06 April 2018

Ready Player One: Novela vs Película




The best Spielberg is back!

Pocas frases ilusionan más a un/a niñ@ ochenter@ que “¡el mejor Spielberg ha vuelto!”. Confieso que en un repaso a mi educación cinéfilo-sentimental, el rey Midas ocuparía un puesto de honor, seguido por George Lucas y, más que posiblemente, Robert Zemeckis. Las raíces de mi cinefilia, lo quiera o no, han sido plantadas y abonadas por estos 3 señores y, como todo el mundo sabe, la infancia es la patria de la mujer (y del hombre) y donde están tus raíces, está tu corazón.

No habría llegado a la novela de Ernest Cline de no haber sido por su recién adaptación cinematográfica. Ready Player One no es uno de los libros de mi vida, sin embargo, tuve que contenerme, por problemas oculares, para no merendar sus casi 600 páginas en 4 días, ya que hacía muy mucho que no disfrutaba de semejante nivel de adicción, disfrute y sano escapismo. Y es que, de vez en cuando, ocurre: vuelvo a sentirme como la niña que, a finales de los 80, leyendo La historia interminable, descubrió que la realidad era solo una de las posibilidades y que había otros mundos, casi siempre mejores e infinitamente más apetecibles, en los que poder habitar. Tod@ amante de las historias conoce esta sensación. Tod@ amante de las historias sabe lo que es vivir en OASIS”.





“This is not a film that we’ve made. This is, I promise you, a movie”. Spielberg sobre Ready Player One

La duda, entonces, era inevitable: ¿estaría la (¿autodenominada?) biblia geek en buenas manos en su salto a la gran pantalla? ¿qué Spielberg íbamos a encontrarnos: el serio para el que el palomiterismo no está reñido con la calidad o el “moviemaker” con el piloto automático? Desgraciada y dolorosamente, el segundo. Para horror e indignación de (casi) cualquiera que haya disfrutado con la novela, Spielberg toma la historia de Ernest Cline, la desprende de su oscuridad ciberpunk y de su condición de distopía, y la reduce a un producto mucho más ligero, cool, soso, comercial, intrascendente y crowd-pleasing, más apto, en definitiva, para satisfacer a un público infantil-juvenil. 

A pesar de que la novela original está concebida como un ejercicio de nostalgia ochentera para l@s nacidos en los 70-80, esta adaptación echa mano de la mucho más moderna y visual cultura internetil y del videojuego online para conquistar a l@s millennials más jóvenes, mientras guiña el ojo a l@s fans que crecieron viendo sus películas. Spielberg, una vez más, pretende contentar, nada más y nada menos, que a todas las generaciones, y por algunas críticas muy favorables, parece que lo ha conseguido. ¿O no del todo?




Novela vs Película

Los cambios y mutilaciones eran inevitables: por cantidad (600 pages, ladies & gentlemen), por falta medios técnicos (recrear escenas de películas al detalle y cambiar al prota por el original dispararía el presupuesto desorbitadamente), por incompatibilidad de lenguajes, por economía narrativa, por falta de derechos de autor, etc, pero, en esta ocasión, más que “basada en…”, habría que decir que Ready Player One está “ligeramente inspirada en la esencia de su novela homónima”. No todos los cambios son negativos, pero en esa tierra de nadie en la que han acabado asentando la película, han sacrificado todo lo interesante que dotaba de personalidad, cierta profundidad y alma a la novela.


[A partir de aquí spoilers del film y la novela à gogo, Siga leyendo bajo su renponsabilidad]





Esto era una distopía, ¿verdad?

En el libro:
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Ernest Cline no es George Orwell, ni Ray Bradbury, ni Aldous Huxley, pero Ready Player One hunde sus raíces en un futuro lo suficientemente terrorífico e inquietante como para que el llamado “holy grail of pop culture” se asiente en una base sólida. Las primeras 100 páginas de la novela describen la vida de Wade y el mundo que le rodea, pero una vez inmersos en la acción adrenalínica del concurso, las pinceladas de cruda realidad nunca dejan se sucederse. Sentimos que estamos ante un futuro escalofriantemente posible en el que la brecha entre ricos y pobres se ha disparado sideralmente y en el que la mitad de la población pasa hambre. Sufrimos con el grado de pobreza con el que convive Wade y la devastación del cambio climático nos sacude en pasajes en los que “hasta la nieve cae sucia”. Art3mis desea ganar desesperadamente el concurso, no tanto para preservar la integridad de OASIS, sino para hacer un uso responsable y solidario de la desorbitante fortuna que ofrece. Su intención es salvar el mundo combatiendo tanto el hambre como el cambio climático y luchará con fiereza para conseguir su objetivo hasta el final (contagiando al propio Wade).




