30 December 2011

Juego de tronos: novela versus serie



Aviso 1: Esta entrada no contiene spoilers de la saga.

Aviso 2 (para fans cortamiembros y/o azuzadores de lobos huargo): No siento pasión por la famosérrima novela río Canción de hielo y fuego. Llegue a ella por consejo amiguil y admito que la curiosidad moderada del primer volumen pasó a ser inercia mezclada con la cabezonería que impulsa a terminar aquello que se empieza, pero, tras un segundo y decepcionante volumen, admito que, en mi caso, no ha acabado de llegar el invierno.

¿Error de marketing?

Creo que uno de los problemas de esta saga, supuestamente fantástica, es que es vendida como El señor de los anillos del siglo XXI, cuando, en realidad, es ficción medieval con (minúsculos) toques de fantasía. Si la vendieran como lo que es, veríamos a muchas personas devorándola en el metro, como si de Los pilares de la tierra o El nombre de la rosa se tratase.




El denostado término "fantasía" ha sido un arma de doble filo para el universo de George R.R. Martin. Por una parte ha servido para erigirla como saga de culto entre una minoría (que cada vez lo es menos), pero, por otra, la ha alejado del lector medio… hasta que llegó la serie. Y es que muchos perezosos serieadictos se han asomado al brutal mundo de los 7 reinos y han decidido, complacidos, que era una mezcla entre Los Tudor, Los Soprano y Roma… y se han pasado a las novelas.

Otr@s, entre los que me encuentro, tras haber degustado libro y serie, no acabamos de sentir entusiasmo por otro retrato más de la barbarie, oscuridad y machismo brutal que supuso la edad media, por lo tanto, las luchas de poder y las intrigas palaciegas, con sus traiciones, adulterios e incestos, nos la traen un poco al pairo.




Don’t get my wrong, no quiero insinuar que se trate de una mala novela o serie. Juego de tronos se sigue con más o menos interés, consigue ser adictivo, a ratos, pero no reinventa o revoluciona nada, ni tampoco tiene la profundidad o trascendencia como para conseguir calar o llegar al corazón. Es un buen producto para entretener y como tal debe ser tomado, sin mayores pretensiones.

Como lectora, sin embargo, me he sentido estafada con la etiqueta de genero fantástico porque lo que más me atrae de este es su poesía y lirismo. Sin embargo, no hay ninguno de estos elementos en Juego de tronos (muchos la adoran precisamente por eso), y es que Canción de hielo y fuego es brutal, gore, soez y grosera (haciendo honor a la época en la que teóricamente se inspira), pero carece del otro extremo de la balanza.




Mayor pro: Personajes carismáticos

Se suele anunciar a bombo y platillo que los personajes de Martin no son ni buenos ni malos, como si a estas alturas fuera digno de elogio o resultara extraordinario que un creador dibujara personajes humanos. A mi, particularmente, no me parecen ni tan ricos, ni tan complejos, ni tan originales como la gente comenta, pero, a pesar de todo, los principales motivos para girar páginas son: Tyrion Lannister, el “enano” (posiblemente, el más carismático, memorable y mejor dibujado de todos), Daenerys Targaryen (el personaje que más crece y evoluciona, el más feminista y el que, a priori, más promete) y, sobre todo, Jon Snow, el hijo bastardo al que han arrebatado todos sus derechos, oportunidades y privilegios antes de nacer, pero que, al mismo tiempo, es el que más cualidades tiene y más cosas merece. Jon se muestra tan leal hacia su familia como rencoroso, y tan lleno de ternura como de rabia (si por mi dependiera, lo nombraría rey de los 7 reinos junto a Daenerys… y gobernarían los dos, pero eso es otra historia).




La HBO contraataca

La serie Juego de tronos, es, básicamente, una adaptación muy fiel a la novela, que se permite, de vez en cuando, algunas licencias, para aclarar, adelantar o subrayar ciertas líneas argumentales.
Lógicamente, se recortan personajes y subtramas y se pierden matices en las descripciones, los personajes y sus relaciones, pero la esencia de Martin permanece.

* Ch-ch-ch-ch-changes

Lo más destacado tal vez sea que la adaptación a la pequeña pantalla es un poco menos brutal y gore (se reduce considerablemente la cantidad de peleas, destripamientos, carnicerías y miembros amputados, tanto equinos como humanos, por razones de presupuesto, seguramente), y aumenta la cantidad de sexo hasta el punto de que, a ratos, la serie parece una versión ligeramente porno de la novela (los momentos literarios erótico-festivos son escuetos y no superan las 5 líneas).




Algunos achacan esto último a un exceso típico de la HBO, pero a mi me parece un insulto a la inteligencia del espectador. Como muestra dos botones: Daenerys Targaryen se pasa los primeros capítulos prácticamente sin ropa, como si fuera más chica florero que actriz, y es sólo cuando la visten con ¿algo? que descubres que hay un personaje potente detrás.

Pero el caso más extremo de sexocentrismo, es el de la prostituta Ros, un personaje que no existe en la novela y que se han sacado de la manga con el único y patético objetivo de lubricar al personal. ¿Su momento clave? Una larga escena de sexo lésbico gratuito muy potente, que no viene a cuento de nada y que eclipsa totalmente al protagonista y a su discurso. Hetero, gay, bisexual, asexual… nadie puede creerse lo que está viendo. Debe ser que no confían en la capacidad de atención del público (especialmente masculino). Muy indignante y muy triste.





* Er casting

De sus actores, bastante competentes todos, lo que más sorprende, de entrada, es el cambio de edad. La familia Stark, casi al completo, tiene unos cuantos años más que en la novela. Robb y Jon superan ampliamente la mayoría de edad y Eddard y Catelyn (por coherencia con este último cambio) en lugar de unos lozanos 35, rondan los 50. Esto es positivo, especialmente en el caso de los hijos mayores, ya que resulta poco creíble (e inhumano) que ambos se enfrenten a sus nuevos retos con tanta madurez con tan solo 14 años (por muy medievales que sean).

