Aunque
descubrí la nueva serie de Noah Hawley (Fargo)
hace poco más de una semana, el hype sobre Legion
comenzó en la última Comic Con. “Tiene
demasiada buena pinta para ser verdad” pensé en aquel momento, pero con el
piloto visto y (casi) digerido, puedo afirmar que no sólo está a la altura de
las expectativas, sino que, probablemente, incluso, las supera.
Todo
gira en torno a David Haller, nada más y nada menos que el hijo de Charles
Xavier y, probablemente, uno de los mutantes más poderosos que ha existido
jamás. Y ese punto de partida tan estimulante y desconocido para l@s no
lectores de los comics X-Meniles, por ahora, parece ser el único vínculo en
común con la saga cinematográfica de los famosos mutantes. Legion tampoco tiene nada
que ver, ni en el tratamiento ni en el tono, con las series de superhéroes que
conocemos (No hay nada de heroico en un mutante esquizofrénico paranoide y algo
infantilizado que, psicopatologías a un lado, aún no sabe conscientemente que
sus poderes son reales, y cuesta creer que en algún momento se le plantee el
marronazo de salvar el mundo).
Legion se aleja de los cómics de Chris
Claremont y Bill Sienkiewiczse para centrarse en la compleja y desquiciada psicología
de David. Todo lo que vemos ocurre dentro su cabeza y mientras él no sepa qué
es realidad y qué producto de alguna de sus, aparentes, muchas patologías, probablemente,
el espectador tampoco. Por eso es una serie narrativamente confusa y exigente,
que desafía (y desquicia) constantemente al espectador, por lo tanto, no es ni
será para todos los paladares. Durante sus primeros minutos, mientras
descubrimos a un muy confundido y alucinado David en su entorno habitual (un
psiquiátrico en el que l@s enferm@s llevan chandals naranjas chic retro
futurista a juego), un@ tiene la sensación de estar viendo un guión de Nolan,
filmado por David Lynch, con estética de Wes Anderson e influencias
kubrickianas (el hospital se llama Clockworks, guiño descarado al título
original de La naranja Mecánica) y Gondryanas de Eternal Sunshine of the Spotless mind y un toque de 12 monos. Muy loco, muy surrealista y muy
marciano todo.
Cada
aspecto de este piloto resulta tan prometedor que abruma. Técnicamente es
deslumbrante y todo parece cuidado y mimado al detalle, desde la fotografía,
pasando por la banda sonora y acabando en el apartado interpretativo, con un
genial Dan Stevens a la cabeza (nunca mejor dicho), poseedor de una penetrante
mirada “acero azul” que ya quisiera para si el protagonista de Zoolander
(tenía que decirlo); aunque también destaca una desquiciada y eléctrica Aubrey
Plaza pulling a Brad Pitt en la mencionada 12 monos.
Aún
es demasiado pronto para catalogarla como “seriaza”, pero confieso que no me
sentía tan intrigada y enganchada tras un piloto desde cierta mítica serie
creada por J.J.Abrams y Damon Lindelof. Si tan jugoso, innovador y fresco
arranque se acaba convirtiendo en un “Lost
interruptus”, la decepción puede ser sideral. In Noah Hawley we trust.
Os
dejo con el tráiler subtitulado, aunque mi recomendación es que os asoméis a
ella con la mirada menos spoileada posible ;)
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