Durante
este ya agonizante 2012 han surgido una serie de películas en las que no sólo
se han utilizado animales (utilizar es un eufemismo de explotación cuando no se
trata de dóciles canes) sino que también se han maltratado y asesinado, bien
con premeditación y alevosía (3 toros en Blancanieves y decenas de peces
recién pescados y/o agonizantes en Bestias del sur salvaje) o bien por
supuesto accidente (caballos, cabras y aves en El Hobbit). En resumen:
no ha sido un buen año para los forzados actores no humanos.
Recientemente
ha llegado a nuestros cines la esperadísima La vida de Pi, que, entre
otros temas, aborda el necesario y menospreciado respeto y empatía interespecies.
Resulta, por lo tanto, lógico suponer que en un film en el que se recalca que
los animales tienen alma, se haya cuidado con esmero el trato y el respeto hacia
las otras especies. Lo deseable y coherente
con el argumento de la novela de Yann Martel habría sido que todos sus
personajes no humanos hubieran sido creados digitalmente. Desgraciadamente, no
ha sido así.
A
pesar de que un rodaje con animales casi siempre supone accidentes de algún
tipo (caídas, heridas, peleas, ataques y agresividad debida al estrés, etc),
resulta mucho más barato utilizar seres de carne y hueso y obligarlos a
realizar actos que, muchas veces, van en contra de su propia naturaleza salvaje,
que tirar de carísimos y sofisticadísimos efectos especiales. El mejor y más claro
ejemplo en la película de Ang Lee sería Richard Parker, el tigre. Sólo se ha
utilizado un animal en 3D en las escenas “imposibles de filmar en la realidad”.
Seguro que el bueno de “Richard” disfrutó de lo lindo sometiéndose, contra su
voluntad y sin cobrar ni un céntimo, al prestigioso
“método látigo”.
Y
es que el film cuenta con un entrenador (David Faivre) y un coordinador de
tigres (Paul ‘Sled’ Reynolds) que cualquier animalista pondría en su lista
negra. Para colmo de males, la exitosa película está rodada en Taiwan, donde la
regulación de los derechos de los animales en el cine debe estar aún más
vendida que la American Humane Association (AHA), que supuestamente regula el
bienestar de esos animales SÓLO durante el rodaje (¿qué pasa, entonces, en
todos los rodajes con animales del mundo, cuando se apagan las luces?), aunque, como bien es sabido, la
graduación de sus gafas depende, en cada caso, de la generosidad de la
productora.
Otros
aseguran que La
vida de Pi podría haber estado regulada por The Animal Welfare Board of
India, la cual habría aceptado de buen grado que se rodara con 3
elefantes, 9 perros, 2 cabras, 81 aves, 6 vacas, 15 conejos, una mula, 5 gallos,
un león, un tigre y un mono (de ser cierto, seguramente, excelentemente
tratados desde la perspectiva de un domador de circo). Pero, se mire por donde se mire, el sadismo está practicamente garantizado.
¿Puede
una película con supuesto mensaje animalista explotar animales no humanos bajo
la premisa de que el fin justifica los medios? ¿acaso es coherente maltratar y
despreciar unas cuantas vidas con la excusa de instar al público a respetar y
proteger otras? ¿Es ético utilizar animales (a menudo salvajes) en los rodajes
y someterlos a todo tipo de estreses y maltratos cuando sus personajes podrían
ser creados digitalmente? ¿cuánto tiempo más van a seguir sufriendo inútilmente
otras especies en nombre del séptimo arte? Y, desde nuestra responsabilidad
como espectadores, ¿cuánto más seguiremos acudiendo a las salas para abrir el
corazón y cerrar los ojos ante brutales (e imperdonables) contradicciones como
esta?
*
Que lástima :( Yo sinceramente pensaba que este tipo de abusos a los animales en los rodajes eran cosa del pasado...
ReplyDeletePrecisamente uno de los aspectos que más me gustaron de esta película (junto con el 3D psicodélico) fue el mensaje ecologista y de respeto por los animales, es vergonzoso que se abusara de ellos para hacérnoslo llegar a los espectadores.
Besos decepcionados
Gracias por dejarme unas words en una de mis actualizaciones más incómodas. Da ánimos :)
DeleteEl caso de La vida de Pi no es aislado. Duele especialmente por la descarada y asquerosa hipocresía moral, pero es uno de tantos. Mientras los animales sean considerados, básicamente, objetos para nuestro uso y disfrute, los abusos seguirán ocurriendo.
La mayoría de la gente, cuando va al cine, no se plantea el trato que se da a los animales en el rodaje o el tormento que puede haber detrás de cada espectacular escena, además, no se lo quiere plantear (porque, admitámoslo, así se duerme mejor), pero un actor humano está en un rodaje por iniciativa propia, nadie le obliga. Sin embargo, ellos no piden participar y no sacan ningún beneficio, más bien al contrario. Cuando se trata de animales mascotiles bien tratados (Uggie, el perrito de The Artist sería el mejor ejemplo) no hay problema, para bien o para mal, los pobres están acostumbrados a hacer cucamonas y nos necesitan, pero cuando hablamos de animales salvajes (o de cualquier ser vivo que, ya sólo al ser sacado de su entorno, sufre miedo y estrés), no hay justificación posible.
Kisses reivindicativos ***
:( me has dejado de piedra con la lista de asesinatos en peliculas. no es justo que sea así. el animal no tiene la culpa y tampoco métodos de defensa y alguien deberia regularlo leches
ReplyDeletees que me cabrea tu entrada te lo juro aggrrrrrr
no soporto el maltrato a los animales