A otras, como a la rubia platino Daenerys, le han subido la edad de 13 a ¿18?¿20? para suavizar el efecto Lolita de un personaje con una considerable carga sexual.




¿Las chapuzas? Joffrey, el rey niño y, posiblemente, uno de los personajes más odiados de toda la saga, en lugar de un rostro angelical, tiene una cara de capullo considerable (muy sutil, HBO), mientras que el señor de Invernalia, teóricamente, más moreno que un murciélago, es interpretado por el rubio Sean Bean (¿tanto te costaba teñirte, Boromir?), mientras que la mayoría de los actores de los clanes Targaryen y Lannister (morenos casi todos), lucen pelucones y tintes rubios sin complejos. ¿Ser mano del rey es lo que tiene? Teniendo en cuenta la importancia que el color del pelo llega a tener en la trama (los que ha han visto y/o leído ya saben por dónde voy) este detalle llama bastante la atención.




* Veredicto

Cuando uno lee las novelas, no puede obviar su descarada carga cinematográfica. De hecho, al resultar tan visuales y estar estructuradas básicamente en torno a diálogos, a veces se tiene la sensación de estar leyendo un guión con mucha paja y muchos detalles extra (Martin fue guionista y se nota).

Tal vez por la vocación cinematográfica de los libros, sumado al hecho de que a ratos su parsimonia se me ha llegado a atragantar, recomiendo ver la serie antes de leer la novela. Por primera vez y sin que sirva de predecente, como producto, me parece más redonda, más ágil y menos pretenciosa la serie que el book, a pesar de los defectos que he comentado antes (y otros que he obviado para evitar alargar la entrada). Luego, si el universo Martiniano entusiasma y se quiere profundizar más, siempre se puede recurrir a los libros, pero, en mi modesta opinión, los 7 reinos han nacido para ser visuales, no literarios.





Nota personal: ¿Qué tiene la serie que no tenga el libro?

Unos títulos de crédito super creativos y bonitos que destacan por encima del conjunto y Kit “Jon Snow” Harinton, lo más bonito que he visto en algún tiempo…

01 December 2011

Un método peligroso: ¡“psiqueanalíceme”, doctor!




Uno de mis problemas a la hora de enfrentarme a Un método peligroso (además de las altísimas expectativas que me había despertado), es que, al igual que ocurre cuando conoces previamente el libro o el comic en el que está basado, su adaptación no coincide con la que ya existía previamente en mi cabeza. Tiempo atrás, me había sentado en un hueco entre el sofá de Jung y el diván de Freud y tenía una idea muy precisa de qué temas resultaban más apasionantes y polémicos y cuáles podían dar más juego en la gran pantalla. Ante tan buen material, y teniendo en cuenta quién era el director, cada vez que escuchaba algo sobre este film comenzaba a salivar al más puro estilo pavloviano (sí, ya sé que la referencia conductista está fuera de lugar, pero nos entendemos).



Sin embargo, la hora y media larga que dura la última película de Cronemberg, me resulta una naranja a medio exprimir en casi todos los aspectos. Técnicamente es perfecta, su factura es impecable, tiene algunas escenas impactantes, sus actores (especialmente Mortensen, que en cada aparición se come la pantalla) están estupendos (que nadie la vea doblada, cada personaje tiene un acento especifico que denota su origen), pero el rico jugo no acaba de brotar en toda su magnitud. Ni la historia de amor resulta todo lo intensa, apasionada o turbadora que debería, ni la amistad entre Freud y Jung, con todas sus complicidades y desavenencias, está a la altura de la historia en la que se basa (¿dónde quedan, por ejemplo, sus diferencias en la interpretación de los sueños o el famoso inconsciente colectivo?). Además, el final resulta demasiado abrupto.




Supongo que era mucho y muy árido el material a tratar, y que tanto la love story como la psicoamistad habrían dado para una película individualmente, pero habría agradecido una hora más de metraje o una reducción considerable del (desaprovechado) romance Jung-Spielrein a favor  de más encuentros entre dos de los pensadores más interesantes y controvertidos de principios del siglo pasado.

Un método peligroso no está mal, pero no incomoda, no fascina, no noquea al espectador (a pesar de que Freud asegura en una escena que 100 años después sus teorías seguirían resultando polémicas, cosa que es cierta). Todo está demasiado medido y contenido, incluso cuando tendría que estallar por los aires. Se echa de menos al Cronemberg más perturbador en los momentos más escabrosos (la escena de sexo en la escaleras de Una historia de violencia tiene mucha más garra, impacto y morbo que las dos sesiones de spanking de Knightley).




Dicen por ahí que no se le había hecho justicia a Freud en el cine hasta que llegó Un método peligroso, pero yo sigo pensando que aunque el actor está a la altura, el guión, desgraciadamente, no: esto es psiqueanálisis.  La evolución del método del padre de la psicoterapia y su primer discípulo tuvo que ser mucho más apasionante que lo que nos muestran. No sé vosotr@s, pero yo me quedo con la versión dentro de mi cabeza...

P.S. ¿Fui la única que sufría por Knightley cada vez que la muchacha desencajaba de forma sobrenatural la mandíbula?

24 November 2011

Medianeras: Where's Wally?



