Como
desconocedora del universo Star Trek (aunque potencial trekkie), confieso que esta Into darkness
no sólo me ha gustado, sino que me ha dejado con buen sabor de boca. Tal vez si
el nivel del blockbuster medio no insultara la inteligencia del espectador, ni
apestara a fritanga (¡ay!), ni se pusiera mucho más énfasis en la
espectacularidad visual (y destructil) que en el guión, puede que la segunda
entrega de la tripulación del nuevo Enterprise solo destacara levemente sobre
el resto de los blockbusters (o nada en absoluto), pero, como desgraciadamente
no es el caso, y este es el año de las decepciones cinematográficas, la peli sorprende
gratamente y destaca merecidamente en la cartelera.
Entretiene,
divierte, emociona, tiene actores carismáticos (estupenda la química entre
Quinto y Pine) y un malo maloso más carismático aún, escenarios originales e
impecables, resulta visualmente deslumbrante sin apabullar y no trata la
inteligencia del espectador como si este tuviera el coeficiente intelectual de
un tronista.
Es
cierto que pasan demasiadas cosas, y que, a veces, lo hacen demasiado rápido
(el ritmo es trepidante) y sin demasiadas explicaciones (overplot que solo se
soluciona en las series). Otro punto negativo es que está cortada por el mismo
patrón que la primera (innovación 0) y que, al digerirla, si eres un poco
quisquillos@, puedes descubrir algunos peros en el guión.
Algunos
trekkies se quejan, además, de que la carga filosófica y trascendental de la
saga se ha perdido por completo (entretiene, pero que nadie espere profundidad,
escenas o diálogos memorables). Es probable que esta Into darkness sea una
actualización descarada y con poca o nula imaginación de La ira de Khan, pero
todos los que no conocemos la película del 82, nos perdemos las odiosas expectativas
y comparaciones.
En
cambio, aunque no le ponemos demasiadas pegas a las escenas de acción, descubrimos
que no es tan dark como nos la pintan
y nos quedamos con ganas de conocer más a algunos miembros de la Enterprise (habríamos
deseado, sin dudar, más minutos y más desarrollo del villano en cuestión, el
genial Benedict Cumberbatch, del que resulta imperdonable ver doblada su voz
cavernosa y perderse su dicción exquisita), entre otros personajes algo
desaprovechados. En mi caso, confieso que estoy hasta el infinito y más allá de
que, en este hipotético futuro, los personajes femeninos, básicamente, sólo sirvan
para crear conflictos/abrir líneas argumentales/desarrollar a los personajes masculinos,
llevar minifaldas como prácticos (y comodísimos) uniformes, hacer stripteases
absurdos o hablar klingon para deleite de los big bang guys of the world.
Sin
embargo, a pesar de estos irritantes y aburridos contras, en conjunto, esta Into darkness
de J.J. Abrams resulta un saludable, refrescante y más que digno
entretenimiento en este descafeinadísimo verano del 2013. ¿Qué opinaría de ella Sheldon Cooper? ;)