En lo que respecta a IOI, the bad guys, la encarnizada lucha para conquistar OASIS (o la jugosa destrucción y privatización del único remanso de diversión, libertad y cultura que le queda a la humanidad) conlleva muchos daños colaterales. El nivel de amoralidad y psicopatía tanto de IOI como del propio Sorrento quedan patentes desde el principio (y posteriormente se nos subraya mediante los esclavos por deudas en “cadena perpetua” que mantienen hacinados en la propia empresa). La bomba escondida en la “casa” de la tia de Wade asesina a cientos de personas porque al detonar causa un efecto dominó imparable y devastador en las torres colindantes (Nadie hace caso a la noticia porque asumen que se trata de algún laboratorio de drogas casero y porque “unas cucarachas humanas menos no tienen importancia”).

Los high five no tienen más remedio que proteger fieramente sus identidades en el mundo real (Wade cruza medio país para cambiarse de casa) y de exponer sus avatares en lugares públicos lo menos posible para evitar morir en ambas realidades. Sin embargo, Daito no tiene tanta suerte y es asesinado en su propia casa cuando los secuaces de Sorrento lo sorprenden y lo arrojan por la ventana. Se negaba a conocer a su mejor amigo en el mundo real, estaba completamente solo y era hikikomori (en mayor o menor grado, todos los personajes lo son).

No hay protagonistas guap@s y felices. Wade, Art3mis y Aech tienen lógicos problemas de peso, todos padecen las consecuencias físicas y psicológicas de vivir aislad@s y en completa soledad.




En la película

Se nos dice que el mundo está muy mal, pero, salvo unas cuantas casas de cartón en un plano brevísimo y las insultantemente animadas y festivas torres rodeadas de escombros, no llegamos a sentir esa amenaza. Ni la pobreza, ni la hambruna, ni el cambio climático tienen el más mínimo protagonismo y son desechados por oscuros e incómodos (¡a ver si l@s niñ@s preguntan, alguien se asusta o les rebajan la calificación por edad!). Vemos a gente bien vestida y conectada a OASIS por las calles, cuando eso sería impensable (todo el mundo preferiría la seguridad de su casa). L@s esclav@s por deudas de IOI se nos muestran en una pequeña y muy descafeinada parte en la que Art3mis se autoinmola para proteger a Wade (la Art3mis del libro nunca haría eso). Los malos malosos son más patéticos que malos, ningún protagonista es asesinado, nadie sufre verdadero peligro (Sorrento no es capaz de disparar a Wade porque, en el fondo, el pobrín, no es más que un buen chico incomprendido) y tod@s consiguen su happy ending; la bomba destructora no lo es tanto (cae una triste torrecita, muere la tia de Wade y su novio abusón y poco mas), IOI no solo no es nada amenazadora, sino que está llena de geeks simpáticos que colaboran en the hunt y parece que no han vendido su alma al diablo (¡incluso se alegran cuando Wade encuentra el egg!).

Todos los personajes principales están delgados y saludables en el mundo real. Nadie está deprimido, ni tiene verdaderos problemas de socialización y tod@s son más o menos fotogénic@s o directamente guapos (¡y ninguno tiene acné!). ¿No es maravilloso?




¿Cómo carajo funciona OASIS?

Comienza la cruenta carrera, la primera prueba de the hunt y descubrimos que el avatar de Wade y su pelo perfecto conducen nada más y nada menos que ¡el deLorean de Back to the future! Jesus, mother and Joseph, ¿pero de donde ha sacado dinero la paupérrima criatura para comprar semejante joya? No se nos explica y, por lo tanto, deducimos que OASIS vendría a ser una réplica virtual de internet: pagas una cuota fija o eres un/a hacker habilidos@ y… ¡viva el ciberespacio libre! ¡Error! El acceso a OASIS es gratuito, pero viajar por él y disfrutar de gadgets potentes y/o mágicos, cambios de look vistosos o de transportes como el coche de Marty McFly, no lo son (con excepciones como que te inviten a un chat privado o te transporten solidariamente a alguna parte). No se puede trackear al friend de turno en cualquier planeta y presentarte allí en tres segundos free of charge. No way!