“Hace más de 10 años me senté frente a la computadora y tengo la sensación de que desde entonces nunca más me levanté. Internet me acercó al mundo pero me alejó de la vida” asegura tajante el protagonista de Medianeras. Y es que, ¿son las nuevas tecnologías y la despiadada arquitectura de las grandes ciudades las culpables de que cada vez seamos más capaces de comunicarnos a larga distancia, pero nos sintamos más torpes y cohibidos a la hora de intimar cara a cara? ¿nos da cada vez más miedo el verdadero contacto? A todas estas preguntas (y alguna más) trata de responder Medianeras, del director argentino Gustavo Taretto.
Los protagonistas son un cruce entre Amelie+Nino Quimcampoix y casi cualquier pareja de un Woody Allen rejuvenecido y adicto a internet... pero con acento porteño. Él no sabe lo que busca, ella (una estupenda Pilar López de Ayala) busca a Wally en la ciudad inútilmente (“Si aún cuando sé a quién estoy buscando no lo puedo encontrar, ¿cómo voy a encontrar al que estoy buscando si ni siquiera sé cómo es?").




Sí, podría decirse que esta película es una historia de amor… o de como dos personas atrapadas en la neurosis sabotean y buscan el amor en la era digital, pero no sería exacto: Medianeras habla del no amor. Describe y retrata la soledad e incomunicación de comienzos del siglo XXI con la misma fina ironía con la que disecciona sus edificios. 
Pero no todo es redondo en esta ingeniosa cinta argentina. Inspirada en un exitoso corto con el mismo nombre, a ratos se resiente de una falta de ritmo y de un estiramiento excesivo de la trama. A su vez, también hay personajes secundarios no del todo aprovechados, pero a pesar de estos pequeños lastres, en conjunto, resulta más que recomendable.

Si tienes treintaytantos y perteneces a esa generación que ha pasado de la máquina de escribir que heredó de su herman@ al Mac, e internet ha ido ganando parcelas en tu vida hasta salpicar y contaminar tu “mundo real”, te encontrarás con todo un film generacional. A veces tierno, a veces descarnado, pero siempre tan cercano y reconocible que no podrás evitar señalarte en la gran pantalla durante buena parte de su metraje (especialmente si tu vida romántica ha sido una suma de desaciertos).

Don’t worry, si Medianeras es capaz de arrancarte sonrisas (y carcajadas), hay esperanza para tu neurosis. Si aún buscas a Wally, tal vez, y sólo tal vez, como en una de las canciones favoritas de los dos protagonistas, true love will find you in the end...
 
         


"Buenos Aires crece descontrolada e imperfecta, una ciudad en la que se yerguen miles y miles de edificios sin ningún criterio. Al lado de uno muy alto hay uno muy bajo, al lado de uno racionalista, uno irracional. Probablemente estas irregularidades estéticas y éticas nos reflejen perfectamente. Estos edificios que se suceden sin ninguna lógica demuestran una falta total de planificación. Exactamente igual es nuestra vida, la vamos haciendo sin tener la más mínima idea de cómo queremos que nos quede".       


02 November 2011

¿Cómo sería la escena de la araña de Annie Hall si Annie fuera animalista?


Interior. Apartamento de Annie. Noche.
Alvy: ¿Qué…? Soy yo, abre la puerta.
Annie. abre.
Annie: Oh.
Alvy: ¿Estás bien? ¿Qué te pasa?
Annie (suspira): Hay una araña en el baño.
Alvy: ¿Qué?
Annie: Hay una araña negra grandísima en el baño.
Alvy: ¿Y para eso me haces venir a las tres de la madrugada?¿porque hay una araña en el baño?
Annie: Dios mío, ya sabes que soy un poco aracnófoba…
Alvy (suspira): Ooooh.
Annie: … no puedo dormir con una cosa viva arrastrándose por el baño.
Alvy: ¡Mátala! ¡Por el amor de…  ¿por qué pones esa cara?
Annie (sacude la cabeza): ¡No! Por Dios, Alvy, ¿es que ya lo has olvidado? Yo no mato nada que tenga madre…
Alvy (suspira): OK, pero te he dicho mil veces que has de tener un atrapabichos a mano. Nunca se sabe quién puede aparecer arrastrándose.
Annie: Ya lo sé, ya lo sé, tengo un botiquín y un extintor.
Alvy: Es igual, dame un vaso o algo así. Estoy bastante cansado. ¿Sabes? Tú me tomas el pelo, pero tengo que estar siempre preparado para cualquier emergencia. Una inundación, un terremoto (ve un folleto) Oye, ¿qué es esto? ¿Eh? ¿Has ido a un concierto de rock?
Annie: Sí.
Alvy: Oh, vaya, ¿de verdad? ¿En serio? ¿Y te, te gustó? ¿Fue, fue… como te diría… ferolítico? ¿fue de veras super ferolítico? ¿O fue…?
Annie: ¡Fue grandioso y basta!
Alvy: Ah, ya, escalofriante… Cuando… Bueno, se me ha ocurrido una idea genial. ¿Por qué no llamas al individuo que te llevó al concierto de rock y le dices que venga y atrape a la araña? Sería una gran idea…

Annie: Te he llamado a ti. ¿Quieres ayudarme o no? ¿Eh? Toma.
Alvy: ¿Y esto qué es? ¿Qué…? ¿Desde cuando tienes una taza de «National Review»? ¿De qué lado estás ahora?
Annie: Bueno, venía con la revista y me gusta conocer todos los puntos de vista.
Alvy: Espléndido. ¿Y por qué no llamas a Jimmy Carter para que atrape a la araña?
Annie: Alvy, estás bastante agresivo, ¿lo sabías? Y no sólo eso, te veo flaco y cansado.
Alvy: Mira... son las tres de la mañana. Me sacas de la cama, me haces venir corriendo, no consigo encontrar taxi. Me dices que es urgente y yo subo corriendo las escaleras. Me… estaba mucho más atractivo a primera hora de la noche. Oye, ah, dime… ¿cómo… desde cuándo te has liado con un rockero de derechas? ¿Cómo es posible?
Annie: ¿Quieres una taza de chocolate?
Alvy: Oye, ¿me tomas por tu hijo o qué? ¿Qué pretendes…? Yo, yo vine para…
Annie: Tengo un chocolate buenísimo, Alvy.
Alvy: Vale, ¿dónde está la araña?
Annie: Está en el baño.
Alvy: ¿En el baño, dices?
Annie: Oye, no la aplastes. Cógela con cuidado y cuando ya esté dentro de la taza la tiramos por la ventana.
Alvy : Cariño, cariño, llevo atrapando arañas desde que fui boy scout , ¿vale?
Annie: Oh.

