Día 20 o Desperada on the block
Mientras estudiaba en el bloque de apartamentos del edificio estudiantil más popular de Munich, Tomasz Emil Rudzik, descubrió que una especie de halo de melancolía y tristeza rodeaba a sus habitantes. Todos ellos se movían en pequeñísimos grupos, parecían muy solos y su mayor momento de intimidad, como diría Wong Kar-Wai en Chungking Express, eran situaciones forzadas, como los encuentros en los ascensores. Después de pasar una media de 8 horas diarias subiendo y bajando pisos, intercambiando saludos y estudiando a sus vecinos con paciencia de entomólogo, Rudzik ya tenía el argumento para su proyecto fin de carrera.
Desperados on the block es coquetuela, fresca, simpática y tiene el buen ritmo del que se suelen beneficiar las películas corales. Todos sus protagonistas son extranjeros en tierras germánicas. Uno es un sordomudo enamorado de una bibliotecaria a la que tiene miedo de declarar su amor por miedo al rechazo; otro es un tímido estudiante chino que se paga los estudios dando clases de matemáticas a lolitas malcriadas; y la tercera, es una estudiante de teología católica que decide romper, uno a uno, los diez mandamientos, a la espera de la señal definitiva que le confirme o le desmienta la existencia de Dios.
Mientras estudiaba en el bloque de apartamentos del edificio estudiantil más popular de Munich, Tomasz Emil Rudzik, descubrió que una especie de halo de melancolía y tristeza rodeaba a sus habitantes. Todos ellos se movían en pequeñísimos grupos, parecían muy solos y su mayor momento de intimidad, como diría Wong Kar-Wai en Chungking Express, eran situaciones forzadas, como los encuentros en los ascensores. Después de pasar una media de 8 horas diarias subiendo y bajando pisos, intercambiando saludos y estudiando a sus vecinos con paciencia de entomólogo, Rudzik ya tenía el argumento para su proyecto fin de carrera.
Desperados on the block es coquetuela, fresca, simpática y tiene el buen ritmo del que se suelen beneficiar las películas corales. Todos sus protagonistas son extranjeros en tierras germánicas. Uno es un sordomudo enamorado de una bibliotecaria a la que tiene miedo de declarar su amor por miedo al rechazo; otro es un tímido estudiante chino que se paga los estudios dando clases de matemáticas a lolitas malcriadas; y la tercera, es una estudiante de teología católica que decide romper, uno a uno, los diez mandamientos, a la espera de la señal definitiva que le confirme o le desmienta la existencia de Dios.
¡Qué lástima que los buenos ingredientes no acaben de entremezclarse y que un final torpe y precipitado, nos deje la sensación de que “nos falta el postre”. Pero qué alegría que esta opera prima sugiera futuros y prometedores banquetes.
Día 21 o No sabía nada de gatos persas
Perlas de otros festivales, I love you! Cuando descubrí que una película de mi sección favorita de Zabaltegi tenía por título No one knows about persian cats y que, además, estaba dirigida por Bahman Ghobadi, el director de Las tortugas también vuelan, mi gatofília y cinefilia unidas lo tuvieron claro: tenía que verla. Y es que nada que aluda a los fascinantes felinos puede ser malo.
Si en Seasons in the sun, much@s se sorprendieron al descubrir que los adolescentes chinos estaban tan perdidos (y salidos) como los del resto del planeta, en este film iraní, todos los prejuicios contra la juventud de este país saltan cual metralla abochornando al espectador. Si, esta película deja con un palmo de narices a quien espere ver una peli de Kiarostami, Samira Majmalbaf o escenas de crudeza y miseria descarnada. Aunque, eso sí, hay mucho drama.
Perlas de otros festivales, I love you! Cuando descubrí que una película de mi sección favorita de Zabaltegi tenía por título No one knows about persian cats y que, además, estaba dirigida por Bahman Ghobadi, el director de Las tortugas también vuelan, mi gatofília y cinefilia unidas lo tuvieron claro: tenía que verla. Y es que nada que aluda a los fascinantes felinos puede ser malo.