El único lugar al que puede desplazarse Wade al comienzo de la historia, antes de forrarse a base de sponsors (no, las pruebas no regalan dinero, solo puntos), además del aburrido starter planet Incipio, es Ludus, que vendría a ser algo así como el planeta escolar y única oportunidad de chic@s que, como Wade, no pueden costear su educación. Es allí donde encuentra the tomb of horrors y la primera llave mientras Art3mis, que más tarde encabezaría la clasificación, le pisa los talones.





La obsesión ochentil de Halliday

Como Halliday vivió su época esponjil en los 80, es lógico que OASIS esté diseñado a imagen y semejanza de las películas, series, libros, videojuegos, anuncios de televisión, canciones y comics que le marcaron. Pero por si esto no fuera suficiente para disparar la cultura ochentera de la muchachada en pleno siglo XXI, prepararse para the hunt y ser capaz de descifrar sus complejos acertijos entre llaves y puertas y triunfar en las pruebas, implica estudiar machaconamente hasta licenciarse magna cum laude en Hallidaysmo. Art3mis y Wade tardan 5 años de estudio concienzudo y 12 horas de investigación diarias en descifrar la pista que les lleva a la primera llave. Ahí es na’.

En la película no se explica porque the hunt es tan descaradamente ochentera. Se deduce por lo poco que sabemos de Halliday, y se asume que los 80 son cool, entusiasman a todo el mundo y son más apetecibles que ese mundo al borde del apocalipsis. Nada más.





La complejidad de las pruebas

Era imposible que la película pudiera recrear todas las pruebas en 2 horas largas, asi que han mutilado, no solo la complejidad de las pistas, sino la mecánica del concurso en sí. Una llave no conduce directamente a una puerta en la novela, sino que supone otra pista que lleva a la puerta en cuestión. Una vez encontrada la puerta, el gunter puede pasar hasta por 3 fases/pruebas distintas hasta conseguir la próxima pista. Aunque dolorosa, resulta comprensible semejante escabechina. Lo que cuesta más entender es por qué, a excepción de El Resplandor (lo mejor de todo el film), todas resultan tan descafeinadas. 

Una vez más, se ha sacrificado el ingenio y la habilidad por la vacua espectacularidad visual.

Lo que más pupa me ha hecho:

No ver el flicksync de Juegos de guerra.

No ver el flicksync de Los caballeros de la mesa cuadrada.

Wade no gana la vida extra monedil por ganar una apuesta con el curator/Ogden Morrow, sino que se la gana limpiamente jugando una partida perfecta de pacman.

La llave de jade está envuelta en una especie de papel de aluminio y aunque la inscripción advierte “Continue your quest by taking the test”  Wade sospecha que la pista se encuentra más en el envoltorio que en la propia llave. De repente, tiene un insight sobre una de las mejores películas de todos los tiempos,  y pronuncia “the unicorn!”. Como por arte de magia, el papel se convierte en un perfecto unicornio clavadito al del film de Ridley Scott. Y te descubres a ti mism@, pronunciando al mismo tiempo que Wade: “the Voight-Kampff test!”. Ains, ¡que momentazo nos han robado!




Cambios absurdos en los personajes

Hay una ley estética inquebrantable que una película palomitera no puede saltarse: los protagonistas tienen que ser jóvenes, delgados y guapos. Por lo tanto, era lógico que se pasaran por su hollywoodiense forro que Wade se tirara toda la novela luchando contra la báscula y que Art3mis y Aech padecieran sobrepeso en el mundo real (la primera es incluso definida como “rubenesca”).

También sus avatares están excesivamente tuneados con peinados ultracool, tattoos, cutis alienígenas, trajes “étnicos” y una esbeltez envidiable. Solo a Aech, por algún motivo incomprensible, le cambian al chico ario por una mole de raza negra. Cuando Wade y ella se conocen en el mundo real, tras el emocionante shock, Aech le confiesa que, según su madre, OASIS era lo mejor que les había pasado a las mujeres negras porque escondidas tras un avatar masculino y hetero conseguían un trato y unas ventajas que en el real world serían impensables. También admite que su madre la echó de casa por ser lesbiana. Parece ser que en el futuro se ha sufrido un triste retroceso en materia de derechos humanos que, obviamente, en un producto familiar no iban a incluir.

