Las
comparaciones son y siempre serán odiosas. En mi caso, por muy buena que
resulte la cosecha festivalera del año, y a pesar de que siempre haya, al
menos, una o dos perlas que deslumbren y destaquen muy por encima de la media,
hay una edición y una película que permanece imbatible en lo alto de mi top: The
Artist. Desde que la descubrí, he tratado de que una película me llene e
ilusione tanto como en su momento lo consiguió el delicioso film de Michel Hazanavicius. Este año, desgraciadamente, tampoco ha sido una excepción.
Dicho
lo cual, he aquí the best of esta 61
edición, ordenado sin orden ni concierto, salvo las dos últimas (y únicas)
super perlas.
Perlas
y super perlas
Pozitia copilului
(Child's Pose/La postura del hijo)
(Perlas)
Hay
una escena poderosísima y escalofriante en el último oso de oro del festival de
Berlín que define y resume a su personaje principal. Una adinerada y culta
mujer de mediana edad conversa sobre su hijo con su asistenta y le pregunta a esta si
el joven ha leído un libro que le regaló. Tras contestarle negativamente, la asistenta
se dispone a dar su opinión sobre un libro que ha leído recientemente y que le
ha gustado mucho. Su jefa la corta en seco: los gustos literarios de una
“simple” señora de la limpieza no existen para ella. Su opinión no le interesa.
Pozitia
copiluli es una crítica
contundente hacia los nuevos ricos rumanos cuyo privilegiado estatus les hace
creer que se encuentran por encima de todo y de todos. Con un guión preciso y
potente y un clima tenso, áspero y angustioso, una mater terribilis (excelente Luminita
Gheorghiu) demostrará hasta qué punto está dispuesta a llegar para salvar de la
cárcel a un hijo con el que mantiene una edípica relación de dominancia. Muy
recomendable.
Prisoners
(Prisioneros) (Proyección
especial)
Lo
que consigue este intenso y sólido thriller de Denis Villeneuve está al alcance
de muy pocos. Y es que, como espectador, enfrentarse a una película de dos
horas y media de duración a las 9:30 de la mañana, con el cansancio acumulado
del octavo día de festival y, a pesar de todo, no sólo no aburrirse en ningún
momento, sino mantener clavadas las uñas en la butaca durante todo el metraje,
dice mucho de la calidad de Prisoners. Y si está dirigida con maestría,
estupendamente interpretada (¡que repartazo, mamma mia!) y el guión está bien
hilvanado y contiene alguna de las escenas más angustiosas que has visto en
mucho tiempo (¡esa carrera en coche a contrareloj con el ojo ensangrentado, ay!),
¿qué es lo que le impide un puesto de honor en el top? Pues que en mi galería
particular de películas memorables este “yo por
mi hija mato” resulta entretenida, contundente y muy bien realizada,
pero ni me deja ningún poso ni me llega al corazón. ¿Será por el hecho de haber
adivinado el final?
La herida (Sección oficial)
Ana
no lo sabe, pero padece un trastorno límite de la personalidad (o borderline). Una patología
psiquiátrica grave que ya conocimos en Los 400 golpes, Inocencia interrumpida, Un
tranvía llamado deseo o Cisne negro. La diferencia es que,
en esta ocasión, la cámara la sigue tan cotidianamente cerca, tan a ras de
piel, que no podemos escapar del infierno de su protagonista, aunque no lo
entendamos y no logremos empatizar con su universo caótico y sus
incomprensibles cambios de humor.
La
herida es una
película en la que pasa mucho y nada, en la que lo que se cuenta es tan
importante como lo que se silencia. El mundo emocional de Ana y su
aburrido/triste/anodino/angustioso día a día son los protagonistas absolutos.
No hay grandes acontecimientos y el arco dramático de la protagonista es
neutro. Sin embargo, es una película valiente, cercana, honesta, con una
protagonista tan absoluta e inmensa que jamás podrás olvidarla. Hay quien la
considera fría y desagradable, pero La herida es como una mano que se
escapa fuera de la cama, cuando despiertas, triste, en medio de la noche,
aunque sepas que, en realidad, no hay nadie para acariciártela.
