¡Gracias, cine!
No
puede ser casualidad que durante el año más fatídico y surrealista que me (¿nos?)
ha tocado vivir la cosecha cinematográfica haya sido tan excelsa, como si
alguna ley compensatoria cósmica (o ley de las polaridades) estuviera operando
para tratar de compensar tanta desgracia y de reafirmar, de paso, nuestra
cinefilia.
Sobre
Frantz,
su última película, François Ozon confiesa querer hacer “un elogio de la ficción para enfrentarnos a la realidad” y asegura
que “para eso está el cine”. Por mi
parte, solo puedo decir: gracias, séptimo arte, por rescatarme, una vez más,
cuando más te necesitaba, gracias por ayudarme a vivir.
About this top
Cuando
tienes la suerte de asistir a festivales de cine llega un momento en el que ves
un número considerable de películas que no se han estrenado en salas. Por este
motivo, cuando llega la hora de hacer un balance anual, observas con estupor
como algun@s cinefil@s incluyen en su top películas que tu viste hace 2 o 3
años (y que ni sabías que se habían estrenado) y, al mismo tiempo, te ves
obligad@ o excluir dolorosamente films que han marcado tu año pero que aún siguen
pendientes de estrenar. Este año, por coherencia, además de las cintas que he
visto es cines, voy a incluir, al mismo tiempo, películas que me quede con
ganas de comentar en el 2015 y que se han estrenado este año y las que he visto
en la última edición del zinemaldia y que están a punto de asomar a nuestras
pantallas.
(El
orden es prácticamente aleatorio. Nunca he sido capaz de hacer tops monolíticos
o de asegurar con rotundidad a quién quiero más. Solo el número uno es incontestable).
20- The
Witch/La Bruja (Robert Eggers, USA)
Lo
mismo da que se vea como una crítica al fanatismo religioso, un poderoso
retrato psicológico de proyecciones, expectativas y “profecías autocumplidas”,
un cuento de terror o una mera reivindicación feminista o relato de empowerment
femenino, La Bruja es de una sencillez y contundencia deslumbrantes,
además de profundamente perturbadora. Resulta imposible olvidarla.
19-
Anomalisa
(Charlie Kaufman & Duke Johnson, USA)
Anomalisa no va sobre un hombre gris que es
incapaz de conectar con l@s otr@s, va sobre un tipo filofobico incapaz de
encontrar en su interior lo que inútilmente busca en su exterior. Ser hiperexigente
y super selectivo en sus relaciones sociales es el único método de protegerse
del dolor ineludible y evitar una conexión genuina con otro ser humano.
Posiblemente, una de las obras de culto de estos deshumanizados y desconectados
dosmiles. Dolorosamente lúcida.
18-
Virgin
Mountain/Corazón gigante (Dagur Kári, Islandia)
Una
historia sobre un loser que, en realidad, no lo es tanto. Un retrato
inolvidable, tierno y profundamente humano de la inadaptabilidad a la norma con
el que casi tod@s, en mayor o menor medida, podemos identificarnos. Un film
agridulce aunque esperanzador que duele y sana y un protagonista memorable y
achuchable que no es de este mundo. Una delicia que crece, crece y crece en el
recuerdo.
17- Mustang
(Deniz Gamze Ergüven, Francia)
Sólo
se le puede poner una pega: el maniqueísmo que demuestra hacia sus villanos
masculinos. Por lo demás, Mustang es un delicioso y rabioso
relato de rebeldía, feminismo y empoderamiento femenino, tan hermoso y
agridulce como, y tan dolorosa y asperamente realista como esperanzador. El
mundo sigue necesitando historias como esta. Su sola existencia es un milagro.
16- Zootopia/Zootrópolis
(Byron Howard, Rich Moore y Jared Bush, USA)
Disney,
uno de los máximos culpables de perpetuar los introyectos sexistas más tóxicos
y de abonar el inconsciente colectivo con expectativas (románticas o no)
imposibles, ahora va y se saca de la manga una inspiradísima historia feminista
pro-igualdad y anti-ismos (racismo, sexismo, especismo, clasismo, da para todo)
protagonizada por una encantadora conejita que, además de combativa, para colmo
es la mar de divertida. Y solo queda preguntarse, ¿por qué no la tuvimos de
niñ@s, por qué? Y no queda más remedio que casi perdonarle al tito Walt los
descalabros que ha causado en tu vida sentimental…
15- Sing
Street (John Carney, Irlanda)
Sólo
por ser capaz de trasladarte a los muy agridulces 16 años, Sing Street merecería
estar en esta lista. Pero es que además de frescura y nostalgia a raudales,
tiene buenas canciones, derrocha encanto, ternura y romanticismo y resulta
profundamente conmovedora. Mr E en Cosas que los nietos deberían saber
nos contó mejor que nadie que la música puede salvarte la vida. John Carney
conoce la veracidad esta afirmación y la ha hecho película. Sólo le veo una
gran pega: que siempre se nos cuenten estos relatos de iniciación
vital/creativa/musical desde el punto de vista masculino. A las chicas los
musos nos inspiran bastante más que el clásico (y odioso) radical cambio de
look.
