Una
de las peores cosas de un festival de cine y su consecuente atracón fílmico, es
la certeza de que el cansancio plomizo y la saturación de historias, impiden
valorar y asimilar cada film como se merece. Y es que resulta irónico que las
primeras personas que tienen el placer y el privilegio de ver y disfrutar en
primicia de una más que interesante selección de películas aún por estrenar (y,
por lo tanto, de sentar injustamente cátedra, de alguna manera), se encuentren
en una más que dudosa condición física/intelectual/psicológica para hacerlo.
Sin
embargo, hay un momento en cada edición (normalmente hacia su segunda mitad) en
el que descubres que tu embotado cerebro funciona como una máquina de tetris.
Poco a poco, cada film adquiere su forma y su lugar y se redimensiona,
transforma, y adquiere/pierde matices. Por lo tanto, consciente de que el
frenético ritmo festivalero hace prácticamente imposible no valorar de forma
irreflexiva, torpe e injust@ cada film en el momento de visionarlo (miedo me da
leer ahora las primeras reviews de esta edición), pido perdón a todas esas
víctimas fílmicas colaterales desde aquí.
Les
chevaliers blancs
¿Qué
tienen en común la última película de ayer (Freeheld) y las dos
primeras de hoy (Les chevaliers blancs y El Clan)? Pues que todas están
basadas en hechos reales, aunque probablemente el “basado en…” del film de
Joaquim Lafosse sea el más conocido y el que más polémica ha cosechado de las
tres.
Jacques
Arnault, presidente de la ONG Sud Secours, planea una gran operación
humanitaria: él y su equipo piensan sacar de Chad a 300 huérfanos víctimas de
la guerra civil y entregarlos a franceses que han tramitado solicitudes de
adopción. Sin embargo, inmersos en la brutal realidad de un país en guerra, los
miembros de la ONG empiezan a cuestionar sus convicciones y tienen que afrontar
los límites de la intervención humanitaria. Y último esto es, tal vez, lo más
interesante del film del director belga: proponer un dilema moral sin
respuesta. Y el espectador, incapaz de posicionarse entre la disyuntiva
mercadeo vs solidaridad, valora el tono documental y la honestidad de Lafosse,
pero, al mismo tiempo, echa en falta un mayor calado emocional y se lamenta de
la atonía, distancia y frialdad en la que está narrada esta, por otra parte,
interesantísima historia. Es una pena. Estos caballeros blancos no sólo
resultan demasiado correctos, sino que les falta alma.
“¿Somos cazadores o
leones?”.
El
Clan
Alguien
podría pensar, medio broma o medio en serio, que cuando se nace bajo el
apellido Puccio un@ está destinado a caer en el lado oscuro de por vida.
Arquímedes, el patriarca (todo un padrino en domestic versión), debía opinar
exactamente lo mismo, ya que arrastra sin vacilar (y mediante la manipulación
más vil) a todos los miembros de su familia a su siniestro negocio de
secuestros-asesinatos caseros sin valorar las consecuencias (y obsequiándonos,
de paso, con un escalofriante relato de la (post)dictadura argentina). Pablo
Trapero, ganador del león de plata a la mejor dirección por este film
(presentado en Donosti en la sección Perlas), ha sido injustamente comparado
con Scorsese y De Palma hasta la extenuación, y aunque es cierto que el film
carece de una mayor intensidad, calado o garra y se echa en falta un retrato
psicológico más minucioso de sus miembros (ni los odiamos ni empatizamos lo
suficiente y DEBERÍAMOS despreciarlos), posee contundencia, solidez y cierta
fascinación (macabra). Atención a la estupenda banda sonora, llena de temazos
de la época y a su uso dentro del film.
Son
of Saul
“¿Qué
tiene que aportar este film al horror del holocausto que no hayamos visto
antes?” y “¿Realmente es tan buena como para merecerse el calificativo de obra
maestra?” eran las dos preguntas que tenía en mente sobre esta Perla cuando la
sala de cine se sumió en la siempre reveladora oscuridad. Y cuando dos horas
más tarde nos envolvieron las luces, no tuve la sensación de haber contemplado
un film sobre el holocausto: había vivido la incomodísima y aterradora
experiencia visual y auditiva de caminar por él. Y es que esta brillante opera
prima (¡OPERA PRIMA!), aunque parezca imposible a estas desgastadas alturas,
nos ofrece una visión inédita, certera, objetiva y sin el más mínimo
sentimentalismo sobre la Shoah. Y todo utilizando la cámara en mano, sugiriendo
mediante planos desenfocados, gritos, golpes y sonidos inquietantes, nunca
mostrando directamente el infierno (no hay nada más espeluznante que el poder
evocador/rellenador de la imaginación). La frialdad en su narración
contrarresta con la profundad y desgarradora emotividad de la historia que
cuenta, y el espectador, cómplice y preso involuntario, sigue a su sufriente
protagonista hasta el final con la doble y ambivalente esperanza de que le
sigan asombrando con esta impresionante historia y que todo acabe lo antes
posible. Posiblemente, una de las mejores (y más aterradores) experiencias
fílmicas que tengamos este año. Dolorosísima, pero absolutamente imprescindible.
Un
día perfecte per volar
Hay
una persona que agradecerá y apreciará infinitamente esta película de Marc
Recha: su hijo Roc, protagonista, junto a Sergi Lopez, de la cinta. Bajo un
ejercicio de naturalismo y minimalismo extremo, de dejar fluir la vida (muchos
han intentado mostrárnoslo sin impostaciones y sólo unos pocos lo han
conseguido), se esconde (o tal vez no) una declaración de amor de un padre a un
hijo (en este caso de Marc a Roc). Posiblemente improvisado durante buena parte
de sus 70 excesivos minutos, esta oda a la paternidad, a pesar de cierto
encanto intermitente, deja fuera de
juego casi desde el comienzo a tod@s l@s que no seamos padres, no nos
sintamos fascinados con interminables (y aburridos) cuentos sobre gigantes y/o
no nos derritamos ante el genuino y explorador espíritu infantil. Tal vez un
metraje bastante más reducido y ciertos elementos que anticipan cierto giro
amargo final de la trama, conseguirían situarnos en el paisaje empordanés, con
una sonrisa de oreja a oreja y cometa en mano, list@s para retrotraernos a
nuestra infancia. Recha, en esta ocasión, y mal que nos pese, no lo ha
conseguido.
Mañana
es el último día oficial del festival (el viernes l@s acreditad@s sólo podemos
asistir a algún pase en caso de que consigamos invitación). ¡Oh, my God, esto
se acaba! :(
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