Club Sandwich (Sección oficial)
Paloma
y Héctor, su hijo adolescente, pasan unas cortas vacaciones en un aisladísimo
resort prácticamente habitado por ellos mismos. Se dan mutuamente cremita, van
a la piscina y encargan sandwiches por teléfono. Durante una media hora larga,
el espectador asiste impaciente a lo que parece una presentación de personajes
inusualmente larga o una comedia del tedio, pero la curiosa versión de where is my mind? de los títulos de
crédito le animan a seguir buscando el tesoro escondido que aparece, de
repente, encarnado en Jazmín, una muy lolitesca veraneante adolescente del
mismo resort. En ese momento, los dos jóvenes son abducidos por una imparable
efervescencia hormonal (que no lo llamen amor cuando quieren decir…). Paloma,
que se lleva extrañamente bien con su hijo (de hecho, el suyo es el segundo
complejo de Edipo de la edición), es testigo impotente, rabioso y asustado de
este inevitable y muy ácido intento por cortar ese cordón umbilical invisible
que siempre ha estado presente entre ambos y que desplaza su centro. Tan
divertida como melancólica, Club Sandwich es un ejemplo perfecto
de lo mucho que se puede contar y abarcar con una anécdota pequeñísima.
Gloria (Perlas)
De
Chile nos llega una película que no habíamos visto antes. El retrato
desarmantemente honesto de una mujer que bordea los 60 años y que nunca le
habrían ofrecido a Meryl Streep. Gloria no es la madre del/de la protagonista y su rol maternal
sólo es una faceta más de su personalidad. Lleva años divorciada, sus hijos son
independientes y se enfrenta a la tristeza, la soledad y los huecos que siente
buscando “tapones emocionales” en los lugares y personas equivocadas. La
seguimos con complicidad durante todo el metraje porque su extraordinaria
protagonista femenina (Paulina García, otra de las grandes actrices de una
edición festivalera llena de personajes femeninos potentes) es tan querible y
creíble desde su primera escena, que no podemos resistirnos ni a su ternura, ni
a su valentía, ni a su encanto, ni a su, a veces, patética, dependencia
emocional. Y después de reír y emocionarnos con ella durante una hora y media
larga, llega el catártico y perfecto final y nos sentimos tan exultantes y
llenos de vida, que se nos han olvidado los defectos del film (que los tiene).
Simplemente asumimos que jamás podremos volver a escuchar la famosa canción de
Umberto Tozzi sin pensar en Gloria.
Dallas Buyers Club (Perlas)
1986.
Ron Woodroof es un hombre drogadicto, homófobo y mujeriego al que el mismo día
en el que le diagnostican SIDA descubre que sólo le quedan 30 días de vida. El
medicamento recomendado por aquel entonces (el AZT) resulta ser una bomba
tóxica que debilita a los pacientes hasta el borde de la muerte. Woodroof
decide entonces negarse a tomar esta droga letal y, en un acto de tenacidad y
valentía, planta cara a la industria farmacéutica (y a la institución médica)
creando una red de distribución de medicamentos ilegales que ayudaron a muchas
vidas a combatir la enfermedad.
Este
2013 está siendo el año de lucimiento interpretativo de actores y actrices que
no tenían, precisamente, los favores de la crítica. ¿Habrá alguien que
considere que Matthew McConaughey y Jared Leto son malos actores tras verlos
brillar en Dallas Buyers Club? Sus actuaciones (y sus escalofriantes
transformaciones físicas) eclipsan tanto este resultón biopic que el film ha
sido acusado (injustamente, desde mi modesta opinión) de mero vehículo de
lucimiento. Sin embargo, sus dos horas pasan en un suspiro y te contagian su inherente
alegría. Que nadie espere una Philadelphia 2 u otro Biutiful,
el humor y la particular idiosincrasia del personaje de McConaughey marcan el
tono de un film que se desinfla un poco en su último tramo, pero que resulta
intenso, honesto y de lo más disfrutable.
Kaze tachinu (The wind rises) (Perlas)
En
una desafortunada coincidencia, la última película de Miyazaki y el Futbolín
de Campanella fueron proyectados prácticamente a la misma hora del
mismo día. Había que elegir. Teniendo en cuenta la confirmación de la retirada
del director japonés y el hecho de que no había visto ninguna de sus películas
en pantalla grande (y que nunca más volvería a hacerlo) mi elección estaba
clara. Afortunadamente, no me arrepentí.
La
historia de Jiro, un niño que sueña con volar aviones y que acaba teniendo que
conformarse con diseñarlos a causa de su
miopía (y que fue pieza clave a la hora de crear las flotas japonesas que se
utilizarían en la segunda guerra mundial), en su momento, no me sedujo tanto
como esperaba. Sin embargo, este melancólico drama histórico al que “le
faltaba emotividad y garra” ha ido creciendo en mi recuerdo hasta el punto de que
no puedo quitarme de la cabeza algunas de sus más deslumbrantes, dramáticas y
bellas escenas. Ya estoy deseando verla de nuevo (está vez bajo los efectos de
un número de horas de sueño mínimas). Estoy convencida de que este bello testamento
en forma de película podría crecer y crecer con los años hasta convertirse en super
perla.
