15 January 2016

Las 15 del 2015




Aunque posiblemente el más bien regulero 2015 sea recordado, sobre todo, como el año de los reencuentros, secuelas y reboots de míticas e importantes sagas de aventuras y ciencia ficción (Mad Max: Fury Road, Jurassic World, Terminator Genisys, Los juegos del hambre: Sinsajo parte 2, Insurgente, Fast & Furious 7, Los Vengadores: La Era de Ultrón, Misión: Imposible - Nación Secreta, Spectre, y sobre todo, la esperadísima Star Wars: El despertar de la fuerza), también cabe destacar (y así es como yo quiero recordarlo) un nada desechable puñado de títulos que, cual martillo de Thor, han contribuido a golpear, resquebrajar o directamente destrozar (intocables) muros, prejuicios y convencionalismos.

Mientras que Nightcrawler nos muestra una dura y terrorífica radiografía del periodismo sensacionalista en la televisión yankee, Force Mayeur hace lo propio con los roles familiares y la masculinidad hegemónica. Por otra parte, El Club supone un esperadísimo y potente izquierdazo contra la hipocresía moral de la iglesia católica; Langosta es una incómoda y dolorosa alegoría sobre las relaciones de pareja, tal y como las conocemos; White God nos regala una maravillosa y conmovedora fábula sobre la represión, el poder y la rebelión de los underdogs, y films como Mad Max: Fury Road, The diary of a teenage Girl, Sicario, Crimson Peak y Star Wars: The Force awakens, nos presentan personajes femeninos insólitamente fuertes, “guerreros”, proactivos y/o desinhibidos (o directamente tridimensionales), reclamando el merecidísimo lugar que la industria hiper machista y los “introyectos cinéfilos” les habían robado desde siempre.

Y ya sin más dilación, para este 2015 guardo en mi baúl, en orden de estreno en Spain:





1-    Birdman (o La Inesperada Virtud de la Ignorancia), Alejandro González Iñárritu (Estados Unidos)

Intenso, inspirado y fascinante “Crepúsculo de los dioses” del siglo XXI, nos muestra tanto la amarga caída en picado de una estrella como los desquiciados entresijos entre bambalinas del mundo del teatro. Con un duelo actoral magistral (inolvidables Keaton-Norton), cuenta, además, con un equilibradísimo y agridulce guión a la altura de ambos, plagado de frases para el recuerdo. No inventa nada nuevo, pero se siente vibrante, inmensa y magnética.





2-    Nightcrawler, Dan Gilroy (Estados Unidos)

Te gustaría mirar hacia otro lado, fingir que se trata de una parodia y que hay cosas que sólo pueden ocurrir en la ficción, pero en tu fuero interno sabes que todo parecido con la realidad NO es pura coincidencia. Descarnada, inquietantísima, asfixiante y más que desagradable, con un escalofriante y muy psicópata Jake Gyllenhaal a la cabeza, el periodismo sensacionalista (¿más allá del Atlántico?) es esto.





3-    Ex_machina, Alex Garland (Reino Unido)

Puede que esta turbadora mezcla de ciencia ficción, thriller psicológico y drama, a priori, parezca no ofrecer nada nuevo, pero a medida que avanza su trama, se van hilvanando algunas ideas y reflexiones de forma inteligente y fresca, de tal forma que logra que nos enfrentemos al conocido conflicto hombre vs máquina con una luz nueva. Está lejos de ser una feel-good movie (más bien todo lo contrario), pero su inteligente, satírica y reflexiva guerra de sexos bien vale un ticket hacia el país de las pesadillas.





4-    A most violent year/ El año más violento, J.C. Chandor (Estados Unidos)

Una atmósfera tensa, viciada y opresiva, fotografiada en tonos beige, envuelve esta crónica de la degradación moral que se ve con ese desasosiego y malrollismo de las tragedias, en las que el bad ending resulta inevitable. Protagonizada por la pareja Isaac-Chastain en estado de gracia, en ningún momento nos muestra esa violencia explícita y descarnada que suele abundar en films del mismo género. Lo suyo es una violencia soterrada, sutil, implosionada.





5-    Force Majeur (Tourist)/ Fuerza mayor, Ruben Östlund (Suecia)

¿Puede un sólo gesto de egoísmo y cobardía abrir una grieta lo suficientemente potente como para cuestionar una identidad y un rol (anquilosado) dentro de una relación? ¿La pareja, como la conocemos, está en peligro de extinción? Fuerza Mayor, además de responder a estas preguntas, desentierra “hanekemente” todo aquello que se esconde, convenientemente, bajo la nieve, de cara a todas las galerías.