Alvy hace mucho ruido.
Annie: ¿Qué pasa?
Alvy: ¡Es una araña muy grande!
Annie: ¿Sí?
Alvy: Si, mucho. Demasiado. Y hay dos.  
Annie: ¿Dos?
Alvy: Sí. No pensaba que fuera tan grande, es una araña imponente. ¿tienes un táper…?
Annie: no.
Alvy: … ¿una olla a presión o algo por el estilo?
Annie: Me lo he dejado casi todo en tu casa, lo siento.
Alvy coge del armario una bandeja de vidrio para el horno con su tapadera.
Alvy: Bueno, voy a coger esto.
Annie: Pero, ¿qué vas a hacer con…?¿pero luego cómo voy a cocinar lasagna?
Alvy: Cariño, en el baño hay una araña del tamaño de un Buick ( Alvy va hacia el baño, seguido por Annie).
Annie: Está bien. Ooooh.
Alvy: Oye, ¿qué es esto? ¿Usas jabón de brea?
Annie : Es para el cutis.
Alvy: ¿Cómo… te has unido a una banda de jazz? ¡Uy!
Alvy se gira y empieza a perseguir a la araña con la bandeja por la bañera. Rompe una de sus esquinas. Estrépito de cristales rotos.
Annie : ¿Qué haces?
Alvy: No te asustes.
Alvy sigue arrastrando la bandeja con entusiasmo. Annie se sienta en la cama, con la espalda apoyada en la pared, tapándose la cara con las manos.
Alvy: ¡Ya está! ¡Las he atrapado a las do…! ¿Qué te pasa? ¿Por qué…
Annie (llora): ¿y ahora qué les va a pasar?
Alvy: pues que las tiramos por la ventana.
Annie: ¿pero quiénes crees que son?¿Amelia Eckhart? ¡no quiero hacerles daño, Alvy!
Alvy: Bueno, vale, bajaré a la calle y las liberaré delicadamente en un jardín.
Annie llora aún más
Alvy: … ¿estás triste? Tú… ¿Qué querías que hiciera? ¿Que las llevara a chipar y las adoptara?
Annie tira del brazo de Alvy y él se sienta a su lado.
Annie (llora): Oh, vale, baja a las arañas pero no te vayas, ¿quieres? ¡Por favor!


27 October 2011

Otra tierra: ¿estamos realmente solos?



Recomendar una película sin desvelar ni un sólo detalle de la trama y esperar que algún alma cándida acuda al cine a verla sería increíblemente ingenuo por mi parte.
Sin embargo, Otra tierra es uno de esos films que no se pueden comentar o criticar sin destriparlos, y ya que en mi caso hubiera preferido lanzarme a ella sin conocer ni un sólo detalle del argumento y sin absolutamente ninguna expectativa,  enfrentarse a este film estadounidense con ojos gatunos es mi humilde recomendación para tod@s aquell@s que aún no la conozcan.

Posiblemente, dure tan poquito en cartel que el viernes 28 haya sido eliminada de los cines de las pequeñas ciudades. Posiblemente, ni el premio a la mejor actriz en Sitges ni el especial del jurado en Sundance sirvan para activar la curiosidad y el boca-oreja, pero cuando aparece una joyita de este calibre, tan insólita y apetecible en los hamburgueseros menús cinéfilos, recomendarla es casi un deber moral.
Y si todo lo anterior no ha despertado su curiosidad ni lo más mínimo, una última recomendación: vaya a verla antes que otra persona extrañamente parecida a usted se le adelante…


26 September 2011

La 59 edición del Zinemaldia en 12 palabras




* Hardcore: familias kamikaces, solitarios heridos, injusticias históricas, psicópatas en todos los estratos sociales y conflictos políticos, entre otros, suelen campar a sus anchas en la programación de todas secciones del Zinemaldia. Sin embargo, este año, se ha dado una nueva y turbia vuelta de tuerca a su temática. Tres inquietantísimos ejemplos: padres que desean secretamente a sus hijas y rebautizan a las prostitutas que contratan con sus nombres (Still Life), parejas con rasgos psicopáticos cuya misión vital consiste en asumir nuevas identidades y manipular a otros hasta destrozarles la vida (Silver Tongues), y jóvenes que quieren escapar de sectas en las que la violación es un rito de “cohesión grupal” (Martha Marcy May Marlene). Casi nada...

* (Los) Paraguas (de Donosti): cuando la organización tiene programada en su agenda una película titulada Los paraguas de Cherburgo (Jacques Demy) está invocando, en todo su esplendor, al dios de la lluvia. Lo malo es cuando su amigo, el dios del viento, también decide apuntarse a la reunión. Y mientras luchas contra tu sufrido paraguas incrustada en una fila interminable, sólo puedes repetir “en Berlín el público hace cola a menos 2 grados” como si fuera un mantra, tratando de desterrar de tu mente el tiempo que debe hacer en Venecia o en Cannes. Pero cuando te sientas en tu butaca y la película comienza, entiendes finalmente qué es eso tan demyniano de “hablar cantando”. ¿Cómo un musical tan luminoso, naif y buenrollista puede ser al mismo tiempo tan melancólico y doloroso?. Je ne sais pas...





