The best
Spielberg is back!
Pocas
frases ilusionan más a un/a niñ@ ochenter@ que “¡el mejor Spielberg ha vuelto!”. Confieso que en un repaso a mi
educación cinéfilo-sentimental, el rey Midas ocuparía un puesto de honor,
seguido por George Lucas y, más que posiblemente, Robert Zemeckis. Las raíces
de mi cinefilia, lo quiera o no, han sido plantadas y abonadas por estos 3 señores
y, como todo el mundo sabe, la infancia es la patria de la mujer (y del hombre)
y donde están tus raíces, está tu corazón.
No
habría llegado a la novela de Ernest Cline de no haber sido por su recién
adaptación cinematográfica. Ready Player
One no es uno de los libros de mi vida, sin embargo, tuve que contenerme,
por problemas oculares, para no merendar sus casi 600 páginas en 4 días, ya que
hacía muy mucho que no disfrutaba de semejante nivel de adicción, disfrute y
sano escapismo. Y es que, de vez en cuando, ocurre: vuelvo a sentirme como la
niña que, a finales de los 80, leyendo La historia interminable, descubrió
que la realidad era solo una de las posibilidades y que había otros mundos,
casi siempre mejores e infinitamente más apetecibles, en los que poder habitar.
Tod@ amante de las historias conoce esta sensación. Tod@ amante de las
historias sabe lo que es vivir en OASIS”.
“This is not a
film that we’ve made. This is, I promise you, a movie”. Spielberg
sobre Ready
Player One
La
duda, entonces, era inevitable: ¿estaría la (¿autodenominada?) biblia geek en
buenas manos en su salto a la gran pantalla? ¿qué Spielberg íbamos a
encontrarnos: el serio para el que el palomiterismo no está reñido con la
calidad o el “moviemaker” con el piloto automático? Desgraciada y
dolorosamente, el segundo. Para horror e indignación de (casi) cualquiera que
haya disfrutado con la novela, Spielberg toma la historia de Ernest Cline, la
desprende de su oscuridad ciberpunk y de su condición de distopía,
y la reduce a un producto mucho más ligero, cool, soso, comercial,
intrascendente y crowd-pleasing, más apto, en definitiva, para satisfacer a un
público infantil-juvenil.
Novela vs Película
Los
cambios y mutilaciones eran inevitables: por cantidad (600 pages, ladies &
gentlemen), por falta medios técnicos (recrear escenas de películas al detalle
y cambiar al prota por el original dispararía el presupuesto desorbitadamente),
por incompatibilidad de lenguajes, por economía narrativa, por falta de
derechos de autor, etc, pero, en esta ocasión, más que “basada en…”, habría que
decir que Ready Player One está “ligeramente inspirada en la esencia de
su novela homónima”. No todos los cambios son negativos, pero en esa tierra de
nadie en la que han acabado asentando la película, han sacrificado todo lo
interesante que dotaba de personalidad, cierta profundidad y alma a la novela.
[A partir de aquí
spoilers del film y la novela à gogo, Siga leyendo bajo su renponsabilidad]
Esto era una distopía,
¿verdad?
En el libro:
.
Ernest
Cline no es George Orwell, ni Ray Bradbury, ni Aldous Huxley, pero Ready Player One hunde sus raíces en un
futuro lo suficientemente terrorífico e inquietante como para que el llamado
“holy grail of pop culture” se asiente en una base sólida. Las primeras 100
páginas de la novela describen la vida de Wade y el mundo que le rodea, pero
una vez inmersos en la acción adrenalínica del concurso, las pinceladas de
cruda realidad nunca dejan se sucederse. Sentimos que estamos ante un futuro
escalofriantemente posible en el que la brecha entre ricos y pobres se ha
disparado sideralmente y en el que la mitad de la población pasa hambre. Sufrimos
con el grado de pobreza con el que convive Wade y la devastación del cambio
climático nos sacude en pasajes en los que “hasta la nieve cae sucia”. Art3mis
desea ganar desesperadamente el concurso, no tanto para preservar la integridad
de OASIS, sino para hacer un uso responsable y solidario de la desorbitante
fortuna que ofrece. Su intención es salvar el mundo combatiendo tanto el hambre
como el cambio climático y luchará con fiereza para conseguir su objetivo hasta
el final (contagiando al propio Wade).