14-
Right
Now, Wrong Then/Ahora sí, antes no (Hong Sang-soo, Corea del Sur)
En
el cine se permiten segundas oportunidades. En la vida no. Tal vez por eso resulta
tan estimulante este ejercicio que nos propone Hong Sang-soo de narrarnos la
misma historia de amor (chic@-comoce-a-chic@), pero con las suficientes
variaciones, aparentemente sutiles, como para que el desenlace sea radicalmente
diferente. Y este díptico rezuma tanto romanticismo y sabiduría y el resultado
resulta tan deslumbrante, que no queda más remedio que rendirse ante él.
13-
Kubo
and the two strings/Kubo y las dos cuerdas mágicas (Travis Knight, USA)
La
odisea en la que se embarca el pequeño Kubo resulta tan emotiva, original y
bien narrada, como visualmente prodigiosa. Toda una oda al poder y la magia de
la narrativa, emocionalmente compleja, oscura, llena de matices y de personajes
inolvidables (esas hermanas gemelas de pesadilla) es una de las cintas más
fascinantes y hermosas que este año se han podido ver en una pantalla grande.
¡Viva el origami!
12-
Elle
(Paul Verhoeven, Francia)
No
hay nada de convencional en Elle, desde su protagonista, una
ambigua y perversa Isabelle Hupert en (permanente) estado de gracia, hasta una
trama compleja y acidísima, que abraza varios tonos y géneros con todo descaro,
desafiando, golpeando y retorciendo la moral, los prejuicios e introyectos,
hasta incomodar profundamente y noquear al espectador. Elle es un perturbador
desafío salpicado de humor negrísimo que, además, supone un sacudida extra si
la que se enfrenta a ella es una mujer. Imprescindible.
11-
レッドタートル ある島の物語
(La tortue rouge)/La Tortuga roja/
(Michael Dudok de Wit, Francia)
Hay
films que, al descubrirlos por vez primera, te plantean ideas e impresiones
antitéticas. En el caso, de La tortuga roja, en mi mente surgió
un “¿cómo se le habrá ocurrido a alguien semejante maravilla?” y, al mismo
tiempo, “¿cómo es que nadie la había creado hasta ahora?”. Y es que esta fábula
silente resulta tan universal, tan profundamente humana, tan deslumbrantemente
simbólica y lírica que la conocemos desde siempre (o, más bien, la
reconocemos).
10- Room/La habitación (Lenny
Abrahamson, Irlanda)
Hay dos partes muy diferenciadas en Room.
La primera es una obra maestra, estremecedora y llena de una intensidad
desbordante. Sus dos intérpretes (prodigiosos ambos) consiguen que empatices
con ellos hasta tan extremo que su cárcel se convierte provisionalmente en la
tuya. Luego llega un desenlace menos deslumbrante, más convencional y mucho
menos incisivo, desde un punto de vista psicológico, que la historia requería,
pero a pesar de ello, Room narra una de esas historias tan
desgarradoramente luminosas y profundamente humanas que el cine nos regala de
vez en cuando, que nos araña irremediablemente todas y cada una de las fibras
del cuerpo.
9-
Saul
fia (Son of Saul)/El hijo de Saúl (László Nemes, Hungría)
No
es un film sobre el holocausto: es un film que te hace experimentar el
holocausto prácticamente en primera persona. Posiblemente, una de las mejores (y más aterradores)
experiencias fílmicas que tengamos este año (¡y es una ópera prima!).
Dolorosísima y brutal, pero absolutamente imprescindible.
8- Carol
(Todd Haynes, UK)
El
film más exquisito, elegante y sutil del año. Sus escenas poseen tanta
perfección y belleza que, en un primer visionado, pueden enmascarar el drama
desgarrador que Haynes nos está contando. Es imposible no prendarse de ambas
protagonistas, ambas perfectas, y no conmoverse ante uno de los mejores finales
que el cine nos ha obsequiado este año. La belleza abrumadora de Carol
crece y adquiere poderosos matices en el recuerdo. Maravillosa.
7-
Nocturnal
Animals/Animales nocturnos (Tom Ford, USA)
La
dictadura de la (auto)imagen, la culpa, la venganza, el vacío social, la
cobardía artística y vital, la toxicidad suicida de la zona de confort, los
roles sexuales y la masculinidad, el uso del arte como terapia y exorcizador de
fantasmas… de todo esto y algo más habla la segunda película de Tom Ford. Como
animal nocturno y contadora de historias, no puedo evitar rendirme ante este
ejercicio de “arte que habla del arte” de una forma tan perversa como dolorosa.