6-    Song of the sea/ La canción del  mar, Tomm Moore (Irlanda)

La delicadeza hecha película. Visualmente deslumbrante y profundamente tierna y conmovedora, esta preciosa leyenda irlandesa, no sólo enamora a público de todas las edades (y sensibilidades), sino que, aún mucho tiempo después de su visionado, te sigue reclamando a través de sus nada engañosos cantos de sirena. En mi modesta opinión, la película de animación del año.





7-    Phoenix, Christian Petzold (Alemania)

Un argumento tan aparentemente poco creíble (una mujer que se reconstruye quirúrgicamente el rostro tras ser torturada durante la segunda guerra mundial, “aprende” a hacerse pasar por ella misma, al estilo Vértigo, guiada por su interesado marido, que la cree una doble de su difunta esposa), se vuelve fascinante gracias a una cuidada e intensa atmósfera y el magnífico trabajo interpretativo de sus protagonistas (especialmente de una genial Nina Hoss). Por si esto no fuera suficiente, Phoenix tiene un final tan redondo y deslumbrante que intensifica y revaloriza toda la película.






8-    White God, Kornél Mundruczó (Hungría)

En la inspiradísima lucha entre el bien y el mal que nos plantea este moderno cuento de hadas, no posicionarse o replantearse cuál es tu escalón de responsabilidad y privilegio es imposible. ¿Nos aporta algo valioso, como sociedad, el abuso de todos los considerados “inferiores”? ¿Nos condenamos como individuos con cada acto de no empatía hacia aquellos que pertenecen a una diferente etnia, raza, cultura, orientación sexual o especie? ¿Todo el sufrimiento innecesario que causamos vuelve a nosotros? El film comienza y acaba en un matadero. No puede ser casualidad. Posiblemente, mi film favorito del pasado 2015.





9-    Eden, Mia Hansen-Løve (Francia)

Eden es un film generacional pero no hace falta haber experimentado la vorágine noventera para empatizar con sus protagonistas o sumergirse de lleno en sus hipnóticos planos secuencia. Eden, básicamente, es un film sobre el peterpanismo, o más concretamente, sobre la creencia juvenil de que siempre habrá tiempo y espacio para convertirnos en las personas que estamos destinados a ser. Es por eso que en su segundo acto, cuando sus protagonistas ya no están en la primera juventud y lo hipotético debe convertirse en algo seguro, directo y tangible, el film nos da una bofetada en el rostro. Y es en esta última parte cuando Hansen-Løve nos demuestra que la aparentemente ligera, desenfrenada y algo excesiva primera parte tenía mucho (demasiado) sentido.





10- El Club, Pablo Larraín (Chile)

¿De qué tamaño debe ser una alfombra para contener algunas de las peores y más vergonzosas e imperdonables miserias humanas? ¿Quién tiene más responsabilidad: el hombre malo o el bueno hipócrita que aun siendo consciente de las maldades del otro elige no hace nada? Esta es la historia que la iglesia católica llevaba años pidiendo a gritos, pero que nadie se había atrevido a contar. El film de Larraín es, probablemente, el más desagradable, áspero, opresivo y dolorosamente incómodo que pasó por nuestras pantallas el año pasado, pero, al mismo tiempo, durante su visionado, un@ no puede evitar preguntarse por qué demonios ha tardado tanto.





11- Lilting, Hong Khaou (Reino Unido)

Una historia pequeña y sutil, de esas que susurran mucho y nunca subrayan, que aparentemente parecen hablar de algo personalísimo y concreto, pero que en el fondo esconden rutas universales por las que todas y todos hemos transitado (o transitaremos) alguna vez. Profundamente conmovedora, Lilting nos muestra a dos personajes heridos y magníficamente retratados en un duelo en el que ambos sólo pueden ganar o perder. Su delicado mosaico emocional acaba siendo una muy potente lección de humanidad.





12- The diary of a teenage girl, Marielle Heller (Estados Unidos)

Nos han contado esta historia muchas veces, pero el protagonista casi nunca era una mujer. Por eso, libre de cualquier tipo de corsé moral, su voz resulta tan fresca y (tristemente, aún hoy,) valiente y transgresora. Sin embargo, esta estupenda opera prima no sólo resulta notable por su más que necesaria lección de feminismo, sino por la honestidad, personalidad y hondura con la que está narrada. Acompañar a la muy precoz Minnie Goetze mientras se enamora (muy comprensiblemente) del novio de su madre, para perderse y reencontrarse por los muy libres años setenta, resulta fascinante y, a ratos, liberador.