En
lo que respecta a IOI, the bad guys,
la encarnizada lucha para conquistar OASIS (o la jugosa destrucción y
privatización del único remanso de diversión, libertad y cultura que le queda a
la humanidad) conlleva muchos daños colaterales. El nivel de amoralidad y
psicopatía tanto de IOI como del propio Sorrento quedan patentes desde el
principio (y posteriormente se nos subraya mediante los esclavos por deudas en “cadena
perpetua” que mantienen hacinados en la propia empresa). La bomba escondida en
la “casa” de la tia de Wade asesina a cientos de personas porque al detonar
causa un efecto dominó imparable y devastador en las torres colindantes (Nadie
hace caso a la noticia porque asumen que se trata de algún laboratorio de
drogas casero y porque “unas cucarachas
humanas menos no tienen importancia”).
Los
high five no tienen más remedio que proteger fieramente sus identidades en el
mundo real (Wade cruza medio país para cambiarse de casa) y de exponer sus
avatares en lugares públicos lo menos posible para evitar morir en ambas
realidades. Sin embargo, Daito no tiene tanta suerte y es asesinado en su
propia casa cuando los secuaces de Sorrento lo sorprenden y lo arrojan por la
ventana. Se negaba a conocer a su mejor amigo en el mundo real, estaba
completamente solo y era hikikomori (en mayor o menor grado, todos los
personajes lo son).
No
hay protagonistas guap@s y felices. Wade, Art3mis y Aech tienen lógicos
problemas de peso, todos padecen las consecuencias físicas y psicológicas de
vivir aislad@s y en completa soledad.
En la película
Se
nos dice que el mundo está muy mal, pero, salvo unas cuantas casas de cartón en
un plano brevísimo y las insultantemente animadas y festivas torres rodeadas de
escombros, no llegamos a sentir esa amenaza. Ni la pobreza, ni la hambruna, ni
el cambio climático tienen el más mínimo protagonismo y son desechados por oscuros
e incómodos (¡a ver si l@s niñ@s preguntan, alguien se asusta o les rebajan la
calificación por edad!). Vemos a gente bien vestida y conectada a OASIS por las
calles, cuando eso sería impensable (todo el mundo preferiría la seguridad de
su casa). L@s esclav@s por deudas de IOI se nos muestran en una pequeña y muy descafeinada
parte en la que Art3mis se autoinmola para proteger a Wade (la Art3mis del
libro nunca haría eso). Los malos malosos son más patéticos que malos, ningún
protagonista es asesinado, nadie sufre verdadero peligro (Sorrento no es capaz
de disparar a Wade porque, en el fondo, el pobrín, no es más que un buen chico
incomprendido) y tod@s consiguen su happy ending; la bomba destructora no lo es
tanto (cae una triste torrecita, muere la tia de Wade y su novio abusón y poco
mas), IOI no solo no es nada amenazadora, sino que está llena de geeks
simpáticos que colaboran en the hunt y parece que no han vendido su alma al
diablo (¡incluso se alegran cuando Wade encuentra el egg!).
Todos
los personajes principales están delgados y saludables en el mundo real. Nadie está
deprimido, ni tiene verdaderos problemas de socialización y tod@s son más o
menos fotogénic@s o directamente guapos (¡y ninguno tiene acné!). ¿No es
maravilloso?
¿Cómo carajo funciona OASIS?
Comienza
la cruenta carrera, la primera prueba de the hunt y descubrimos que el avatar
de Wade y su pelo perfecto conducen nada más y nada menos que ¡el deLorean de Back
to the future! Jesus, mother and Joseph, ¿pero de donde ha sacado
dinero la paupérrima criatura para comprar semejante joya? No se nos explica y,
por lo tanto, deducimos que OASIS vendría a ser una réplica virtual de
internet: pagas una cuota fija o eres un/a hacker habilidos@ y… ¡viva el
ciberespacio libre! ¡Error! El acceso a OASIS es gratuito, pero viajar por él y
disfrutar de gadgets potentes y/o mágicos, cambios de look vistosos o de
transportes como el coche de Marty McFly, no lo son (con excepciones como que
te inviten a un chat privado o te transporten solidariamente a alguna parte).
No se puede trackear al friend de turno en cualquier planeta y presentarte allí
en tres segundos free of charge. No way!
El
único lugar al que puede desplazarse Wade al comienzo de la historia, antes de
forrarse a base de sponsors (no, las pruebas no regalan dinero, solo puntos), además
del aburrido starter planet Incipio, es Ludus, que vendría a ser algo así como
el planeta escolar y única oportunidad de chic@s que, como Wade, no pueden
costear su educación. Es allí donde encuentra the tomb of horrors y la primera
llave mientras Art3mis, que más tarde encabezaría la clasificación, le pisa los
talones.