Y si bien Wade era un prodigio informático y una mente privilegiada para la tecnología y en el film no podemos apreciarlo, Art3mis era una biblioteca cósmica de conocimientos, una especie de Hermione Granger del futuro que lidera la clasificación desbancando a Wade en varias ocasiones. Además, era la más idealista y altruista del grupo: quería ganar para salvar la humanidad. En el film no nos dejan apreciar su inteligencia o nivel de ingenio e intentan compensarlo: 1) Haciendo que sea ella y no Wade quien se carga el escudo de protección del castillo desde las entrañas de IOI (se deja atrapar por estos para proteger a Wade sin que se nos explique por qué le cede semejante protagonismo y él le devuelve el favor rescatándola de una celda que se abre… ¡por dentro! WTF?), y 2) convirtiéndola en la cabecilla de una típica y tópica resistencia de la que no se explica nada y que en la novela no existe.




Spielberg quería un niño en la película. Eso es así. Le dio igual que una criatura de 11 años no pudiera estar preparada (no habría podido disponer de tiempo para alcanzar el nivel de entrenamiento y  de investigación que requería la búsqueda del famoso egg, a menos que viviera exclusivamente para eso). ¿Acaso la coherencia no está sobrevalorada? Por lo tanto, han aprovechado el hecho de que Shoto era el más joven del grupo (aunque no un niño) en la novela y le han rebajado la edad (y el nombre). También aprovecharon el hecho de que Daito y Shoto fingieran ser hermanos en el libro para convertir el vínculo en algo real en la película. Muy cuqui.

Aunque tal vez el cambio más doloroso sea comprobar como un tópico pero competente capullo psicópata en la novela (Nolan Sorrento), queda reducido al típico adulto pelele e incompetente sacado de una peli de John Hughes, al que incluso abofetean las personas que trabajan para él (también era un experto en pop culture a pesar de tener un grupo de cabezas pensantes vía pinganillo).

Ogden Morrow, por otra parte, está mucho más presente en la novela. Invita a los high five a su fiesta de cumpleaños (que en el film han reciclado en cita discotequera entre Wade y Art3mis), se cuela en el chatroom de Aech como espia y les ofrece su casa como refugio anti-sixers en la prueba final.

Sobre los personajes nuevos del film, poco que añadir. La empleada de Sorrento no aporta nada y básicamente aparece para lucir palmito y flequillo cleopatril, y en el caso de i-R0k, pasa de ser un gunter rico y mediocre amante del postureo que envidia y chantajea a los protas, a una especie de matón/mago de elite en OASIS que fundamentalmente sirve como comic relief en la película.





Relaciones entre personajes

The high Five                                                                  

¿No es mucha casualidad que, de entre tod@s l@s gunters del mundo, 4 buenos amigos pasen a liderar la clasificación de las pruebas junto con Art3mis? Aech y Wade son muy buenos amigos desde hace años, pero Shoto y Daito, que fingen ser hermanos en OASIS, conocen a los otros 3 miembros ya convertidos en high five y su reacción es de distancia y desconfianza hacia el resto. A excepción de este duo, Art3mis, Wade y Aech son lobos solitarios y nunca hay regalos de pistas entre ellos. Solo la prueba final, que exige tres llaves de jade y les obliga a formar un trio, logra que unan fuerzas para derrotar a IOI. Nadie conoce a nadie hasta el final. Daito muere asesinado tras negarse a conocer a su mejor amigo Shoto antes de que los otros cuatro se conozcan finalmente en la casa de Morrow para la prueba final. En el film, sin embargo, tras unos encuentros muy forzados, la emoción del ansiado reencuentro resulta muy anticlimática y acaban formando una especie de goonies descafeinado.

Wade y Art3mis

Se ha criticado la love story entre Wade y Art3mis, tanto en el libro como en la película. En el primero, se acusa a Cline de machista y en el film, se critica su simpleza y falta de profundidad. En ambos formatos Wade siente un cybercrush previo antes de conocerla, pero mientras que en el film se hacen colegas de forma instantánea, sus equivalentes literarios comienzan un intercambio tímido de e-mails hasta acabar quedando juntos en OASIS tras mucha insistencia por parte de él. Es un proceso que dura meses y Wade confiesa que nunca ha sentido una conexión tan inmediata y profunda con nadie. Tan satisfecho y feliz se siente con esta relación (recordemos que no tiene nada y a nadie), que the hunt pasa a un segundo plano y deja de poner el corazón en ella.




A la peli se le agradece habernos evitado la faceta testosterónea de Wade (“me gustas desde hace tiempo. No te resistas: acabarás siendo mia, muñeca”), pero, al mismo tiempo, no se llega a sentir esa química entre ambos y todo resulta demasiado acelerado y superficial. Cuando Art3mis pone distancia en el baile/fiesta de cumpleaños para que ambos se centren y retomen la búsqueda con el compromiso del comienzo, Wade sufre una depresión profunda y comienza a acosarla y a suplicarle que no lo aparte de su vida (creepy pero comprensible en su desesperada y solitaria situación). En el film Wade no sufre de mal de amores porque nada más poner distancia Art3mis lo secuestra para formar parte de la resistencia.