13- The Lobster/ Langosta, Yorgos Lanthimos (Grecia)

Es imposible olvidar el muy raruno y descaradamente misántropo film de Lanthimos. Tanto si tienes una relación estable (convencional o no), como si estás solter@ (voluntariamente o no), The Lobster te colocará en la sala de espejos de La dama de Shangai y sabrás que, al menos, una de balas que van dirigidas hacia ti te alcanzará de pleno. Los absurdos convencionalismos que encorsetan la necesidad del otro, el amor y las relaciones de pareja, como no los has visto (y sufrido) hasta ahora. Detectora y asesina de introyectos (como todos los cuentos), se asentará en tu inconsciente mucho antes de llegar a la consciencia.





14- 45 years/ 45 años, Andrew Haigh (Reino Unido)

¿Es posible vivir toda una vida olvidando e ignorando la fragilidad y transitoriedad de las cosas? Sólo se le puede poner una pega a este interesantísimo film británico: que su caja de Pandora, posiblemente, tarde más de una semana en abrirse del todo. Sin embargo, su sintética narración resulta fluida y creíble porque nos la narran con honestidad y sencillez, y sin abusar, en ningún momento, de desgarrados subrayados y dramatismos (lo que nos cuenta Charlotte Rampling a través de sus miradas, sin siquiera pronunciar una palabra, no es de este mundo). 45 years llegó casi a final del año, como un regalo de navidad con su envoltorio aparentemente inmaculado. Quien nos iba a decir que, al abrirla, acabaría resultando la película más dura, pesimista y descarnada del año.





15-  Star Wars. Episode VII: The force awakens/ Star Wars: El despertar de la fuerza, J.J. Abrams (Estados Unidos)

Llevábamos tanto tiempo esperándola… Hay demasiados mundos y galaxias por explorar y J.J. Abrams y su equipo han demostrado que son capaces de hacer cosas aparentemente fáciles en teoría pero dificilísimas en su práctica (y que Lucas dio por sentadas): prácticamente desde su presentación, simpatizas y/o te encariñas con los personajes, te sumerges alegremente en su trama obviando que no todos sus homenajes/copias de guión o deus ex machina son afortunados, te emocionas, ríes, lloras, sufres, agradeces todos y cada uno de los reencuentros y celebras, casi con aplausos, que el jedi con más potencial que nos han presentado hasta la fecha sea (¡por fin!) una mujer (Spoiler: esa escena en la que Rey le “arrebata” el sable laser a Kylo Ren debería estar ya en algún top de los mejores momentos cinéfilo-feministas de la historia). Como prometedora carta de presentación, nos sugiere que lo mejor está por llegar, y tal vez sea especialmente por este motivo por lo que resulta difícil no entusiasmarse con ella. En mi caso, no sé a quién le ha gustado más: si a mi friki adolescente o a mi yo feminista.


And…




What we do in the shadows/ Lo que hacemos en las sombras, Taika Cohen, Jemaine Clement (Nueva Zelanda)

Agradecidísima marcianada sobre los sinsabores del hastío del vampiro moderno. Este mockumentary chupasangril es tan simpático, gamberro, raruno y divertido que se merece un puesto en cualquier lista de the best of 2015. Que podamos recordarla con cariño y una sonrisa meses después de su visionado Y7o estemos deseando volver a verla, reafirma por qué ya la han proclamado la comedia de culto de la temporada. A quien corresponda: mil gracias por el hilarante gag de los retratos. Jim Jarmusch, what did you think?


Echando de menos…




A la hora de realizar esta lista me he encontrado con un frustrante problema: casi la mitad de mis títulos escogidos, vistos en la última edición del Zinemaldia, no se han estrenado aún en España, así que he tenido que sustituirlos por otros que, aunque notables, no han llegado a llenarme y entusiasmarme de la misma forma.

Y es que el 2016 nos traerá (crucemos los dedos) maravillas como Son of Saul (este durérrimo must-see de László Nemes se estrena YA: el 15 de enero); Nuestra hermana pequeña o la última maravilla de Hirokazu Kore-eda; esa esperada genialidad  dirigida por Duke Johnson y Charlie Kaufman llamada Anomalisa; Mountains may depart, del realizador chino Jia Zhang Ke; la inquietantísima y asfixiante Evolution de Lucile Hadzihalilovicy; y la adaptación al cine, made by Ben Wheatley, de la muy controvertida High-Rise.

¿Cuáles son las vuestras? ;)


P.S. Por cierto, me he trasladado. Seguiré actualizando en ambos, pero mi casa oficial es If you need me, whistle! :)


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