La obsesión ochentil de
Halliday
Como
Halliday vivió su época esponjil en los 80, es lógico que OASIS esté diseñado a
imagen y semejanza de las películas, series, libros, videojuegos, anuncios de
televisión, canciones y comics que le marcaron. Pero por si esto no fuera
suficiente para disparar la cultura ochentera de la muchachada en pleno siglo
XXI, prepararse para the hunt y ser capaz de descifrar sus complejos acertijos
entre llaves y puertas y triunfar en las pruebas, implica estudiar machaconamente
hasta licenciarse magna cum laude en Hallidaysmo. Art3mis y Wade tardan 5 años
de estudio concienzudo y 12 horas de investigación diarias en descifrar la
pista que les lleva a la primera llave. Ahí es na’.
En
la película no se explica porque the hunt es tan descaradamente ochentera. Se
deduce por lo poco que sabemos de Halliday, y se asume que los 80 son cool, entusiasman
a todo el mundo y son más apetecibles que ese mundo al borde del apocalipsis.
Nada más.
La complejidad de las
pruebas
Era
imposible que la película pudiera recrear todas las pruebas en 2 horas largas,
asi que han mutilado, no solo la complejidad de las pistas, sino la mecánica
del concurso en sí. Una llave no conduce directamente a una puerta en la novela,
sino que supone otra pista que lleva a la puerta en cuestión. Una vez
encontrada la puerta, el gunter puede pasar hasta por 3 fases/pruebas distintas
hasta conseguir la próxima pista. Aunque dolorosa, resulta comprensible
semejante escabechina. Lo que cuesta más entender es por qué, a excepción de El
Resplandor (lo mejor de todo el film), todas resultan tan descafeinadas.
Una vez más, se ha sacrificado el
ingenio y la habilidad por la vacua espectacularidad visual.
Lo
que más pupa me ha hecho:
No
ver el flicksync de Juegos de guerra.
No
ver el flicksync de Los caballeros de la mesa cuadrada.
Wade
no gana la vida extra monedil por ganar una apuesta con el curator/Ogden
Morrow, sino que se la gana limpiamente jugando una partida perfecta de pacman.
La
llave de jade está envuelta en una especie de papel de aluminio y aunque la
inscripción advierte “Continue your quest
by taking the test” Wade sospecha
que la pista se encuentra más en el envoltorio que en la propia llave. De
repente, tiene un insight sobre una de las mejores películas de todos los
tiempos, y pronuncia “the unicorn!”. Como por arte de magia,
el papel se convierte en un perfecto unicornio clavadito al del film de Ridley
Scott. Y te descubres a ti mism@, pronunciando al mismo tiempo que Wade: “the Voight-Kampff
test!”. Ains, ¡que momentazo nos han robado!
Cambios absurdos en los
personajes
Hay
una ley estética inquebrantable que una película palomitera no puede saltarse:
los protagonistas tienen que ser jóvenes, delgados y guapos. Por lo tanto, era
lógico que se pasaran por su hollywoodiense forro que Wade se tirara toda la
novela luchando contra la báscula y que Art3mis y Aech padecieran sobrepeso en
el mundo real (la primera es incluso definida como “rubenesca”).
También
sus avatares están excesivamente tuneados con peinados ultracool, tattoos, cutis
alienígenas, trajes “étnicos” y una esbeltez envidiable. Solo a Aech, por algún
motivo incomprensible, le cambian al chico ario por una mole de raza negra.
Cuando Wade y ella se conocen en el mundo real, tras el emocionante shock, Aech
le confiesa que, según su madre, OASIS era lo mejor que les había pasado a las
mujeres negras porque escondidas tras un avatar masculino y hetero conseguían
un trato y unas ventajas que en el real world serían impensables. También
admite que su madre la echó de casa por ser lesbiana. Parece ser que en el
futuro se ha sufrido un triste retroceso en materia de derechos humanos que,
obviamente, en un producto familiar no iban a incluir.
Y
si bien Wade era un prodigio informático y una mente privilegiada para la
tecnología y en el film no podemos apreciarlo, Art3mis era una biblioteca
cósmica de conocimientos, una especie de Hermione Granger del futuro que lidera
la clasificación desbancando a Wade en varias ocasiones. Además, era la más idealista
y altruista del grupo: quería ganar para salvar la humanidad. En el film no nos
dejan apreciar su inteligencia o nivel de ingenio e intentan compensarlo: 1)
Haciendo que sea ella y no Wade quien se carga el escudo de protección del
castillo desde las entrañas de IOI (se
deja atrapar por estos para proteger a Wade sin que se nos explique por qué le
cede semejante protagonismo y él le devuelve el favor rescatándola de una celda
que se abre… ¡por dentro! WTF?), y 2) convirtiéndola en la cabecilla de una típica
y tópica resistencia de la que no se explica nada y que en la novela no existe.