Jeune et jolie (Joven y
bonita) (Perlas)
Pocas
películas de esta edición me han resultado más incómodas y, hasta cierto punto,
hirientes, que la última y estupenda película de François Ozon. Mi deformación
académica me obliga continuamente a buscar respuestas a comportamientos (explicaciones
que no siempre encuentro y que no siempre se dan). Además, como mujer, me
resulta difícil empatizar con la elección de su protagonista femenina, una
chica bellísima sin ninguna patología, trauma o problema aparente que, en su
despertar sexual, decide que lo que le realmente le excita es cobrar por
acostarse con absolutos desconocidos. Hay que aplaudirle a Ozon su valentía y
sutileza. Jeune et jolie no tiene moralina y no se posiciona, no critica
a su protagonista, ni intenta victimizarla o lograr que nos caiga bien. Tampoco
ofrece respuestas a su “sexualidad alternativa” y su final es abierto y tiene
múltiples interpretaciones o lecturas, sin embargo, mientras tratamos de ahogar
los inevitables porqués, descubrimos que el film es un canto a la libertad
vital. Otras opciones son siempre respetables y posibles, aunque no las
compartamos y, emocionalmente, no podamos comprenderlas (la película ganó el premio Otra
mirada, un galardón con el que se reconoce a las películas que hablan de temas
cercanos a la mujer). Puede que Jeune et jolie pudiera haber sido
aún más incisiva, pero, a pesar de todo, resulta bella… y necesaria.
Pelo
malo (Sección
oficial)
Para
ser justa con la flamante ganadora de la última concha de oro, he de admitir
que ya me había ganado desde su sinopsis. Mi intuición me decía que había algo
especial en Junior, un niño de 9 años cuya máxima preocupación y aspiración
aparente era alisarse el “pelo malo” para parecerse a un cantante de moda. Y es
que tras la intrascendente anécdota capilar se esconde una metáfora de
una lucha y un sueño imposibles por mantener la identidad (y la otredad) en un
ambiente hostil, represivo e intolerante que solo acepta entre sus miembros a soldados
o princesas. Pelo malo viaja brillantemente desde lo personal y concreto a
lo general, de adentro a afuera, y la radiografía de una familia uniparental y
disfuncional en la que una madre no puede ni sabe aceptar y querer a un hijo
“diferente” se extiende a los paupérrimos, chabolistas y abotargados barrios de
Caracas. A medida que avanza el metraje, mientras reprimimos el necesario
abrazo a su protagonista, descubrimos que a la rebeldía ensortijada del pelo de
Junior, a falta de espejos amorosos y cálidos en los que reflejarse, sólo le
acaban quedando dos opciones. Ninguna es la que él necesita. Mariana Rondón, su
directora, confesó que había hecho esta película para “curarse de tanta
intolerancia”. Nosotros se lo agradecemos. Mucho.
Quai d’Orsay (Sección oficial)
El
problema de la divertidísima y aguda sátira política de Bertrand Tavernier, es
que si te despistas un segundo y un pensamiento personal y/o extra
cinematográfico cruza tu mente, posiblemente, ya te has perdido alguno de sus
corrosivos chistes. Así es la caricaturesca Quai d’Orsay. Tiene un
ritmo tan frenético y resulta tan deliciosamente verborreica que acaba agotando
al espectador no acostumbrado a tal despliegue de ingenio y elocuencia (o sea,
a casi todo el mundo).
Su
hilo conductor es el joven Arthur Vlaminck, un recién graduado en administración
que ha sido contratado como jefe del departamento de "lenguaje" del ministro
de exteriores para que le escriba sus discursos (y que éste, un desternillante
Thierry Lhermitte, no pierda real y literalmente los papeles). Rodeado de
personajes a cada cual más estrafalario, ignorante, torpe e incompetente, pronto
comprobaremos que el personaje más “soso” de todo el inepto gabinete es el propio Vlaminck.
Con
su jocosa, delirante, vacilona y necesaria última película, Tavernier apunta el
cañón a la política de exteriores de su país y a esa cosa llamada burocracia y
acierta de lleno. Merecidísimo premio del jurado al mejor guión.
Gravity (Perlas)
Como
espectadora, cuando acudo al cine, ante todo, lo que espero es que me
conmuevan, me sorprendan, y que, a ser posible, me lleven de la mano por algún
atajo o camino que no haya visto ni experimentado antes. Gravity consigue todas
estas cosas y recuerda por qué merece la pena seguir teniendo fe en una
industria que hace tiempo que perdió el rumbo artístico y que, básicamente,
sólo hace refritos en serie.