* “Gastromanía”: este es un festival básicamente culinario, no nos dejemos engañar. Y no lo digo por el reciente ciclo Cine y gastronomía que se acaba de inaugurar, sino porque nuestros visitantes parecen más preocupados por ir de restaurantes y atiborrarse de pintxos que por ver películas (especialmente los miembros de jurado oficial). Que si, que ambas cosas pueden ir de la mano, pero cuando casi todo el mundo habla más de comida que de cine, algo falla. ¿Acaso para comer pantagruelicamente no están ya los otros 356 días del año?.
Cuando le preguntaron a Clive Owen (que presentaba la malota y tramposa Intruders) por la impresión que le dejó, años ha, su primera visita al Zinemaldi, lo único que se le ocurrió decir fue “unbelievable food!”. Eso es como si, al sonsacarle a un amigo la descripción física de alguien con quien quiere liarte, éste te respondiera “tiene mucha personalidad”. Como la cosa siga así, en lugar de conchas, sirenas y farolas, la organización acabará dando sartenes, bogavantes y changurros dorados.

* Bovarismo: “estado de insatisfacción crónica de una persona, producido por el contraste entre sus ilusiones y aspiraciones (a menudo desproporcionadas respecto a sus propias posibilidades) y la realidad, que suele frustrarlas” (wikipedia dixit). Aunque en el festival (como en la vida), el vacío vital y la insatisfacción crónica han sido los protagonistas, la sección oficial ha explorado (¿casualidad?) el bovarismo de 3 mujeres casadas que se enamoran perdidamente de otro hombre. La más valiente es Hester (Rachel Weisz) en The Deep Blue Sea (Terence Davies) por abandonar su acomodada vida y su complaciente marido por un joven piloto en paro en plenos años 50; la más dubitativa (y neurótica) es Margot (Michelle Williams) en Take this waltz (Sarah Polley) esa película que a primera vista parece una love story pero que acaba siendo otra cosa, y, por último, Emilia (Araceli Ramírez), la más descaradamente bovariana del trío, sufriendo muy mucho en Las razones del corazón de Arturo Ripstein.





* Ausencias: al parecer, muchas stars no vienen al festival a presentar sus películas porque se encuentran en pleno rodaje. ¡Que casualidad! ¿Así que ese es motivo por el que Rachel Weisz, Salma Hayek, Michelle Williams, Seth Rogen, Woody Harrelson, Robin Wright, Sigourney Weaver, Ryan Gosling, Brad Pitt, Sean Penn y Carey Mulligan, entre otros, nos han dado plantón?. La ausencia del director de Rampart (una de las películas a concurso) que sí se presentó en Toronto (donde no competía) junto con todo su equipo, demuestra lo poco que allende los mares se toman en serio el Zinemaldi.
Sin embargo, hay otro motivo, mucho más prosaico, por el que nuestra alfombra roja sigue tan deslucida como en ediciones anteriores: money. Traer a una star en vuelo privado desde L.A cuesta unos 150.000 eurillos del ala. Y es que si son invitados, ¿no se les va a hacer pagar el viaje, no? Por este motivo, cuando Julie Delpy, Aki Kaurismaki y Michael “Magneto” Fassbender anunciaron, respectivamente, que vendrían en tren desde París (¡bendita fobia
a volar!), en caravana desde Portugal, y en moto y “recauchutado”, como recién salido de Le Mans, la organización debió suspirar aliviada. Y yo me pregunto, así, tontamente, ¿dónde habrá dejado aparcada su caravana el simpático de Aki?

* Gatos: Feliz coincidencia: dos de las únicas 4 películas de animación los han tenido como protagonistas absolutos (Une vie de chat y Le chat du rabbin) y el shrekiano minino andaluz más famoso del mundo ha elegido el Zinemaldi para la premiere (de 20 miserables minutos) de El gato con botas. Los felinos están de lo más in. Por algo será...

* Déjà vu: la semiautobiográfica Le Skylab de Julie Delpy viaja a una comida familiar en 1979 (sí, como Super 8) de la propia directora. Es coquetuela y alegre y, a ratos, tan divertida (ese Tony Manero de 17 años justifica, él solito, el visionado de toda la película) que te olvidas de cierto humor soez y vulgar y, sobre todo, de los constantes déjà vus de otras pelis y series (Why Verano Azul? Why?) o del hecho de que sea tan ligera como un polo de limón. Empatizas con esa niña que descubre el amor y el desamor en un mismo día, de la misma forma que te sientes cercan@ a las esperanzas y frustraciones de los niños de Kiseki (Hirokazu Kore-Eda) y anhelas creer en un milagro que haga más digerible las amarguras diarias. Sí, nada nuevo bajo el (naciente) sol en el que estos dos hermanos viven separados en diferentes ciudades, pero si mucho encanto, buen humor y ternura y, porque no admitirlo, la mejor frase de todo el Zinemaldia. “¿Qué significa indie?” “que tienes que esforzarte más”.





* Rescatados: Ancianos que recuperan su voz y su dignidad a golpe de animación (Arrugas, Ignacio Ferreras), abuelas nada pasivas con muy mala leche (Urte berri on, amona!, Telmo Esnal), inmigrantes con buena voluntad que se reflejan en los ojos ajenos y acaban transformándose en lo peor que ven en ellos (L’Envahisseur, Nicholas Provost), underdogs heridos e hirientes que se enamoran de mujeres apaleadas y que, sorprendentemente no han perdido la esperanza (Tyrannosaur, Paddy Considine) y mujeres feriantes de raza gitana que crecen y estallan frente a una cámara que las mira por vez primera (Tralas Luces, Sandra Sánchez).

* (Anti)divos: Que guapa y talentosa estaba Catherine Deneuve en los musicales de la retrospectiva de Jacques Demy.... y que prima donna cuando llegó (tarde) a ¿presentar? el ciclo dedicado a su descubridor. Por arte de magia (culinaria), una comida en el Ganbara junto con amigos y famosos varios le cambió tanto el humor que comenzó a sonreír y a firmar autógrafos. Alex de la Iglesia, por su parte, ponía cara asco infinito a los cazautógrafos que acampaban en las puertas del Maria Cristina cada vez que entraba y salía de “sus aposentos”. Sin embargo, nada volubles o distantes resultaron Frances McDormand comprando melocotones en los puestos callejeros o Michael Fassbender (“lo mejor que le ha pasado al festival en muchos años” según alguna periodista) flamante ganador de la Copa Volpi al mejor actor por Shame, y que, tras "aparcar su moto", posó en camiseta, evitó las “zonas vip” y se apuntó a todos los saraos. Dos días más en Donosti y habría acabado rebautizándose Mikel...