Nocturnal
Animals es un film que me araña el alma y me recuerda, entre muchas
cosas, aquella famosa cita de Woody Allen en Manhattan “El talento es suerte. Creo que lo importante en la vida es el coraje”.
6-
Umimachi
Diary/Nuestra hermana pequeña (Hirokazu Koreeda, Japón)
Hay
una palabra que define la belleza y magia de esta película (y el cine Koreeda,
en general) mejor que ninguna otra: sakura (flor de cerezo japonés). Umimachi
diary no tiene vocación de obra maestra (ni falta que le hace). Es
pequeñita y modesta, pero nadie negará que resulta imposible no caer embelesad@
bajo sus deslumbrantes túneles de cerezos en flor. Yo de mayor quiero vivir en
una película de Kore-eda (y probar su licor de ciruela).
6-
Ma
vie de Courgette/La vida de Calabacín (Claude Barras, Suiza)
Este
cuento luminoso, tierno y profundamente humanista de 70 minutos es todo un
prodigio de concisión narrativa y conexión emocional con el espectador. Cada
personaje, desde los niños a los no siempre entrañables adultos, tiene una
personalidad muy clara y definida y resulta querible hasta el punto de
derrochar emotividad. Contrapunto sano y necesario a los dark times que nos han
tocado vivir, Ma vie de courgette es uno de esos films “prozac” hechos con
tanto mimo y talento que confirman y renuevan tu cinefília.
4-
Shan
he gu ren (Mountains May Depart)/Más allá de las montañas (Jia Zhang
Ke, China)
Jia
Zhang Ke no sólo radiografía las transformaciones socioeconómicas, culturales y
paisajísticas que vive la gran China, la sumisión a los valores del dinero y
del triunfo, así como la pérdida de las raíces, del idioma y de la identidad
cultural del nuevo paradigma capitalista, sino que muestra, de forma lucidísima,
las consecuencias y las heridas de ser separado de los seres que amas (y lo
potencialmente sanador que resultaría ese reencuentro). Maravillosa.
3-
Paterson
(Jim Jarmusch, USA)
Jarmusch
no solo nos muestra la belleza de la (gris) vida cotidiana, nos enseña qué es
ser poeta: vivir en la continua sinestesia, alimentarse de las pequeñas y
grandes cosas que te rodean y maravillarse ente su magia. Pocas veces hemos
podido ver este proceso en una película. Todo es sutil y delicado en Paterson,
desde las poesías y la interpretación de Driver hasta su relación, no solo con
su chica, sino con los personajes con los que se va relacionando (la escena de
la niña y, sobre todo, la del encuentro con el japonés, son pura magia). Paterson
“cae sobre nuestros hombros como los cabellos de una adolescente” y nos
refresca.
2-
Toni
Erdmann (Maren Ade, Alemania)
La
primera película galardonada con el premio Fipresci dirigida por una mujer
(subrayado y suspiro de ¿pero cómo han podido tardar tanto?), es de una osadez
y equilibrio funanbulil que cuesta creer que exista. Tan pronto resulta
hilarante y absurda como dolorosamente seria, sabia y profunda. Y son tantas
las veces que noquea que resulta imposible permanecer indiferente o no plegarse
ante su inteligencia. Toni Erdmann no sólo crece en el
recuerdo, sino que su protagonista masculino se queda contigo para siempre y a
menudo te descubres recordándolo con una carcajada/sonrisa.
1-Arrival/La
Llegada (Denis Villeneuve, USA)
La
experiencia que nos propone Villeneuve supera todas nuestras expectativas como
espectadores porque el MacGuffin alienígena es la excusa perfecta para
hablarnos, por un lado, de la celebración de comunicación como base moral,
social y política de nuestra (y de todas) las sociedades y de la trascendencia
del lenguaje como instrumento pacifista y, por otro, nos plantea el estudio del
duelo por un ser querido que acaba resultando toda una celebración de la vida.
Todo ello desde una perspectiva intimista e insólita hasta la fecha. Estrenada (¡oh bendita causalidad!),
en el momento en el que más se la necesita (reforzando así su mensaje), la
cinta de Villeneuve contiene casi todas las cosas que amo en una película, y
es, en mi modesta opinión, la mejor película de este fatídico y odioso 2016.
¿Obra maestra? Posiblemente.
Guilty pleasure?
Hail, Caesar!/¡Ave,
César! (Joel
& Ethan Coen, USA)
En
un año en el que la risa debería tener la cualidad de prescripción médica,
importa poco que esta sea una obra menor de los Coen, que resulte decepcionante
en su conjunto o que sus historias estén deslavazadas, porque el buen rato que
te hace pasar es incuestionable. ¡Gracias, Coen bros!
La frase
No
por inteligente, profunda o incisiva, sino por necesaria:
“Rebellions are built on hope.” (Las rebeliones se basan en la
esperanza), Rogue One.
*
*