusetts Institute of Technology”) que emprenden juntos un viaje en coche a California para llevar a Haley, la novia de Nic, a su nuevo lugar de residencia.  En mitad del trayecto deciden dar un rodeo para localizar a un genio informático que ya ha conseguido colarse en los sistemas del MIT y sacar a la luz fallos de seguridad. Los jóvenes han despertado la curiosidad del misterioso hacker y viceversa, pero al ponerse en contacto, de repente, todo se oscurece.




El segundo largo del joven director William Eubank comienza como una road movie indie con toques románticos, pasa directamente al terror y continua con el thriller claustrofóbico hasta desembocar en una mezcla de película de acción + super hero movie. Mucho más satisfactoria en su primera parte que en su desenlace, esta especial ensalada de géneros convierte su visionado en una experiencia atractiva y desquiciante a partes iguales.






Hay frescura en The Signal, una capacidad notable para crear climas emocionales y un talento visual innegable (impecable la composición de planos). Contando con un presupuesto de menos de $4.000.000 (muy austero para producciones de este tipo), sorprende su impecable diseño de producción y sus potentes efectos especiales (premiados merecidamente en el festival de Sitges).




Su gran “pero”, lo que causa “intermitencias” es la sucesión de incoherencias y deus ex machina al más puro estilo Lost en su  nudo y desenlace. Parece que el director, en un intento de noquear emocional y visualmente al espectador, reconduce todo el film con la intención de crear un final impactante (aunque algo forzado) y se olvida un poco, no sólo de la coherencia narrativa, sino de cohesionar bien todas sus piezas.





Al final del (hasta cierto punto predecible) film, un@ tiene la frustrante sensación de déjà vu, de haber sido testigo de un espectacular y sofisticado camelo. Sin embargo,  The Signal es un film del que resulta imposible olvidarse. El rompecabezas sigue completándose inconscientemente en tu cabeza y el paso de las horas y los días, consigue que hagan figura sus puntos positivos de tal forma que, finalmente, su clima emocional y su atractivo visual, ganen la partida. Seguiremos atentos a las próximas señales de Mr Eubank… aunque nos lleguen con intermitencias.





Desearía olvidar: La frustración y confusión de su segunda mitad; la escena de la vaca; ver, una vez más, a Laurence Fishburne tan encasillado; la falta de desarrollo de personajes (y, especialmente, la pasividad del personaje femenino).

Guardo en mi cajón cinéfilo: El potencial talento de su director; sus impactante escenas; sus notables intérpretes (especialmente Olivia Cooke y el muy prometedor Brenton Thwaites); el hecho de que nos lleguen buenos films independientes de este género.

Test de Bechdel: Suspendido.

Especismómetro: 5/10 (Ese experimento vacuno, ay…).






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03 March 2015

Semana Sci-Fi: Jupiter ascending (El destino de Júpiter) o Carta astral errada




Hay que agradecerles a the Wachowkis su afán de riesgo, su megalomanía creativa y su espíritu no acomodaticio. Quienes revolucionaran la ciencia ficción en los 90 con la visionaria Matrix ansían seguir haciéndolo en cada nuevo trabajo, incluso aunque eso les cueste su fortuna y firmar la carta de despido de la industria. El espectador lo sabe (o intuye) de alguna manera, por lo tanto, un nuevo film de estos ambiciosos hermanos siempre es percibido, potencialmente, como el último.




Desgraciadamente, eso es lo único positivo que se puede decir de Jupiter ascending. En un batiburrillo de géneros, influencias y sagas míticas sin precedentes, su deshilvanada e incoherente trama discurre entre La Cenicienta (o Princesa por sorpresa) más pasiva cuya única función es ser rescatada una y otra vez (Trinity, where are you?), Crepúsculo, un Asgard imperialista y fascista, el anime japonés, Guardianes de la galaxia y un sinfín de personajes sacados directamente de la starswasiana cantina de Mos Eisley, entre muchos otros.





Como viene siendo la tónica Hollywoodiense habitual, tanto se han afanado los “W brothers” por crear su particular y único universo, por poner el acento en su exuberante y barroca imaginería visual, que, una vez más, han olvidado la historia (un patético ejemplo es la estúpida forma en la que se enamoran sus protagonistas sintetizada en la frase “me encantan los perros”). Sus planísimos (y desaprovechados) personajes, no sólo parecen desubicados y perdidos en todo momento, sino que, con la excepción del siempre digno Sean Bean, llegan a dar pena/vergüenza ajena en algún momento de la trama.




Las comparaciones son especialmente odiosas en el caso de dos actores que acaban de ofrecer, hace muy poco, las mejores actuaciones de su aún corta carrera. Me refiero al surfista mestizo con ecos crepusculiles y alergia las camisetas en el que han convertido a Channing Tatum (si lo han visto en la estupenda Foxcatcher, sabrán a lo que me refiero), y sobre todo y ante todo, en el caso de ese villano-reinona histriónica, patética, chillona y carne de Razzie encarnada por el recientemente oscarizado Eddie Redmayne.





Si nos esforzamos por destacar sus puntos positivos, además de la parte técnica, y dejando de lado la cansina obsesión wachoskiana por la reencarnación que ya iniciaran con El atlas de las nubes, encontramos un asomo de crítica consumista-capitalista-imperialista-ecologista, y un intento de reflexión científica sobre el tiempo y sus posibilidades. Sin embargo, todo eso adquiere escaso o nulo peso y desarrollo en un decepcionante y tristemente fallido film que acaba siendo poco más que intenciones y un potente empaque visual. ¡Que rabia y qué pena, ladies & gentlemen!




Desearía olvidar:  Todo; la posibilidad de que todo fuera un espejismo y nunca volvamos a ver chispazos de talento en los Wachoski; el hecho de que los otrora creadores de mujeres fuertes y con carácter, hayan elegido como protagonista a una sosa y despersonalizada damisela en apuros.


Guardo en mi baúl cinéfilo: Tristemente, nada. 











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