* Silbidos: escuchar silbidos tras una proyección no es algo extraordinario (Kim Ki-duk y su Amen, por ejemplo, se los habían ganado a pulso), pero escucharlos antes es algo menos frecuente. Ocurrió en el primer pase de Take this waltz (Sarah Polley). Cuando ves que la proyección se retrasa, sólo te vienen dos cosas a la cabeza: fallo o técnico o ausencia de algún big fish. 12 minutos de palmas y abucheos más tarde se desveló el misterio cuando entraron corriendo a lo cartoon los miembros del jurado oficial. Mientras Frances McDormand hacía el gesto triunfal de Rocky, tratando de quitarle hierro al asunto, Alex de la Iglesia se mostraba sumiso, en postura mantis religiosa. Sin embargo, las 1800 personas de la sala 1 del Kursaal no aceptamos sus disculpas. Una mujer, dos filas por delante de mi, expresó en voz muy alta lo que pensábamos tod@s: ¡ver películas gratis es lo único que tienen que hacer y encima llegan tarde!. (Si en ese momento hubiéramos sabido qué película sería escogida Concha de oro, la mayoría habríamos aprovechado para abuchearles bastante más).

* Subtítulos: La lógica y la experiencia de pasadas ediciones indican que los ejemplares más escasos en la fauna festivalera son los ancianos y los niños (fuera de la programación infantil, claro está). Por este motivo, cuando te encuentras sentada junto a dos munchkins de 6 y 9 años en un musical francés (Les demoiselles de Rocheford), lo primero que piensas es que o bien tienen padres muy cinéfilos o bien se trata de un par de cerebritos. Cuando el más pequeño comienza a dar muestras de aburrimiento en dos idiomas distintos a la media hora de proyección (el padre era british, la madre spanish), de repente, un rostro conocido llena la pantalla. "Look, it’s Gene Kelly!" susurra el padre y los ojos del niño se encienden. Ante ese síntoma de buen gusto y cinefilia precoz, además de una punzada de envidia, no puedes evitar sentir, instantáneamente, que el mundo es un lugar mejor.

* Diamantes: no sé hasta qué punto la divertida presentación que nos hizo Kaurismaki de Le Havre, su última película, influyó en el hecho de que se convirtiera (musicales de Demy aparte), en lo mejor que había visto a dos días de acabar la 59 edición de Zinemaldi. De este delicioso cuento (con homenaje a Casablanca included) sólo puedo decir que, si dependiera de mi, la programaría cada navidad, junto con ¡Que bello es vivir! y Eduardo Manostijeras. Pero aún faltaba la última película. Confieso que la fui a verla con pocas expectativas y que, cuando nos la presentaron como “el tercer mejor film que narra la transición del cine mudo al sonoro tras Sunset Boulevard y Cantando bajo la lluvia”, me pareció una exageración y un peloterismo descarado al director, que había venido a presentárnosla. Entonces se apagaron las luces... y ocurrió. Es difícil explicarlo con palabras. ¿Conocéis ese cosquilleo en la nuca acompañado de unas ganas tontas e irreprimibles de llorar? ¿ese “no me puedo creer que esto sea tan bueno”? Pues así de maravillosa es The Artist. Lo mejor que he visto, no sólo en este Zinemaldi, sino en mucho, mucho tiempo. Y no fui la única que se enamoró esa noche. Este clásico instantáneo francés, no sólo se llevó la ovación más larga del festival, sino que, al mismo tiempo, ganó el premio del público (al que yo contribuí ese día, orgullosamente, con mi voto).
¡Que nadie se la pierda!.






Misión cumplida. Conchazos aparte, como espectadora, mi festival no podría haber terminado mejor.

06 July 2011

La rescatadora de frases: La ciencia del sueño



Mucho, demasiado tiempo llevaba con ganas de toparme con esta estupenda película de Michel “Eternal Sunshine of the Spotless Mind Gondry, pero la espera ha valido la pena. Y es que, además de ideas muy interesantes y algunos momentos mágicos y visualmente portentosos, La ciencia del sueño contiene declaraciones de amor tan tierno-fóbicas como esta:





- ¡Vas a perder el avión!
- ¡No me importa! No me importa...
- ¿Por qué me haces esto? ¿qué te he hecho yo? Dime, ¿qué quieres que haga?
- No lo sé. Tal vez tocarme el pelo...
- No puedo hacer eso... ¿¡Por qué yo!?
- Porque todas las demás me aburren... y porque eres diferente.


***

Otras frases para recordar:

"El azar es muy difícil de lograr. La organización siempre se vuelve a fusionar si no prestas atención".

*

"Esta noche, les mostraré cómo preparar los sueños. La gente cree que es un proceso muy fácil, pero es un poco más complicado de lo que parece. Como ven, la clave es la combinación delicada de ingredientes complejos. Primero, ponemos pensamientos al azar. Luego, añadimos una pizca de reminiscencias del día, mezcladas con algunos recuerdos del pasado. Amor, amistades, relaciones y todas esas palabras sumadas a canciones que se oyeron durante el día, cosas que se vieron y también algo personal. Y nos ponemos a revolver..."

*

"Enfoque y concentración: la distracción es la obstrucción a la construcción".

*

“El cerebro es la cosa más compleja, y está justo detrás de la nariz”.