Si en Seasons in the sun, much@s se sorprendieron al descubrir que los adolescentes chinos estaban tan perdidos (y salidos) como los del resto del planeta, en este film iraní, todos los prejuicios contra la juventud de este país saltan cual metralla abochornando al espectador. Si, esta película deja con un palmo de narices a quien espere ver una peli de Kiarostami, Samira Majmalbaf o escenas de crudeza y miseria descarnada. Aunque, eso sí, hay mucho drama.
Sus protagonistas son músicos que quieren tocar dentro y fuera de su país. Lo suyo es el indie rock y son fans de Sigur Rós, Joy Division, The Beatles o The Strokes. Ellos llevan el pelo revolvible y bolsos cruzados y sueñan con visitar Islandia. Ellas leen a Kafka y conducen su peugeot 206 mientras sus novios cuidan de sus mascotas. Son tan reconocibles a tantos niveles, que podrías ser tú. Pero nacieron en un país en el que las mujeres no pueden cantar solas, cualquier actuación musical es ilegal, y hasta los niños denuncian a los músicos que ensayan en los áticos. Conseguir un visado y un pasaporte para viajar a Londres, más que una odisea, es una utopía.
Los géneros de este falso documental se suceden armónicamente. Te ríes, te enterneces, te reconoces, escuchas su música y, cuando menos te lo esperas, la realidad te golpea en los dientes. Y cómplice y sin defensas, es cuando el mensaje más contundentemente llega.
A la salida del cine, conmovida, melancólica, dispersa, tras haber puntuado con un notable alto la perlita que acababa de ver, un mimo se me acercó y me regaló un bolígrafo a cambio de una sonrisa.
* Me quedé sin ver: Precious, que ha entusiasmado y tenía una pinta fantástica ya sólo sobre el papel; Taking Woodstock, porque aunque según algunas sea un pastelito, Ang Lee es Ang Lee; Daniel y Ana, la sorpresa de Horizontes Latinos; y Das Weisse Band del sádico pero interesante Michael Haneke.
* Deberes cinéfilos: tomarme una píldora para la invisibilidad cada vez que vea una peli con coloquio. Escuchar curiosidades varias del equipo de la peli es un regalazo, pero que las azafatas se paseen aburridas por entre las filas micrófono en mano ante las decepcionadas faces del director, productor y actor, es un bochorno. Se ve que en Donosti tampoco se pregunta...
* Deberes cinéfilos: tomarme una píldora para la invisibilidad cada vez que vea una peli con coloquio. Escuchar curiosidades varias del equipo de la peli es un regalazo, pero que las azafatas se paseen aburridas por entre las filas micrófono en mano ante las decepcionadas faces del director, productor y actor, es un bochorno. Se ve que en Donosti tampoco se pregunta...
Escribiendo crónicas festivaliles, me siento como una mezcla entre la rana Gustavo, el reportero más dicharachero y el compañero de Gurb en Sin noticias de ídem...
ReplyDeletepues a mí me encanta como las escribes... no me pierdo la de los gatos persas!!! la otra, me lo pensaré...
ReplyDeleteBesitos.
Sin ninguna duda, me quedo con las ganas de ver la de Gobhadi. Y no sólo porque adoro "Las tortugas también vuelan", sino porque el asunto que ahora trata el director me parece fascinante, crítico, crudo, brutal: ¿nos suena de nuevo ese verdadero compromiso arriesgado que tanto le falta al cine español, ese cine que va de social y comprometido pero que no lo es nada de nada de nada?????????????????
ReplyDeleteAl final me lo llevo todo a mi terreno XP Pero es cierto... ¡Como echo de menos estas cosas aquí, en un país en el que, aunque haya censura basada en "ignorar al diferente y al atrevido", no te da la policía una paliza y no te ponen un mes de arresto domiciliario por hacer una peli rebelde! Ains...
Esperamos nuevas crónicas, Greek Girl :D
Fantástica crónica, gracias!!
ReplyDeleteTengo desde hace mucho tiempo por casa la pelicula Las tortugas tambien vuelan, y despues de leer tu cronica de esa pelicula del mismo director me han entrado unas ganas tremendas de verla. Me la apuntare por si la estrenan...
ReplyDeleteY sobre la primera pues tambien me la apuntare porque el argumento me ha llamado la atendion aunque no tenga un final redondo, merecera la pena verla..
Joo yo tambein quiero ver preciouss.. tiene tan buena pintaa..
Esperamos tus siguientes cronicass festivaleras!
Besoss