Spielberg
quería un niño en la película. Eso es así. Le dio igual que una criatura de 11
años no pudiera estar preparada (no habría podido disponer de tiempo para
alcanzar el nivel de entrenamiento y de
investigación que requería la búsqueda del famoso egg, a menos que viviera
exclusivamente para eso). ¿Acaso la coherencia no está sobrevalorada? Por lo
tanto, han aprovechado el hecho de que Shoto era el más joven del grupo (aunque
no un niño) en la novela y le han rebajado la edad (y el nombre). También
aprovecharon el hecho de que Daito y Shoto fingieran ser hermanos en el libro
para convertir el vínculo en algo real en la película. Muy cuqui.
Aunque
tal vez el cambio más doloroso sea comprobar como un tópico pero competente
capullo psicópata en la novela (Nolan Sorrento), queda reducido al típico
adulto pelele e incompetente sacado de una peli de John Hughes, al que incluso
abofetean las personas que trabajan para él (también era un experto en pop
culture a pesar de tener un grupo de cabezas pensantes vía pinganillo).
Ogden
Morrow, por otra parte, está mucho más presente en la novela. Invita a los high
five a su fiesta de cumpleaños (que en el film han reciclado en cita
discotequera entre Wade y Art3mis), se cuela en el chatroom de Aech como espia
y les ofrece su casa como refugio anti-sixers en la prueba final.
Sobre
los personajes nuevos del film, poco que añadir. La empleada de Sorrento no
aporta nada y básicamente aparece para lucir palmito y flequillo cleopatril, y en
el caso de i-R0k, pasa de ser un gunter rico y mediocre amante del postureo que
envidia y chantajea a los protas, a una especie de matón/mago de elite en OASIS
que fundamentalmente sirve como comic relief en la película.
Relaciones
entre personajes
The
high Five
¿No es mucha casualidad que, de entre
tod@s l@s gunters del mundo, 4 buenos amigos pasen a liderar la clasificación
de las pruebas junto con Art3mis? Aech y Wade son muy buenos amigos desde hace
años, pero Shoto y Daito, que fingen ser hermanos en OASIS, conocen a los otros
3 miembros ya convertidos en high five y su reacción es de distancia y desconfianza
hacia el resto. A excepción de este duo, Art3mis, Wade y Aech son lobos
solitarios y nunca hay regalos de pistas entre ellos. Solo la prueba final, que
exige tres llaves de jade y les obliga a formar un trio, logra que unan fuerzas
para derrotar a IOI. Nadie conoce a nadie hasta el final. Daito muere asesinado
tras negarse a conocer a su mejor amigo Shoto antes de que los otros cuatro se
conozcan finalmente en la casa de Morrow para la prueba final. En el film, sin
embargo, tras unos encuentros muy forzados, la emoción del ansiado reencuentro
resulta muy anticlimática y acaban formando una especie de goonies
descafeinado.
Wade
y Art3mis
Se ha criticado la love story entre
Wade y Art3mis, tanto en el libro como en la película. En el primero, se acusa
a Cline de machista y en el film, se critica su simpleza y falta de
profundidad. En ambos formatos Wade siente un cybercrush previo antes de
conocerla, pero mientras que en el film se hacen colegas de forma instantánea,
sus equivalentes literarios comienzan un intercambio tímido de e-mails hasta
acabar quedando juntos en OASIS tras mucha insistencia por parte de él. Es un
proceso que dura meses y Wade confiesa que nunca ha sentido una conexión tan
inmediata y profunda con nadie. Tan satisfecho y feliz se siente con esta
relación (recordemos que no tiene nada y a nadie), que the hunt pasa a un
segundo plano y deja de poner el corazón en ella.
A la peli se le agradece habernos
evitado la faceta testosterónea de Wade (“me gustas desde hace tiempo. No te
resistas: acabarás siendo mia, muñeca”), pero, al mismo tiempo, no se llega a
sentir esa química entre ambos y todo resulta demasiado acelerado y
superficial. Cuando Art3mis pone distancia en el baile/fiesta de cumpleaños
para que ambos se centren y retomen la búsqueda con el compromiso del comienzo,
Wade sufre una depresión profunda y comienza a acosarla y a suplicarle que no
lo aparte de su vida (creepy pero comprensible en su desesperada y solitaria situación).