*

"Nuestros cerebros están creando un bucle que es increíblemente complejo. No es como si nuestras mentes se comunicaran, ni es telepatía ni nada de eso; Es como si a cada paso que diéramos evolucionáramos en la misma dirección. Se llama aleatoriedad paralela sincronizada".





DISCULPEN LAS MOLESTIAS 1: la nueva entrega y solución del concurso musical se ha retrasado un poco esta semana por problemas técnicos, pero espero solucionarlo en un par de días, como máximo.

DISCULPEN LAS MOLESTIAS 2: Hay blogs que me desbloguean automaticamente y en los que me resulta imposible postear. Lunna, si llegas hasta aquí, llevo semanas sin poder contestarte. Sorry!

27 June 2011

¡Luces, cámara... canción! * 27 y 28



Retomo el aparcadísimo concurso con dos de mis canciones favoritas en una semana complicada “por que yo lo valgo”.


* 27 (3’5 /5 en el popularizómetro)

- Venía de calzar las botas más altas del mundo en otra película, pero aquí no habría podido utilizarlas: no son muy prácticas para huir.

- Dicen que es sano mantener una parcela de intimidad en cada relación de pareja, pero en el caso de esta chica, algunos secretos pueden salvarle la vida.

- Los bigotes postizos son un peñazo, pero, en ocasiones, no te reconoce ni tu madre.


¡Luces, cámara... canción! * 27



*


* 28 (2/5)

- Los japoneses conocen, mejor que nadie, sus efectos terapéuticos y desahoguiles. En este caso concreto, todo el mundo merece sus 5 minutos de fama.

- Conocer a tu padre es una cosa, reconciliarte con él públicamente frente a un micrófono, otra muy distinta.

- Una persona a la que acabas de conocer puede sacrificarte por ti, en un momento dado. Como diría Blanche Dubois: confía siempre en la bondad de los desconocidos.


¡Luces, cámara... canción! * 28


*

No sé si es algo bueno o malo, pero ahora ya no puedo escuchar Changes de Bowie sin recordar esta escena de Shrek 2.






Will you still love me tomorrow
suena en una romántica escena de Dirty Dancing en la que Swayze le cuenta a Baby su sueño. Tendréis que confiar en mi memoria cinéfila porque no he encontrado el video exacto y tendremos que conformarnos con esto:






J, Fiona, su verde esposo y los bailarines más famosos de los 80, te felicitan por tu doble acierto ;)

20 May 2011

MEME: Escenas para recordar



La más alegre


El comienzo de Mucho ruido y pocas nueces con ese poema opti(fe)minista seguido del entusiasmadísimo acicalamiento ante la llegada de Don Pedro & Co., me resulta de un buenrollismo desarmante.





La más agridulce

Empate entre el emotivo final de El club de los poetas muertos (una de las películas míticas de mi adolescencia) y el no menos emotivo final de Cinema Paradiso, con sus besos censurados.





La más rara

Algunos films contienen escenas raras raras raras, pero en mi memoria cinéfila sobresale casi cualquier momento de Cómo ser John Malkovich, ya que es un experimento raruno todo él y el WTF? no desaparece durante toda la película.





La más perturbadora

Podría escoger inquietantes scenes de David Lynch, Cronenberg o Haneke, por ejemplo, pero me quedo con el ending de La semilla del diablo, por esa terrorífica segunda película que comienza en tu cabeza cuando lo peor se confirma y el inoportuno amor entra en escena :S





La escena con más suspense

Ante la palabra suspense, lo primero que viene a la mente es Hitchcock, pero como soy incapaz de elegir una de entre todas las muchas buenas que contiene su filmografía, me quedo con mi escena favorita de un peliculón: el tiroteo en las escaleras de Los intocables de Elliot Ness (que es, al mismo tiempo, un homenaje de otra: El acorazado Potemkim).





La más aterradora

La escena que más secuelas me ha dejado en mi vida (dormir con la luz encendida, pesadillas post-apocalípticas, ataques de ansiedad cada vez que veo un carrito de supermercado...) es la escena del sótano de The Road. Para mi no hay argumento más espantoso que el que plantea esta película...





La más romántica

Cuando se es muy romántica, como en mi caso, resulta imposible quedarse sólo con una escena: el “he recorrido océanos de tiempo para encontrarte” de Drácula, Los puentes de Madison, Breve Encuentro, In the mood for love, Casablanca, Encadenados, la escena de la doble confesión del taxi de Antes del atardecer... too many, pero si tengo que elegir una, con todo el dolor de mi corazón, escojo el final de Breakfast at Tiffany’s. Y es que lo tiene todo para ponerme la piel de gallina: chico que se declara apasionadamente y contra toda posibilidad, chica que supera sus miedos, beso bajo la lluvia y... ¡un gato rescatado!. (Hepburn confesaría después que abandonar a Gato fue la escena más dura de toda su filmografía).





El mejor diálogo

Después de meditar durante días, voy a pecar de falta de originalidad escogiendo la que, en mi opinión, es la película con los diálogos y frases más memorables de la historia: Casablanca. Y pensar que el guión fue improvisado sobre la marcha...





Mejor escena sin diálogo

¿Búster Keaton?¿Chaplin?¿el magnífico prólogo de Up? Difícil elección, pero mi corazón está con los ya míticos 40 primeros minutos de Wall·E.





Mejor escena de pelea

Hay escenas de lucha impresionantes (lejos de las típicamente testosteronadas) que me encantan (Tigre y Dragón sería un buen ejemplo), pero, aunque no es ni de lejos la mejor, pocas escenas me han impulsado a levantarme de la butaca en el cine y a dar palmas como la de Eowyn vs Nazgul en El retorno del rey. Él dice “¡Insensato, ningún hombre puede vencerme. Ahora muere!”. Pero la rubia, decidida, se quita el casco y contesta “Yo no soy un hombre” y se lo carga. ¡MO-MEN-TA-ZO!





