24 August 2015

Amy (La chica detrás del nombre): Dear broken doll




“We only said goodbye with words” le cantaste, una y mil veces, al amor de tu vida. De la misma forma, we only said goodbye with songs. No llegamos a conocerte y tras 2 horas de intenso, doloroso y minucioso documental sobre tu vida, seguimos sin comprender cómo una de las mejores y más personales voces de la historia no encontró “oídos” apropiados en los que pedir ayuda.




Comenzaste a gritar help! muy joven y no dejaste de mandar (intensos, claros, potentísimos) mensajes desde entonces. ¿Cómo no pudimos prever que acabarías formando parte del desafortunado club de los 27?¿Es que a nadie se le congeló la sangre escuchando “They tried to make me go to rehab. I said: no, no, no"?




Asif Kapadia, el director de tu documental, echa mano de un variadísimo y excesivo material de archivo sobre tu corta vida para noquearnos en ocasiones, abrumarnos en otras y (por qué no admitirlo) aburrirnos de vez en cuando. Me gusta mucho más el tono de la primera parte, esa que podríamos titular, en un alarde de originalidad, “cómo nace una estrella” que la segunda, la de la desgarradora e inevitable caída en picado a los infiernos de drogas alcohol, dependencia emocional y autodesprecio.




Sin embargo, me gusta aún menos ese (¿ligero?) tufillo sensacionalista que desprende tu emotivo y turbulento homenaje. En lugar de causalidades y responsables (y es que todos somos víctimas de víctimas y resulta imposible atraer “osos amorosos” cuando llevas toda tu vida en “mode kamikaze”), Kapadia apunta, con un demonizante dedo acusador, hacia 3 culpables: tu padre, tu exmarido y la despreciable prensa amarilla.  And no siree, el todo es más que la suma de sus partes. Y tú lo sabías.




¿Dónde queda, además del autosaboteo y decadencia irreversible, la creatividad de aquellos últimos años, los vínculos que no se deshicieron, las lecciones no narcotizadas o la humanidad no marchita? En Amy, detrás de tu estudiado Ronettes-trashy look de vestidos-corsé, stilettos, moño cardado, pestañas postizas y generosísimo eyeliner, no hemos descubierto un nuevo rasgo o aspecto de tu frágil personalidad que no conociéramos, pero cómo duele recordar tu talento deslumbrante y tu carisma, tu ausencia acusadora y la irrevocabilidad lacerante de las tragedias anunciadas… 






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