20 April 2014

La culpa fue de Alan Menken: canciones Disney que me marcaron I




Mi relación actual con la Disney más clásica se puede describir en una palabra: ambivalencia. Y es que, a estas alturas del “cuento”, no puede ser de otra manera. Aunque Disney tenga mucha responsabilidad en la imperdonable tarea de crear expectativas románticas imposibles en las niñas y adolescentes de todo el planeta, y haya contribuido, además, a alimentar los introyectos sexistas de los que aún nos estamos “sacudiendo”, resultaría injusto negarle una más que deliciosa “spoonful of sugar”: haber musicalizado nuestra infancia.

Tod@ disneynian@ que se precie tiene su lista, más o menos confesa, de the best Disney songs. En mi caso, la selección es tan larga, que para hacerle justicia me he visto obligada a dividirla en dos partes con algún que otro doloroso recorte. Y de esta especie de top 22, os presento su segunda mitad, el que va del 12 al 22, sin órden de preferencia. Espero que disfrutéis del viaje al pasado. Sin embargo, no puedo evitar haceros una pequeña advertencia: en determinadas circunstancias, el ticket de vuelta puede resultar demasiado “caro”.


 

When you wish upon a star, Pinocchio/Pinocho

La esencia Disney contenida en una canción y para muchos, la mejor y más redonda creación musical de la factoría del Tito Walt.  Aunque ha envejecido de forma regular para nuestros oídos del siglo XXI, no se le puede negar una indudable magia y encanto (además, tras cada audición, resulta imposible olvidarse de ella y/o no tararearla). Para mi siempre ha sido la hermana pequeña del aún más mítico Over the rainbow que cantara la pequeña Dorothy. ¿Para cuándo una modernización, Lana del Rey o no mediante? ;)




Friend like me/No hay un genio tan genial, Aladdin

En ese festival del buenrollismo que resultó ser Aladdin, tal vez la canción más pegadiza y prozac de su B.S.O sea este divertido curriculum cantado que, aunque muy bien interpretado en su spanish version, indudablemente, como traducción pierde gran parte de matices y magia. Y eso último, cuando se trata de un genio de la lámpara, no tiene perdón…




The bare necessities/Busca lo más vital, The jungle book/El libro de la selva

Nadie se atreve a decirlo, pero Hakuna Matata es una versión modernizada de esta encantadora lección-canción de El libro de la selva. Y es que las comparaciones son odiosas pero evidentes: tenemos a un individuo de otra especie (Mowgli/Simba) fuera de su entorno natural instruido por alguien de una especie tradicionalmente considerada como hostil o enemiga natural (Baloo/Timon y Pumba) que le enseña a sobrevivir sin, digamos, estresarse demasiado. No sé vosotros, pero en caso de verme obligada a escoger, prefiero, con diferencia, la de los Sherman brothers…




Once upon a dream/Eres tú el príncipe azul, Sleeping beauty/La bella durmiente  

Aunque la confesión me haga perder muchos puntos Disney, admito que descubrí esta canción (y la película de la que forma parte) cuando ya había superado ampliamente mi fase “princesa chicle de fresa”. Además de por su innegable encanto ñoño-naif, su inclusión en este ranking tiene algo que ver con cierta divertida parodia de Martes y 13; sin embargo, su reciente versión para la película Maléfica, nos demuestra que este Once upon a dream tiene muchos más matices y vida de lo que inicialmente imaginábamos.




Scales and Arpeggios/Escalas y arpegios ,The Aristocats/Los Aristogatos

Ningún gatun@ en su sano juicio puede resistirse al encanto hipsteril de Los Aristogatos. Y es que viendo a estos talentosos, precoces y artísticos trillizos (con padre oportunamente ausente), es casi imposible no preguntarse si Wes Anderson los tomó como inspiración para sus muy disfuncionales hermanos de Los Tenembaums




Zero to hero/De cero a héroe, Hercules

En el infravalorado viaje de don nadie a héroe del hijo de Zeus, destaca un agradecido cambio de rumbo musical y vocal en su banda sonora que, desgraciadamente, no fue demasiado bien recibido por el público. Y es que por primera vez, en lugar de las dulces, limpias y pulidas voces, tan marca de la casa, Disney se atrevió a explorar el góspel y la deslumbrante potencia de las voces negras. Zero to hero, situada dentro de la película, además de un enérgico ejercicio de síntesis narrativa, tiene un punto crítico anti-consumista de lo más interesante (¡y, pardiez, como me gusta ese “yes, indeed!” final!).  




Mine, mine, mine/Más, más, más, Pocahontas

Su desafortunada cursilería e inadecuación histórica, han ensombrecido o directamente ninguneado las virtudes de esta love story interracial con inspiración shakesperiana. Por desgracia, su menkeliana (of course) banda sonora es una de ellas. Tristemente más actual que nunca, la expresión de la codicia, el egoísmo y la falta de conciencia medioambiental son perfectamente retratados en este cuento de la lechera de un petulante y altanero buscador de oro. Y es que la melodía es tan pegadiza y deliciosa, que incluso perdonamos el hecho de que quien pone la voz al rubérrimo John Smith sea, nada más y nada menos, que el repelente Mel Gibson, que, para colmo, ¡ni siquiera desafina!


 


Bibbidi Bobbidi Boo/Bibidi Babidi Bu, Cinderella/Cenicienta

El cuento preferido de las niñas del mundo entero llegó demasiado pronto a las manos de Walt Disney (en 1950, para ser exactos) y como resultado tenemos una heroína tan, tan, taaan dulcificada, que incluso es vestida cada mañana por tiernos y solícitos pajarillos. Con la frustración lógica de quien esperase una Cenicienta “humana” (traducción: con mucha más personalidad y unas lógicas y sanas dosis de mala leche), al menos, nos queda el consuelo de una canción-mantra-encantamiento simpática y pegadiza que, posiblemente, todo el mundo ha cantado en algún momento de su vida.




Just can’t wait to be king/Yo voy a ser el rey león, The Lion king/El rey león

La colaboración musical del trio Elton John, Hans Zimmer y Tim Rice fructificó en la banda sonora disneyniana más vendida de todos los tiempos. Y de todas las joyitas musicales que la engarzan, la más alegre y tarareable, la que más nos reconecta con el niño rebelde con ínfulas de grandeza y que se muere por crecer (o séase, casi tod@s), es esta.   




A whole new world/Un mundo ideal, Aladdin

Imitada, parodiada y versionada hasta la saciedad, la canción más romántica de Aladdin (al cine le gustan mucho los vuelos mágicos parejiles) permanece con cariño en el recuerdo (o incluso, en la educación sentimental de más de un@), aunque admitamos que a sus creadores se les fue un poco la mano con el azúcar. Lo mejor, en mi opinión, llega un poco antes. ¿Nunca habéis querido decirle a un/ perfect@ desconocid@ eso de “Can you trust me?”, picaruel@s?




Everybody wants to be a cat/Todos quieren ya ser gatos jazz, The Aristocats/Los Aristogatos

Ser un gato era tan cool en la América de principios del siglo XX, que a los músicos de jazz se les llamaba “cats” y surgieron expresiones como “cat’s meow”, “cat’s pajamas” o “cat’s whiskers” (todas significan que algo resulta sobresaliente o extraordinario). Jugando con el slang, una de las canciones Disney más originales, buenrollistas y divertidas (y, desde luego, la que tiene mi estribillo favorito), es esta.



¡Nos vemos en la segunda parte… I hope!

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