Umimachi
diary
No
se me ocurre mejor forma de empezar el día que con un film de Hirokazu
Kore-eda. Y es que a los diez minutos de comenzar Umimachi diary/Nuestra hermana
pequeña (sección perlas) ya te ha convertido en su cómplice metiéndote
de lleno en la historia y logrando, con una facilidad pasmosa, que te encariñes
de todos sus personajes. ¿Cuál será su secreto para que todo sea tan fluido,
heartwarming, cercano y deliciosamente naif? Hay una palabra que define esta
película (y su cine, en general) mejor que ninguna otra: sakura (flor de cerezo
japonés). Umimachi diary (a la que ya han calificado como la Mujercitas
nipona, aunque, por algún motivo y neurosis aparte, a mí la que me venía a la mente era Hannah
y sus hermanas), no tiene vocación de obra maestra (ni falta que le
hace). Es pequeñita y modesta, pero nadie negará que resulta imposible no caer
embelesad@ bajo sus deslumbrantes túneles de cerezos en flor. Yo de mayor
quiero vivir en una película de Kore-eda (y probar su licor de ciruela).
Anomalisa
A
menudo hay que tomar dolorosas decisiones y sacrificar alguna película
interesante por otra que, por algún motivo, te resulta más tentadora. En el
caso de Anomalisa no hubo ningún Sophie’s choice a la hora de elegirla
en lugar de la aparentemente mucho más convencional Sparrows que presentaba
la sección oficial. Hay muchas cosas que vemos por primera vez en este film. Y
no, no me estoy refiriendo a lo insólito que resulta ver desnudos o escenas de
sexo en stop-motion. En ella nos muestran, con una crudeza y una desnudez
devastadoras (además de un punto de humor), los efectos secundarios, tales como
la soledad, la apatía y la desesperanza, que provoca uno de los males más
extendidos (y silenciosos) de nuestra era: la filofobia. Anomalisa no va, como se
suele leer en las sinopsis, sobre un hombre gris que es incapaz de conectar con
los otros, va sobre un tipo incapaz de “autoalimentarse”, hiperexigente y super
selectivo en sus relaciones sociales (todos los personajes tienen el mismo
rostro y la misma voz masculina para el protagonista) porque ese es el único
método de protegerse del inevitable dolor y evitar una conexión genuina con
otro ser humano. Posiblemente, una de las obras de culto de estos
deshumanizados y desconectados dosmiles. Dolorosamente lúcida.
Amama
Hay,
desde mi punto de vista, tantas cosas buenas como no tan buenas en Amama
(sección oficial a concurso). Posee una fuerza visual deslumbrante, buena
factura, notables intérpretes y algún emotivo momento para recordar. Sin
embargo, trata de dotar de una trascendencia y fuerza poéticas a una historia
demasiado pequeñita y alargada en exceso que tenía vocación de cortometraje.
Sus subrayados rural-poéticos, en lugar de sutiles, emotivos y frescos, nos
resultan forzados, obvios y enfáticos, mientras que posee un ritmo y lenguaje,
que por momentos, empalagan y cansan. Interesante y emotiva sí, pero también
pretenciosa. La verdadera poesía no se grita al oído, es algo mucho más sutil.
Es otra cosa.
Y
así acaba un emotivo tercer día, lleno de films que atentan, desde diferentes
frentes, contra el músculo más vulnerable y fuerte del cuerpo, al mismo tiempo.
Cardíacos, absténganse.
*
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