26 February 2012

Quiniela oscaril 2012



Hay tradiciones que me gusta mantener y una de ellas es hacer la quiniela de los oscars. Es divertido competir contra tus amig@s y conocid@s, y compensa, en parte, los aspectos negativos de unos premios cada vez más injustos y aburridos, que están pidiendo a gritos, una renovación total tanto de criterio como de forma.

A pocas horas de la ceremonia de entrega del tito dorado desnudo, confieso que aún no he podido ver La invención de Hugo, pero tengo esperanzas de que, junto a The Artist y El árbol de la vida, lo último de Scorsese sí se merezca su nominación a mejor película (lo siento por Allen y por Alexander Payne, pero ninguna de sus cintas me ha emocionado especialmente).




Todos los años se cuela una película telefilmil digna de las sobremesas dominicales de Antena 3. Al ver Criadas y señoras (o The Help, como prefieran), pensé haberla encontrado y suspiré alividada. ¡Craso error! Luego llegaría War Horse y con ella la indignación por la descarada y vil manipulación emocional a la que nos somete Spielberg en su afán por arrancar la lágrima fácil, (plagio horrendo de Lo que el viento se llevó incluido) pero ambas pelis resultan obras maestras de contención y sobriedad comparadas con Tan fuerte, tan cerca, que no sólo es aún más manipuladora, cursi y efectista que las anteriores, sino que cae en la bochornosísima e imperdonable pornografía sentimental (Daldry, ¿Cómo has podido hacernos esto con lo que tú has sido?). Que todo el mundo se la pierda.

Y ya, sin más preámbulos, mi quiniela oscaril.





Mejor película

Ganadora: The Artist
Posible sorpresa: Hugo
Debería(n) estar en la categoría: Drive, Shame, Le Havre, Beginners…





Mejor director

Ganador: Martin Scorsese
Posible sorpresa: Michel Hazanavicious
Deberían estar en esta categoría: Nicolas Winding Refn (Drive) y Steve McQueen (Shame).





Mejor actriz

Ganadora: Meryl Streep (La dama de hierro)
Posible sorpresa (aunque cada vez menos): Viola Davis (The Help)
Deberían estar nominadas: Kirsten Dunst y Charlotte Gainsbourg (lo mejor de Melancholia, en mi humilde opinión).





Mejor actor

Ganador: George Clooney
Posible sorpresa: tanto Jean Dujardin (The Artist) como Brad Pitt (Moneyball) tienen muchas papeletas.
Deberían haber sido nominados: Leonardo DiCaprio (J Edgar) y Ryan Gosling (Drive), pero el que no sólo debería haber sido nominado, sino premiado, es Michael Fassbender (Shame).





Actriz de reparto

Ganadora: Octavia Spencer (The Help)
Posible sorpresa: Jessica Chastain (The Help) o Bérénice Bejo (The Artist).
Debería haber sido nominada (y premiada): Carey Mulligan (Shame).





Actor de reparto

Ganador: Christopher Plummer (Beginners)
Posible sorpresa: Max Von Sydow ( Tan fuerte, tan cerca)
Deberían haber sido nominados: Albert Brooks (Drive) y Viggo Mortensen (Un método peligroso).





Guión original

Ganadora: Midnight in Paris
Posible sorpresa: The Artist
Deberían haber nominado (y premiado) a: Beginners.





Guión adaptado

Ganadora: Los Descendientes
Posible sorpresa: Moneyball





Película extranjera

Ganadora: Nader y Simin (Una separación) (Irán)
Posible sorpresa: In Darkness (Polonia).





Banda sonora

Ganadora: Ludovic Bource por The Artist
Posible sorpresa: Alberto iglesias por  El topo
Es doloroso que no hayan nominado a: Drive (¡la soundtrack del año!).


Resto de categorías (bastante más resumidas) en post ;)




You can say that again, dear Ryan...

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22 February 2012

Shame: ¿y tú con qué te drogas?