Cuarón
es capaz de convertir a cualquier ateo del 3D en creyente practicante. La
sensación de inmersión (y emoción) sumados a la deslumbrante belleza visual que
provoca Gravity no se habían experimentado antes. Confieso que no me
entusiasma el McGuffin del trauma maternal de Sandra Bullock, pero se lo
perdono, es peccata minuta en comparación con todo lo bueno que ofrece esta
estupenda película. En la rueda de prensa, con las retinas aún desbordadas de
emoción y fascinación por el "pequeño milagro" que acabábamos de presenciar, los
periodistas, en lugar de felicitar a Cuarón e hijo, le daban las gracias. Y no
es para menos.
Pero tampoco sería justo no atribuir una buena parte del éxito del film a Sandra Bullock, que no sólo está soberbia (y da un zas en toda la boca a todos aquellos que la consideraban una mala actriz), sino que tiene el honor de ser la protagonista total y absoluta en un género “poco femenino” y a una edad “poco cinematográfica”. Hace 15 o 20 años, por ejemplo, habría sido impensable que una mujer de 49 años protagonizase un taquillazo de este estilo. Sí, definitivamente, algo está cambiando en Hollywood. Ya era hora.
Pero tampoco sería justo no atribuir una buena parte del éxito del film a Sandra Bullock, que no sólo está soberbia (y da un zas en toda la boca a todos aquellos que la consideraban una mala actriz), sino que tiene el honor de ser la protagonista total y absoluta en un género “poco femenino” y a una edad “poco cinematográfica”. Hace 15 o 20 años, por ejemplo, habría sido impensable que una mujer de 49 años protagonizase un taquillazo de este estilo. Sí, definitivamente, algo está cambiando en Hollywood. Ya era hora.
Soshite chichi ni Naru (Like father like son)
(Perlas)
Dos
familias descubren seis años después del nacimiento de sus respectivos hijos,
que ambos niños, nacidos el mismo día en el mismo hospital, fueron
intercambiados al nacer. Por lo tanto, ambas se enfrentan al doloroso dilema
moral de tener que elegir entre el hijo que quieren y con el que han creado un fuerte
vínculo y aquel que realmente lleva su sangre.
Lo
más interesante de la última película de Kore-eda, es que el drama y el
conflicto que plantea sólo podría ocurrir en Japón, un país apegadísimo a
férreas tradiciones culturales y familiares en las que el bien del individuo
siempre está supeditado al deber, al bien común. En Occidente, el dilema no
sería tan desgarrador y, probablemente, se resolvería de otra manera, pero esto
es el país del sol naciente y las decisiones importantes que afectan a ambas
familias las toma (incomprensiblemente a nuestros ojos) el padre de mayor
estatus social (y el más tradicional).
En manos de otro director, Soshite chichi ni naru podría haber sido un cursi pastelito telefilmil, pero tras las cámaras está Kore-eda, un director inteligente y sensible que, sin caer en ningún momento en la ñoñería, consigue conducir hábilmente la dolorosa historia y poner al espectador, en todo momento, en la piel de sus protagonistas. Tal vez lo mejor que tiene esta maravillosísima película, es que el nudo en la garganta que provoca (acompañada de una sensación de plenitud), no te abandona. No sólo va ganando enteros a medida que la recuerdas, sino que no puedes evitar seguir reflexionando sobre ella e imaginando el futuro de ambas familias, dentro de unos años. Spielberg ya ha comprado los derechos para adaptarla. Esperemos que recapacite.
En manos de otro director, Soshite chichi ni naru podría haber sido un cursi pastelito telefilmil, pero tras las cámaras está Kore-eda, un director inteligente y sensible que, sin caer en ningún momento en la ñoñería, consigue conducir hábilmente la dolorosa historia y poner al espectador, en todo momento, en la piel de sus protagonistas. Tal vez lo mejor que tiene esta maravillosísima película, es que el nudo en la garganta que provoca (acompañada de una sensación de plenitud), no te abandona. No sólo va ganando enteros a medida que la recuerdas, sino que no puedes evitar seguir reflexionando sobre ella e imaginando el futuro de ambas familias, dentro de unos años. Spielberg ya ha comprado los derechos para adaptarla. Esperemos que recapacite.
Mi película favorita de esta última edición zinemaldil. Imprescindible.
Pérdidas dolorosas por motivos ajenos a mi voluntad
The zero theorem (Perlas)
La vie d’Adèle (Proyección especial)
About time (Perlas)
Futbolín (Sección oficial fuera de concurso)
Perdidas no tan dolorosas
Son muchísimas y me las apunto para irlas viendo. Te comento ahora lo que puedo comentarte: Gravity, que por fin la vi, y Pelo malo.