La mejor escena musical

LA ESCENA por antonomasia, la que representa mejor que ninguna otra la esencia del musical, es la archiconocida singin’ in the rain de la película con el mismo título. Y es que el musical es el genero más prozac, más “al mal tiempo buena cara” que existe. Curiosamente, Gene Kelly estaba tan enfermo el día que la rodaron, que bailar le supuso un esfuerzo sobrehumano y sus pies apenas tenían fuerza para hacer sonar las tachuelas. Para compensar la falta de garra que requería la escena, se le añadió el claqueo de dos bailarinas.





La mejor escena de baile

Hay 3 que me encantan y no puedo elegir. La más original, bonita y creativa: la elaborada escena final de Un americano en Paris, con Gene Kelly y Leslie Caron viviendo, de cuadro en cuado, su amor imposible en el mundo real (confesión: el fragmento que he escogido me hace llorar); la más irónica y crítica: la discusión (y batalla de sexos) de West Side Story en la famoserrima America; y la más elegante, romántica y chic: dancing in the dark de Melodías de Broadway, con Fred Astaire y Cyd Charisse. ¿Dónde puedo conseguir una falda como esa... y el talento para saber moverla?





El mejor discurso

Matar a un ruiseñor, Olvídate de mi, El gran dictador o El manantial contienen algunos de los mejores discursos de la historia, pero mi favorito no trata cuestiones tan terrenales. Sencillamente, no es de este mundo...





El mejor comienzo

Siempre me ha fascinado el comienzo de Manhattan. Varias versiones, a cada cual mejor, del inicio del primer capitulo de una novela se suceden, mientras la deslumbrante fotografía en blanco y negro de NYC, la capital del mundo, la ciudad de todos, es acompañada de esa maravilla que parece escrita expresamente para esta película, llamada Rhapsody in blue. Si no se te ponen los hairs like escarpias con este beginning, no eres humano...





La mejor muerte

No se me ocurre una muerte más impactante y sobrecogedora que la de Duelo al sol, con esos dos amantes que se odian con tanta intensidad, que tras dispararse el uno al otro, acaban declarándose su amor y agotando su último aliento en uno apasionado beso, para morir uno en los brazos del otro. Wow!





El mejor climax

Ambos me dejaron, no pegada, sino directamente incrustada en la butaca. Han pasado los años y sigo sin ser capaz de escoger entre Sospechosos Habituales y Se7en... De Spacey a Spacey y tiro porque me toca...





El mejor final

Esta categoría roza la crueldad. Es casi como preguntar a un niño a quien quiere más: si a papá o a mamá. Son muchos y muy buenos: Casablanca, Con faldas y a lo loco, El imperio contraataca, Vacaciones en Roma, Desayuno con diamantes, Lo que el viento se llevó... Y más y más y más...




La escena que jamás debió ser filmada

Es fácil encontrar malas escenas en películas reguleras, encontrar una chirriante o innecesaria en una buena peli es bastante más complicado. Siempre le doy al FF en la escena de las langostas de Annie Hall. Hacer humor a base de innecesaria crueldad animal me supera. Con la sensibilidad de hoy día, dudo que se hubiera filmado, más que nada porque PETA habría apretado al prolífico pelirrojo cual boa constrictor hasta hacerle cambiar de opinión (Bardem iba a ser torero en Vicky Cristina Barcelona, pero gente juiciosa le aconsejó "¡Woody, noooorl!)





La mejor escena de la historia

Otra categoría sádica, pero si tuviera que poner un fotograma a la definición cine en alguna enciclopedia alienígena, me vendrían 2 a la cabeza: Scarlett O’Hara arrancando un rábano de la tierra yerma para poner a Dios por testigo de que jamás volverá a pasar hambre y Darth Vader confensándole a Luke Skywalker que él es su verdadero padre en El imperio contraataca.





+ La escena más roller-coaster

Aunque no aparece en el MEME original, echaba de menos una categoría en la que las emociones se dispararan en todas las direcciones e, incluso, se contradijeran... y la encontré en Crash. La escena en la que Matt Dillon se desvive, e incluso arriesga su vida por rescatar a una mujer a la que horas antes había insultado, denigrado e, incluso medio violado delante de su marido, es sobrecogedora...





¿Cuáles son las vuestras? ;)

16 May 2011

¡Luces, cámara... canción! * 25 y 26

* 25 (5/5)


- Desconfía de los vanidosos y madrecéntricos... por muy guaperas que sean.

- Va a resultar que, al final, la belleza física sí te importa...

- Hay que admitir que a ese actor secundario le sientan de miedo las botas altas.


¡Luces, cámara... canción! * 25



*


* 26 (5/5)


- Nunca subestimes el poder de “el favor veraniego”.

- Todos coincidían en que la morena era más guapa y a ella le reventaba...

- Colar a tu mujer como compañera de reparto pero fingir que te enamoras de otra resulta un poco morboso, P.


¡Luces, cámara... canción! * 26




*



Sólo ellas, los chicos a un lado fue el originalísimo título que le plantaron a Boys on the side, una peliculilla perfectamente olvidable con Whoopy Goldberg en pleno apogeo post-ghostil, pero que cuenta en su B.S.O. con una resultona versión del famoso You got it de Roy Orbison made by Bonnie Raitt. Otro punto más para Rick, que continua imbatible. Congrats!






No importa que se sea hetero, gay, bisexual o asexual. Resulta difícil olvidar a la voluoptosísima Jessica Rabbit cantando sensualmente una de las canciones más populares de Peggy Lee en ¿Quién engañó a Roger Rabbit?. El Chandler de Friends la incluyó en su lista de mujeres famosas con las que me gustaría acostarse con la excusa de que quería comprobar sus cualidades de dibu. Te creemos, Chandler Bing...
Al acertante de la segunda película de la semana pasada le preguntaría cuántas veces ha visto esa escena, pero no creo que me conteste. Como dirían en Eurovisión "j, un point" ;)



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