Soy de la opinión de que, en mayor o menor medida y a distintos niveles de intensidad, todo el mundo se droga (llámese alcohol, llámese shopping, llámese cotilleo, etc.) ya que la necesidad de escapar de un@ mism@, en ocasiones, resulta incontenible e inevitable. El problema surge cuando esa más o menos sana escapada ocasional se convierte en una adicción. Shame radiografía una de las más comunes y casi tabú en nuestra sociedad (a pesar de que, al mismo tiempo, hipócritamente, nos empuje cada vez más hacia ella): la adicción al sexo.




Brandon es un triunfador de cara a la galería (la única) en la que se valora lo que se tiene y no lo que se es. Tiene un buen trabajo, dinero, estilo, un piso en Manhattan, un magnético atractivo físico y éxito con las mujeres. Pero lo que nadie sabe, es que, bajo su brillante envoltura, este envidiable winner vive encerrado en una armadura de soledad, dolor, tristeza y, sobre todo, vergüenza, la base de todas las adicciones.

Y es que para escapar de si mismo y realimentar su autodesprecio, Brandon es adicto al sexo, y, posiblemente, lo ha sido durante toda su vida. Hasta ahora ha conseguido mantener un precario equilibrio, pero cuando su hermana, la otra cara de su misma moneda (ella exterioriza su fragilidad, él la esconde) y sus pesadas cargas emocionales comunes entran en escena, Brandon se desestabiliza (recordar la premonitoria escena en la que Carey Mulligan se asoma peligrosamente al andén y Fassbender la sujeta) y cae al abismo. Es entonces cuando uno no puede evitar preguntarse qué terrible pasado común comparten estos dos hermanos para que resulten tan tóxicos el uno para el otro y ambos recurran a métodos tan terribles y drásticos para combatir su vergüenza.




Shame no es apta para todos los paladares. Resulta incómoda, áspera, cruda, perturbadora, indigesta, y lo más inquietante de todo: aunque, como espectador, tus adicciones nunca hayan llegado hasta ese dramático extremo, resulta imposible sacudírsela de encima tras su visionado (de tal forma que ciertas escenas clave continúan acudiendo a tu mente, una y otra vez, como si se fuera una víctima indirecta del síndrome de estrés post-traumático).

Sin caer en el morbo fácil (como la horrenda Autofocus) ni abusar del estomagante abuso del subrayado (tiemblo al imaginar que habría hecho Aronofsky si esta cinta hubiera caído en sus manos), el segundo trabajo de Steve McQueen, a pesar de su sórdido argumento principal (o McGuffin, según se mire), resulta, al mismo tiempo, elegante, hipnótica e incluso lírica, en muchos momentos.




Más brillante y sutil en su planteamiento que en su resolución (un poco acelerada y torpe en mi opinión), Shame es una película más que recomendable, que cuenta, además, con una inspiradísima Carey Mulligan y un superlativo Michael Fassbender, que no vacila en tirarse en todas las piscinas y rasgarse las vestiduras y entrañas (¿qué infiernos personales habrá explorado para mimetizarse hasta tal extremo con Brandon y qué secuelas le dejaría el rodaje?). Resulta imperdonable que la academia haya ninguneado semejante derroche de talento. Debe ser que:

A) Shame no se ha sabido vender y/o no ha recaudado lo suficiente en las américas.

B) El tema principal era demasiado incomodo y morboso para los puritanos académicos y premiarlo estaría mal visto (¿un adicto al sexo ganando un oscar? Oh, my God, traigánnos antes a un asesino en serie!)

C) La (pacata) academia tenía miedo de que Billy Crystal se pasase toda la ceremonia de los oscars haciendo chistes sobre los generosos (y cacareados) atributos físicos de Michael Fassbender (¡que mala es la homofobia... y la envidia!).





Momentazos:

• Carey Mulligan cantando New York, New York con una fragilidad y dolor que desarman al cuadrado porque nos cuentan toda su historia sin contarla y resultan, al mismo tiempo, un espejo de los de su hermano.

• Michael Fassbender, incapaz de mezclar sexo con sentimientos, apoyado desconsoladamente contra la inmensa (y obscena) ventana de una habitación con demasiadas vistas.

• La primera escena del metro. Miradas insinuantes+mujer casada+huida+persecución.

• “Brandon Fassbender”, completamente abatido y desesperado, llorando en el suelo, en plena calle, bajo la inclemente lluvia.





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