ReplyDeleteLa primera me ha parecido genial. Y mira que como te dije la Bullock nunca me ha interesado. Pero lo clava. Y joder, no lo he pasado tan mal en mucho tiempo. Cuarón retorna con fuerzas con una nueva redefinición de cine espectáculo (la vi ayer y joder, de verdad que me encantó).
Con respecto a Pelo malo, no la he visto, pero sí conozco de cerca el caso porque en la República Dominicana se da igualito: el pelo rizado, la herencia africana de sus habitantes, es visto como algo no sólo nada cool, sino despreciable, y allí todas las mujeres se lo alisan y la que no lo tiene alisado es despreciada por "feminista" o "lesbiana" (cágate, lorito, nunca mejor dicho).
En cuanto está disponible por estos lares, la veré, porque me interesa enormemente.
Quedan apuntadas las demás, en especial la de Kore-Eda y Prisoners. La herida también quiero verla, pero me da cierto miedito.
Se te love :)
Hi, nene!
Delete¡Gracias por la visit!
Supongo que te imaginarás que te las recomiendo todas, pero, conociéndote, creo que te gustarían especialmente la última de Miyazaki, Quai d’orsay y Jeune et jolie. De todas formas, ya te iré dando el turre a medida que se vayan estrenanding ;)
Me alegra que te guste Gravity tanto como a mí, claro que no podía ser de otra manera.
El dramón de Pelo malo es mayor, porque es un niño y no una niña el que quiere alisarse el pelo cuando todos le dicen que no debería hacerlo. En una sociedad super machista, homófoba y represiva él no es todo lo masculino que a su madre y su entorno le gustaría.
Anímate con La herida. Si yo salí de una pieza sin traumatizarme, tú también puedes. Merece la pena, believe me!
Kisses post-zinemaldiles ***
A ver si este fin de semana veo Prisioners, que se me escapó; pero todas las demás también se encuentran en mi top de la edición.
ReplyDeleteQué duro es volver a la realidad después de un Festicine... ains...
¡Besos acreditados!
R
Si hemos coincidido en nuestro top, ¿significa eso que yo también tengo el criterio de una jubilada de la primera sesión del príncipe? ¡Jajajaja! ;)
DeleteEs duro volver a la reality cuando consigues escaparte de ella, pero si la vuelta es del zinemaldia, resulta doblemente hard porque cualquier rutina, por comparación, parece una sosería :S
A ver qué te parece Prisoners. Creo que soy la única a la que le parece una buena película (incluso muy buena) pero que ni le entusiasma horrores ni se muere por volver a verla.
Kisses que esperan volver a ser acreditados ***
Me apunto todas las pelis! Me las pondré en mi lista de filmaffinity para acordarme bien de ellas! ;) tú tienes? Seguro que hay muchas que son interesantes y buenísimas y me he perdido!
ReplyDeleteGracias.
Un abrazo
¡Gracias por al visita, nena! :)
DeleteEspero que te guste, al menos, alguna, de lo contrario me vas a colocar en tu black list ;)
Debo ser la única que ni tiene tiene cuenta ni puntúa las películas en filmaffinity. No eres la primera que me lo pregunta. Habrá que hacer los deberes soon. Si me animo, ya os contaré por aquí.
Espero futuras críticas y opiniones ;)
Hugs cinéfilos ***
Hellooooooooooou,
ReplyDeleteDe todas estas perlitas me he anotado cuatro; Kaze Tachinu, Pelo Malo, Quai d'Orsay y Gravity. Son las historias que más me han apetecido ver al leerte.
Tengo también intriga por La Vie d'Adèle, por lo boquiabierto que dejó a todo el mundo en Cannes.
Thanks por compartir! Debe ser bastante intensó un maratón así de películas!
Pearl kisses***
You're welcome por compartir! :)
DeleteEs muy intenso, pero me da rabia que el cansancio me privara de disfrutar de un poco más de intensidad.
Insisto hasta la petardez: todas son muy recomendables. Yo creo que te gustarían mucho Gloria, Pelo malo y, sobre todo, Like father like son (aunque el argumento de esta última suene a telefilm, es un peliculón imperdible y de lo mejorcito, no solo del festi, sino del año).
La vie d'Adèle llegará a los cines very soon, asi que no vamos a tener que esperar demasiado. ¿Y qué haces que no has visto aún Gravity (en 3D, of course)? Gooooooooooooo! :)
Super Pearl Kisses ***