Wade y su tía Alice

Wade es un huérfano dickensiano clásico: el único familiar que tiene en el mundo lo detesta. Además, su tía vende todos los aparatos que sus expertas manos consiguen arreglar como pago por su manutención. Es por este motivo que Wade se pasa la vida en su refugio secreto. El chico no intenta salvar a nadie al conocer la noticia de la bomba porque sabe que es imposible y la pérdida de su tía, a pesar del lógico shock y sentimiento de culpa, no le supone un trauma. La persona que más le duele perder es la señora Gilmore, una entrañable ancianita que lo alimenta y mima como una abuela sustituta.

En la película nos subrayan que si su sufrida tía no ejerce de tal es por culpa de su abusón y anulador novio (la peor forma de usar la violencia de género) y Wade es tan buen chico que, al conocer la amenaza de la bomba, intenta salvarla por todos los medios. No existe vínculo con Mrs Gilmore en el film y sería imperdonable que Wade quisiera  a esa desconocida más que a su propi tía. Al fin ya al cabo, no es demasiado spielberiano que no se haga una edulcorada apología de la familia biológica por encima de todas las cosas.




Moraleja final

Tras dos horas y cuarto de festín visual, diversión, happy ending y malos de pandereta, Halliday nos suelta que vivamos en el mundo real porque es el único sitio real en el que se puede encontrar la felicidad. Sin embargo, ese discurso no solo resulta endeble tras todo lo vivido, sino que resulta contradictorio. Viene a ser como el pacifico gigante de hierro convertido en uno de los letales Mazinger Z.

¿Cómo no vamos a querer vivir en OASIS si no hemos sentido el peligro que asola el mundo o la amenaza que supone IOI?¿Quién va a preocuparse de los efectos de vivir en el mundo virtual si no hemos visto el estado físico y el psicológico de aislamiento, tristeza y dolor de los hikikomori protagonistas, ningún protagonista muere y todos acaban felices?

Hay un momento en el que Wade se va a vivir lejos de “su casa” para evitar que IOI lo mate y alquila un piso y no sale de el en meses. Pierde a sus amig@s, no se asoma ni a las ventanas, le llevan la comida y artículos básicos a casa, pierde la noción del tiempo… Solo vive en el mundo real para comer, ir al baño y dormir y odia esos breaks. Engorda muchísimos kilos y tiene que imponerse un programa diario de ejercicio y una dieta. Llega a tal extremo, que utiliza unas vitaminas “compensa falta de sol” y un producto para perder todo el pelo de su cuerpo, en parte para que su traje se adhiera bien y en parte para no perder el tiempo en cosas como afeitarse y lavarse la cabeza. Y en esa imagen de un chico calvo de 18 años totalmente aislado del mundo, viviendo voluntariamente en Matrix, estaba el warning call más potente sobre las consecuencias terribles del aislamiento, soledad y toxico escapismo del mundo que se nos viene encima. La novela no es el mejor capítulo de Black Mirror, pero la famosa serie británica tampoco es para todos los públicos. En un producto taquillero habría tenido la fuerza y el calado suficiente como para formar parte del imaginario colectivo.

La solución obvia y naif a lo Disney Channel de “vamos a prohibir OASIS dos días por semana porque hay que vivir en el mundo real con los seres queridos”, no solo es insultante para el público, sino que sería un desastre para OASIS. Considerando que la mayoría de los negocios y la educación pública se gestionan a través del invento de Halliday, esto tendría unas consecuencias catastróficas para la economía y las futuras generaciones.




Conclusión

Y volviendo a la cita del comienzo, Ready Player One es una entretenida movie, pero tenía potencialidad de ser un film. ¿Quién puede contentarse con eso? Además, se echa imperdonablemente de menos que dos de los mayores iconos ochentiles, el propio cine de Spielberg y Star Wars, tengan escasa o nula presencia en el film (la palabra “padawan”, algún juguetito, nada más). Basar una película en la nostalgia ochentera y no recrearse en ambos es como ir por primera vez al Reina Sofía y no visitar el Guernica. No tiene sentido.

Querido Spielberg, sintiéndolo mucho, tal vez no deberías haber dirigido tú esta película.









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