En el film Wade no sufre de mal de amores porque nada más poner distancia
Art3mis lo secuestra para formar parte de la resistencia.
Wade
y su tía Alice
Wade es un huérfano dickensiano
clásico: el único familiar que tiene en el mundo lo detesta. Además, su tía
vende todos los aparatos que sus expertas manos consiguen arreglar como pago
por su manutención. Es por este motivo que Wade se pasa la vida en su refugio
secreto. El chico no intenta salvar a nadie al conocer la noticia de la bomba
porque sabe que es imposible y la pérdida de su tía, a pesar del lógico shock y
sentimiento de culpa, no le supone un trauma. La persona que más le duele
perder es la señora Gilmore, una entrañable ancianita que lo alimenta y mima como
una abuela sustituta.
En la película nos subrayan que si su sufrida
tía no ejerce de tal es por culpa de su abusón y anulador novio (la peor forma
de usar la violencia de género) y Wade es tan buen chico que, al conocer la
amenaza de la bomba, intenta salvarla por todos los medios. No existe vínculo con
Mrs Gilmore en el film y sería imperdonable que Wade quisiera a esa desconocida más que a su propi tía. Al
fin ya al cabo, no es demasiado spielberiano que no se haga una edulcorada apología
de la familia biológica por encima de todas las cosas.
Moraleja
final
Tras
dos horas y cuarto de festín visual, diversión, happy ending y malos de
pandereta, Halliday nos suelta que vivamos en el mundo real porque es el único
sitio real en el que se puede encontrar la felicidad. Sin embargo, ese discurso
no solo resulta endeble tras todo lo vivido, sino que resulta contradictorio.
Viene a ser como el pacifico gigante de hierro convertido en uno de los letales
Mazinger Z.
¿Cómo
no vamos a querer vivir en OASIS si no hemos sentido el peligro que asola el
mundo o la amenaza que supone IOI?¿Quién va a preocuparse de los efectos de
vivir en el mundo virtual si no hemos visto el estado físico y el psicológico
de aislamiento, tristeza y dolor de los hikikomori protagonistas, ningún
protagonista muere y todos acaban felices?
Hay
un momento en el que Wade se va a vivir lejos de “su casa” para evitar que IOI
lo mate y alquila un piso y no sale de el en meses. Pierde a sus amig@s, no se
asoma ni a las ventanas, le llevan la comida y artículos básicos a casa, pierde
la noción del tiempo… Solo vive en el mundo real para comer, ir al baño y
dormir y odia esos breaks. Engorda muchísimos kilos y tiene que imponerse un
programa diario de ejercicio y una dieta. Llega a tal extremo, que utiliza unas
vitaminas “compensa falta de sol” y un producto para perder todo el pelo de su
cuerpo, en parte para que su traje se adhiera bien y en parte para no perder el
tiempo en cosas como afeitarse y lavarse la cabeza. Y en esa imagen de un chico
calvo de 18 años totalmente aislado del mundo, viviendo voluntariamente en
Matrix, estaba el warning call más potente sobre las consecuencias terribles
del aislamiento, soledad y toxico escapismo del mundo que se nos viene encima. La
novela no es el mejor capítulo de Black Mirror, pero la famosa serie
británica tampoco es para todos los públicos. En un producto taquillero habría
tenido la fuerza y el calado suficiente como para formar parte del imaginario
colectivo.
La
solución obvia y naif a lo Disney Channel de “vamos a prohibir OASIS dos días por semana porque hay que vivir en el
mundo real con los seres queridos”, no solo es insultante para el público,
sino que sería un desastre para OASIS. Considerando que la mayoría de los
negocios y la educación pública se gestionan a través del invento de Halliday,
esto tendría unas consecuencias catastróficas para la economía y las futuras
generaciones.
Conclusión
Y
volviendo a la cita del comienzo, Ready Player One es una entretenida
movie, pero tenía potencialidad de ser un film. ¿Quién puede contentarse con
eso? Además, se echa imperdonablemente de menos que dos de los mayores iconos
ochentiles, el propio cine de Spielberg y Star Wars, tengan escasa o nula
presencia en el film (la palabra “padawan”, algún juguetito, nada más). Basar
una película en la nostalgia ochentera y no recrearse en ambos es como ir por
primera vez al Reina Sofía y no visitar el Guernica. No tiene sentido.
Querido Spielberg,
sintiéndolo mucho, tal vez no deberías haber dirigido tú esta película.
*