Hace
una semana quise gastar una inocentada incluyendo Amor bajo el espino blanco,
una película por la que sentía curiosidad, pero que ni siquiera había visto, en
una lista de fake favorites. Ironías cinéfilas,
acercarme a la última película de Zhang Yimou me ha llevado a incluirla finalmente
en mi lista real.
Confieso
que tengo debilidad por las historias de amor orientales, pero es que Amor
bajo el espino blanco es una delicia. Puede que no tenga la
contundencia y la redondez de las primeras pelis de su director, pero contiene
las suficientes maravillas como para enamorar al cinéfilo más exigente.
La
sencilla historia de amor (basada en hechos reales, but don’t panic!),
estructurada en capítulos, avanza a través de pequeños detalles o gestos, casi
siempre objetos que los protagonistas intercambian, y que resultan pequeñas
declaraciones de amor (pocas veces un boli, una palangana, unas botas de goma o
un simple paquete de azúcar han tenido la misma carga romántica).
La
clásica represión del carácter oriental, sumada a la educación estricta y aún
más represiva de la revolución cultural (que en el film aparece como un mero
marco), convierte a sus personajes en unos seres aún más inocentes e ingenuos de
lo que podían ser nuestros abuelos. Tal vez por eso, en parte, resulta tan fascinante
ver emociones universales en entornos tan lejanos, a tantos niveles, a través
de nuestra mentalidad del siglo XXI (Zhang Yimou vivió la revolución cultural
de primera mano y se nota).
Todo
es fluido, delicado, emotivo y sencillo en esta preciosa y lírica película. Deslumbra,
especialmente, la naturalidad y autenticidad de sus dos protagonistas (ambos
debutantes), aunque el talento de la jovencisima Zhou Dongyu, premiada en la
Seminci, destaque por encima de todo (que ojo tiene Zhang Yimou descubriendo actrices,
by the way).
El
final puede resultar un tanto forzado, melodramático o excesivamente
almibarado, rompiendo con la contención expresiva del resto del relato, pero,
¿qué más da? Apasionada, intensa y dolorosamente contenida, al mismo tiempo, esta
historia de amor bajo el espino blanco consigue que volvamos a experimentar lo que
se siente al tener 18 años y estar enamorado en la China de los setenta, así
que se lo perdonamos todo.
P.S.
He encontrado este poema de Cernuda, gracias a la generosidad de un blogger, y
parece escrito, expresamente, para la propia película.
Los espinos
Verdor nuevo los espinos
Tienen ya por la colina,
Toda de púrpura y nieve
En el aire estremecida.
Cuántos ciclos
florecidos
Les has visto; aunque a
la cita
Ellos serán siempre
fieles,
Tú no lo serás un día.
Antes que la sombra caiga,
Aprende como es la dicha
Ante los espinos blancos
Y rojos en flor. Vé.
Mira.
*
Era una maravilla, I told you ;) Te tengo que dar un toke esta week, a ver si te pillo. Sorry por mi soso post, pero me tengo que ir. Te pillo at home. Se te love :)
ReplyDeleteHabrá que verla. Muy bien que te está por hacernos listas falsas!! Hala, ya lo he dicho!! XD
ReplyDeleteComo me gusta el amor en general y las historias de amor intenso en particular, seguro que encanta!!!
Volveré para opinar, cuando mis ojitoh hayan visto el film.
Chini-kisses***
Ay Alhy!! La vi ayer por la noche, he de decir que el lunes estuve algo malita, y la verdad es que iba un poco sensible, así que casi no paré de llorar en toda la película!
ReplyDeleteMe pareció preciosa, sobre todo y sin duda por cómo cuenta qué es el amor, hoy se la estaba contando a mi hermana en el desayuno y he vuelto a llorar!!! (y ella también)
Es una película pura, inocente, dulce, profunda, intensa, narrada de una forma preciosa y centrada en lo que realmente debería importarnos a todos.
Ainsss,...
Gracias miles por la recommendation. (Suerte que la pusieron en el cineclub! La vi en VO con subs claro!)
"[...], pero te he esperado toda la vida" =___________)
Por cierto, otra recomendación, no sé si la has visto: El amigo de mi hermana. Lynn Shelton.
ReplyDeletea mi también me encantó esta película. Es delicada, trasmite harmonía, tacto, es dulce...y los dos lo hacen muy bien. Ella es pura magia.
ReplyDeletees una pequeña maravilla. desconcierta los primeros compases, contar la historia a trazos, con fundidos en negro para separar capítulos.
ReplyDeleteinocencia es la palabra. la inocencia visión del mundo de ella. la inocente protección de él. especialmente me gusta la escena de la ramita, que termina con los dos cogidas de la mano.
tb me gusta ese "semi-homenaje" a ET en la escena de la bici :)
mi visión freak tb detecta al final un guiño a los Simpson, aunque no sé si llega a china la serie ;)
Puede que todas las historias de amor, todas las buenas historias de amor deban acabar en tragedia. Quizás es una manera melodramática de terminar pero puede que no existiera ninguna mejor.
... o sí
sería otra película una continuación...cómo se transforma esa inocencia en otra cosa diferente....
bss
j
Si, resulta arrebatadoramente tierna esa inocencia de otro tiempo, sobre todo la del sacrificado chico, del que te acabas enamorando casi tanto como la prota.
DeleteLo de E.T. también lo pensé yo, pero el guiño a los Simpsons no lo pillo. No sé si estaré particularmente espesa today. Ya me contarás cuál es.
Creo que ya te he comentado alguna vez que mi hipótesis sobre qué hace buenas a las pelis de amor con dramatico ending es un poco anti-romántica. Recordamos mejor todo lo inconcluso, lo que queda pendiente y por resolver. Nuestro cerebro nos pide un closure, por eso nos obsesionamos con aquellas historias que no cuajaron o con las personas que no nos caen bien (o con personas a las que no caemos bien) y con quienes nos ignoran. Sé que no te gusta nada esta visión, pero, don't kill me. It's just an hipothesis ;)
Llámame ingenua, pero creo que este par habría vivido very happy for a very long time, a pesar del desgaste de la rutina, la amagura y el tiempo.
Kiss roji-blanco ***
Homer explica en el episodio porqué no tienen fotos de Maggie. Al final todas las fotos las tiene pegadas en frente de su puesto de control en la central nuclear, algo así como la foto que el prota pega en el techo de su cama.
Deletesupongo que el hecho de madurar y crecer hace que cierto tipo de amor romántico idealizado desaparezca; quizás en eso consiste la contradicción de todo, el arte nos muestra un mundo ideal (falso) que nuestra mente tiene que adaptar a esta realidad tan (a menudo) prosaica.