Hay dos formas de degustar
Los juegos del hambre. La primera es equipararla a una ración de comida rápida
y, la segunda, compararla al primer plato de un menú completo. Como Mc Menú
resulta más que satisfactorio; como primer plato de tenedor o cuchara, sin
embargo, no sacia el paladar.
Mc Menú
La primera adaptación de la
exitosísima trilogía de Suzanne Collins es una propuesta más atractiva y
satisfactoria que la media de sus características que llegan a nuestras pantallas. A pesar
de que se nos presente un futuro distópico que tiene por lema el refritado “que
la suerte esté siempre de vuestro lado” (hay que alegar, en su favor, que es
muy difícil resultar original en un género como este), entretiene, emociona,
tiene buen ritmo, no se hace pesada o aburrida a pesar de su extensa duración, su
música es resultona y sus protagonistas resultan todo un acierto de casting.
Los Juegos del hambre es una
película de emoción, no de estómago o cabeza. Es en su capacidad para
transmitir emociones donde reside su mayor baza. Esto se debe, en gran parte, a
esa más que prometedora actriz que ya es Jennifer Lawrence, una mujer que llena
la pantalla y consigue cogernos mansamente de la mano hasta llevarnos donde le
de la gana. Y es que Katniss Everdeen es una heroína con mayúsculas. Actúa,
siente y razona admirablemente sin resultar testosterónea (¡por fin!). Es una
gozada ver a una mujer de estas características como epicentro de la acción en
un género en el que los mesías absolutos, suelen ser ellos (Matrix, 1984,
Farenheit 451, Equilibrium, Gattaca, Blade Runner… ¿hacen falta más ejemplos?).
No es de extrañar que la mitad de las adolescentes del mundo estén locas con
ella. De mayor, yo también quiero ser como Katniss.
Primer plato con cuchara y/o
tenedor
Si, al acabar la proyección,
buscamos esa consistencia, ese poso que, indudablemente, tiene cualquier
película notable, con Los juegos del hambre, no lo encontramos. Resulta fácil
olvidarse de ella y ocupar la mente en otras cosas a los pocos minutos de su
visionado. Da la sensación de que estos juegos hambrunos han sido víctima del
efecto compresión que padecen muchas novelas al adaptarse a la gran pantalla (es
inevitable preguntarse, una vez más, sino sería más apropiado convertir estas
grandes sagas en series que les hagan justicia, como ha hecho sabiamente Juego
de tronos).
Tampoco el elenco de
personajes, a excepción de su gran protagonista, pasan del esbozo o de la
caricatura y el nexo entre ellos no está todo lo aprovechado que debería.
Quedan poco perfiladas, por ejemplo, la relación de Katniss con su madre o con
su mejor amigo y todos los personajes secundarios, desde su equipo de ayudantes
hasta el resto de los tributos, no pasan de las cuatro pinceladas.
Otro elemento que chirría es
la falta de crudeza, ferocidad y violencia en la parte de los juegos. Se
percibe la angustia y el miedo de Katniss, pero la horrenda “carnicería” que la
situación requería no está a la altura y resulta algo descafeinada. No se
trataba de ir por el camino gore de Battle Royale, sino de transmitir el
terror y la violencia de una situación de ese calibre. Aunque, posiblemente,
sea su calificación para todos los públicos lo que ha restado enteros a la
trama, es una lástima que ninguno de los tributos profesionales estén a la
altura de la protagonista, ni en habilidades ni en carisma.
Expuestas las dos opciones
culinarias, que cada uno escoja o picotee entre ellas. Yo, si me lo permitís,
quiero terminar esta crítica con una serie de preguntas sin contestar que me
surgieron durante el metraje y que espero que algún Sherlock, fan y/o lector de
la trilogía pueda contestarme:
1-
¿Qué peluca es más cantosa: la de Stanley
Tucci o la de Woody Harrelson?
2-
¿Por qué siempre tiene que matar o
despellejar ardillas en sus películas Jennifer Lawrence?
3-
¿Cuánto tardará en afeitarse Wes Bentley por
las mañanas?
4-
¿Alcanzó Josh Hutcherson la cima de su
sex-appeal en Un puente hasta Terrabithia?
5- ¿Será un fallo de raccord que Lenny Kravitz lleve 3 pendientes en la oreja y luego solo 2; y por qué es él (su estilista) y no su consejero quien la acompaña en los últimos minutos antes del dichoso juego? ¿tan importante es la estética?
6- ¿Lo
que se zampa Harrelson en varias escenas será crudi-vegano como él?
7- ¿Por
qué los miembros de los distritos 11 y 12 están todos tan bien alimentados o
directamente hermosos, cuando en teoría pasan hambre?
8- ¿Nadie más se ha imaginado un cruce entre Los juegos del hambre y el método Grönholm? Think about it: Un grupo de jovenes sin paro son encerrados durante una entrevista de trabajo con el objetivo de que se maten entre ellos y sólo uno obtenga el empleo. ¿Demasiado doloroso y crudo, perhaps?
¡Que la suerte nos acompañe y la fuerza esté siempre de nuestro lado!
*